Me tumbe entre la pared de roca derrumbada y una carreta destrozada. La sangre resbalaba a chorros por mi pierna, rompí la tela con una daga y sin dudarlo cauterice con precisión quirúrgica la herida de veinte centímetros en mi muslo. Contuve el dolor mordiendo mi labio hasta hacerlo sangrar, respire entrecortadamente y cerré los ojos por un segundo. Rasgue mi blusa y vende mi herida, ya era tiempo de regresar al campo de batalla.
--Estas loca! Tú te quedas!
Un mago me tomo del brazo y me detuvo de salir al combate.
--Falco, este no es el momento, soy la única hada que queda del escuadrón. Me necesitan!
El muchacho se quedó estático, creí que había comprendido, pero sujeto mi mano con fuerza.
--No, estás muy herida. Es cierto, eres la única hada que queda, te necesitamos... Te necesito.
Un nudo en mi garganta me impidió musitar palabra alguna. Mis fuerzas languidecieron a medida que Falco se acercaba a mí.
--Debi haberlo dicho antes. Deritri te amo, por favor quédate aquí, cuida de Pirse.
De su mochila cubierta de cenizas saco al pequeño Pirse, el diminuto Dribolo estaba herido mortalmente, sin cuidados de urgencia no tardaría en morir.
--Conseguí una hierbas, no preguntes cómo, se que tú sabes curar con esto, por favor salvalo.
Había demaciado en mi cabeza, la confesión de Falco era la gota que derramó el vaso. Sus ojos llorosos y vidriosos eran sinceros, tome a Pirse y lo deposite con cuidado en un pedestal derruido.
--Esta bien, pero en cuanto termine con Pirse me unirse al campo de batalla, sin pretextos.
--No si terminamos antes.
Falco acarició mi rostro, fue casi un impulso, uno que no esperaba de mi parte, yo lo besé, él correspondió tiernamente pasando sus manos por mi nuca.
Grisde llegó junto con el equipo militar de su abuelo. El general Gundar se había quedado en el campo de batalla en Krukta. Quizá ganamos la batalla, pero perdimos más de lo esperado.
La intepida Grisde se había convertido en la jinete de Sibarinda, por lo que llegó antes para atacar por sorpresa desde los cielos.
Pirse agonizaba y llamaba a Falco en sus delirios como yo llamaba a Muedy y a Gox en mis pesadillas. Con dolor y angustia, con una completa y absoluta agonía.
En tan sólo siete meses, después de que Muedrieder desapareció, la guerra se había convertido en una realidad en las montañas a las afueras del abismo de Jol.
Salimos en su búsqueda después de que se canceló el examen. Fué una misión secreta, yo insistí en que me dejaran ir por mi vínculo con Gox.
Los reportes indicaban que habían desapariciones repentinas de hadas jóvenes en Krukta y en Kurutia, una ciudad costera al pie de las cordilleras nevadas. Las hadas eran todas marinas y auroras.
Grisde se unió al grupo con el pretexto de buscar limpiar el nombre de su abuela, pues la ex supremo regente seguía destituida e investigada por supuestos crímenes en contra de los reinos aliados, aunque atenuados por la intervención repentina de los elfos.
La misión de investigación se extendió por meses, hasta que un día, esa inofensiva misión de búsqueda sé convirtió en una de supervivencia.
Plentia estaba con nosotras. Había llegado junto con la princesa de una misión de espionaje.
Para ese entonces había perdido la capacidad de alegrarme por una pequeña pista. Nadie sabía de ella, solo había rumores flotando en un océano de incertidumbre.
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La Dama Blanca es un varón
FantasyÉl murió, eso es seguro... Y al reencarnar es un hada! Ahora buscara una forma de revertir su condición a toda costa y conquistar el corazón de su amada. Descubre si lograra su objetivo o finalmente aceptara ser una chica mágica con todo lo que ello...