↬Capítulo 7↫

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El chófer abrió la puerta.
En cuanto JiMin salió del coche, la multitud rugió de emoción, fotógrafos y fans gritaban su nombre.

Posó un pie en la alfombra roja, se giro hacia YoonGi y le tendió la mano con una encantadora sonrisa.
Sus jugosos labios rosados rogaban ser besados y el pelinegro se quedó hipnotizado contemplando su cálida expresión, era la tentación en carne y hueso, tendiéndole la mano.

Delante de tanto público, no tuvo más remedio que dejarse llevar, entrelazó sus dedos y comenzó a caminar detrás del más joven metiéndose de cabeza en la boca del lobo.

Las cámaras estaban en todas partes y todas apuntaban hacia la pareja. Cuanto más persistentes eran los flashes, más fuerte le agarraba JiMin la mano, más se aferraba a él. Era como si necesitara tener la seguridad de alguien a su lado, y YoonGi sentía la necesidad instintiva de protegerlo, aun cuando sabía que era una inclinación a la que debía resistirse con todas sus fuerzas.

JiMin sonreía sin parar ante los fotógrafos, saludando a la gente que los rodeaba como si hubiera nacido para ser famoso.

¿Nervioso? No lo parecía en absoluto, pensó YoonGi, el poder magnético de aquél hombre era increíble y no podía hacer nada para alejarse. Su misión esa noche era ser su apuesto galán, eso significaba mirarlo con adoración para dar la imagen que buscaban ante las cámaras, aunque cada segundo que pasaba sabía que le costaría más esfuerzo desenredarse de su hechizo después.

Un fotógrafo pidió ver la parte trasera del traje de JiMin. Él soltó la mano de YoonGi un momento, miró hacia él y le dedicó la mirada más sexy que había visto jamás.

Min sentía que la cabeza le daba vueltas, las cosas no iban bien, si iba a tener que pasarse cuatro horas fingiendo ser su enamorado acompañante necesitaba un mantra al que agarrarse algo que repetirse para impedir caer de cabeza a sus pies.

«No te enamores de él, YoonGi. No te enamores».

JiMin se había prometido entrar en la fiesta relajado, con una sonrisa en la cara, había planeado entrar como si fuera el dueño de aquel esplendoroso lugar con sus relucientes lámparas de araña de cristal, las carísimas botellas de champán y todo lo demás.

Diablos, era su fiesta, esa noche estaba dedicada a él. Ese era, precisamente el problema, al verse frente a frente con la gente
que abarrotaba el salón comprendió lo vana que había sido su promesa, siempre conseguía meter la pata y sonrojarse cuando alguien le hacía demasiadas preguntas personales. Las fiestas elegantes no eran lo suyo, ni lidiar con cientos de personas a la vez.
Una cena para dos, sin periodistas de por medio, se acercaba mucho más a su estilo.

Los presentes los rodearon. Querían hacerse una foto con la estrella, ofrecerle cumplidos, tocarlo.

Algunos tocaron a YoonGi también.
Y comenzó la inquisición.

◌Mi Atractivo Vecino◌ || [Yoonmin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora