↬Capítulo 9↫

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Después de recuperar el aliento JiMin le habló a YoonGi.

–Deberíamos irnos –dijo mirando a Min.

JiMin se sentía abrumado  por su cercanía, casi incapaz de pensar.
Por eso decidió escuchar a su cuerpo, lo único que deseaba sin lugar a dudas en ese momento era estar a solas con el atractivo pelinegro.
Quizá YoonGi actuaría como si su beso hubiera sido un error y en ese caso era mejor que no hubiera nadie cerca, o tal vez... Querría más.

Y en ese caso JiMin quería estar cerca de una cama, igual no volvía a presentarse una oportunidad como esa jamás.

–¿No tienes que quedarte? –preguntó el más alto.

JiMin negó con la cabeza.
Sabía que le reprenderían por irse pronto, pero no le importaba…
Ese hombre lo había vuelto incapaz de pensar en las consecuencias de nada.

–No. No quiero responder preguntas sobre el beso. Es mi fiesta y ya he tenido bastante –respondió el castañito, tomándolo de brazo con determinación.

–Bien, vamos, entonces.

Mientras se dirigían a la entrada, JiMin sintió la deliciosa libertad de poder escapar del brazo de YoonGi. La limusina emprendió la marcha por el corazón de la ciudad.

Sentado a su lado, JiMin todavía podía notar el sabor de sus labios. Se mantuvo quieto, tratando de comportarse como una persona decente, esperando alguna indicación de lo que YoonGi pensaba. Le costaba respirar, como si no pudiera llenarse de oxígeno por mucho que lo intentara.
Cuando miró a su acompañante, él le dedicó una media sonrisa.

–Vaya noche, ¿eh?

–Ha terminado mejor de lo que esperaba.

YoonGi río sin decir nada, JiMin plantó la mano en el asiento, entre los dos, con la palma hacia arriba pidiéndole con un gesto su contacto. El pelinegro bajó la vista a su mano y durante unos agonizantes instantes no hizo nada, JiMin estaba a punto de retirar su mano cuando al fin YoonGi se decidió y comenzó a acariciarle la palma con el pulgar.

–Esta es la línea de la vida –dijo, trazando una de las rayas de su
mano.

JiMin no podía estar más embelesado por su contacto, lo miró a los ojos, quería dejarse llevar donde aquello los condujera aunque sabía que debía contenerse pues era mejor esperar a llegar a su casa que empezar algo en la limusina.

«Tranquilo, no te alteres», se dijo.

–Si recuerdo bien, las líneas de tu mano dicen que eres una persona con la que se puede contar en los momentos difíciles –comentó Min.

Al bajito le gustaba eso.
Quería que la gente pudiera confiar en él, sobre todo sus padres. Aunque se sintiera como si no fuera capaz de ocuparse de su propia vida.

¿Pero era YoonGi quien le decía esas palabras?

–¿Sabes leer la mano?

–Se llama quiromancia, un arte muy popular en el Reino Unido. Mi tatarabuela era presidente de la Sociedad Quiromántica en Daegu –dijo y frunció el ceño, fingiendo seriedad–. Les preocupaba mucho conservar sus conocimientos y denunciar los abusos de los charlatanes.

–Es lo último que esperaba oír de ti, YoonGi.

Min sonrió, con sus miradas entrelazándose.

–Quizá no eres tan perceptivo como crees.

–Soy muy perceptivo y percibo que se te da muy bien guardarte las cosas.

YoonGi bajó la vista de nuevo y con suavidad, volvió a trazarle otra línea de la mano.

–Esta es la de la cabeza. La tuya dice que sabe leer los sentimientos de los demás. Empatizas con ellos.

–¿Lo ves? Te lo dije.

–También significa que cambias a menudo de opinión. No estoy seguro de que esa sea una buena cualidad, puede hacerle la vida difícil a la gente que hay a tu alrededor.

–Depende de cómo lo veas. Para algunos, significa que soy flexible.

–Tu línea del corazón está partida en dos –comentó YoonGi, observándole la mano con interés.

–¿Eso quiere decir que me lo han roto? –preguntó JiMin con la respiración acelerada.

¿Acaso YoonGi podía adivinar que era un alma solitaria y herida necesitada de amor?

–En realidad, significa que tienes la costumbre de poner los sentimientos de los demás por encima de los tuyos. Deberías concentrarte en lo que tú quieres, Minnie.

Esa era la primera vez que YoonGi lo llamaba por su diminutivo. Y le encantó.

Entonces, cuando Min empezó a acariciarle la mano, se quedó sin respiración.

¿Cómo era posible que pudiera excitarlo de esa manera solo con rozarle la mano con un dedo?

Intuía que YoonGi era capaz de eso y mucho más.

–Tu piel es muy suave –murmuró el pelinegro con tono sensual–. Podría estar tocándola siempre.

–Yo te dejaría hacerlo –respondió JiMin.

YoonGi se cambió de posición y se le entreabrió la chaqueta, lo suficiente como para que JiMin pudiera darse cuenta de cuál era el estado de su bragueta.

Estaba tan excitado como él.

Así que se relajó, al parecer, la atracción era mutua. Por suerte, el coche entró en el garaje del edificio.

El castañito se sintió despertar de un fabuloso sueño solo para descubrir que la realidad era aún mejor. No había salido de un coche tan rápido nunca en su vida, llegaron al ascensor en un abrir y cerrar de ojos.

Las cosas por fin estaban yendo como JiMin quería, y quería que todo saliera perfecto.

–¿Quieres... Venir a mi casa?

–Creí que nunca lo preguntarías –respondió YoonGi, tomándolo de la mano y dedicándole una sonrisa que delataba las ganas que tenía de devorarlo.













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『Próximo capítulo se viene lo bueno.

🌙Moon🌙

     Gracias por leer.♥♡』

◌Mi Atractivo Vecino◌ || [Yoonmin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora