↬Capítulo 25↫

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A esas horas, apenas había tráfico, y llegaron enseguida.

Cuando se cerraron las puertas del ascensor del edificio, JiMin lo rodeó con los brazos, acorralándolo contra la pared.

–La forma en que me estabas acariciando por encima de la tela del traje me estaba volviendo loco. ¿Tenías que hacerlo durante todo el trayecto? –le susurró el castaño, y lo besó, mordisqueándole el labio.

Lanzando un gemido gutural, YoonGi lo besó también, sin aliento. Le levantó la camisa de seda y llevó una de sus manos hasta los pezones de JiMin.

–Parece que me he metido en un lío –musitó Min, mientras, con la otra mano,le acariciaba las costillas, desesperado por poder quitarle la ropa y tocarle los glúteos.

El ascensor llegó a la planta once. A YoonGi le faltaba espacio en los pantalones. Agarró a JiMin de la mano y se dirigió a toda prisa a su piso. Mientras rebuscaba las llaves en el bolsillo, el castaño se puso de puntillas y le susurró dulces palabras al oído, bañándolo con su cálido aliento, volviéndolo loco de deseo.

Desnudándose por el camino, llegaron al dormitorio, fundidos en una maraña de brazos, piernas y besos. Necesitaba poseerlo, en cuerpo y alma, se dijo Min, invadido por una excitación incontrolable.

Cuando JiMin se quito el pantalón dejando casi expuestos sus glúteos, era como si a Min estuvieran ofreciéndole su premio, una recompensa que YoonGi quería solo para sí.

Le detuvo las manos antes de que se hubiera quitado la ropa interior y la camisa del todo, de forma que quedó con la camisa de seda desabotonada y unos pequeños y ajustados bóxers de encaje negro.

En la penumbra de la habitación, admiró su belleza.
YoonGi lo tumbó en la cama, sujetándole las muñecas por encima de la cabeza.

–¿Estás bien? –preguntó Min robándole un beso.

–Muy bien.

YoonGi posó la mano en uno de sus pezones, sintiendo que su sedosa piel rogaba por ser acariciada.

–No te muevas. Deja tus manos donde están –pidió YoonGi y se puso de pie.

–Lo que tú quieras.

Min se quitó los pantalones y los bóxers, sin dejar de contemplar como JiMin lo miraba.

–Estás imponente sin la ropa puesta, ¿lo sabes? –dijo el castaño.

–Yo opino lo mismo de ti –respondió YoonGi.

Se acercó de nuevo hasta besar su cuello, pasando por sus clavículas y deteniéndose en los rosados y erectos pezones de JiMin, los saboreo haciendo al castaño jadear, cuando creyó que era suficiente bajo hasta su abdomen dejando una hilera de besos húmedos a su paso, soplo cerca de su ombligo deleitándose al ver como la piel del contrario se estremecía.

◌Mi Atractivo Vecino◌ || [Yoonmin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora