Capítulo 3

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Los gemidos de mi vecina

- ¡Más rápido, Pierce! -La escuchó suplicar.

Meryl movía su pelvis frenéticamente contra el sexo duro de Pierce, no tenía suficiente de él, quería que tocara lo más hondo en ella, ¡lo desea tanto!

El joven respondiendo a la anterior súplica, continuó moviendo fuerte sus caderas para llenarla toda, toda su protuberancia recorría la cavidad vaginal de la rubia, lo mojada que estaba hacía aquel ejercicio mucho más placentero. Los senos blancos y firmes de Meryl se movían al compás de cada penetración, esa era para el joven Brosnan la mejor vista de su vida y ese momento el mejor de todos, la experiencia de la mujer de ojos claros le hacía excitar, se sentía placenteramente manejado por ella, controlado, deliciosamente dirigido, ella era la del control.

Después de algunos minutos Meryl empezó a moverse en círculos sobre el sexo de él, lo hacía lenta y tortuosamente, era puro placer. El vaivén siguió por unos minutos más hasta que sintieron la necesidad de liberarse. Aumentaron el ritmo, cada subida y bajada era con velocidad, voracidad y fuerza...cada vez estaban más cerca de la gloria, podían sentir el orgasmo de cerca.
Uno, dos, diez, veinte y...

¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

"¡Maldito despertador!" Gritó en su mente, ni siquiera en los sueños podía terminar de correrse junto a ella. Otra vez había sido víctima de los sueños húmedos que Meryl producía en él, esas jodidas caderas lo tenían en las puertas del inferno...algo debía hacer o terminaría loco del deseo frustrado.

Se levantó con furia, desgana y lanzando maldiciones, debía apurarse si no quería llegar mucho más tarde a la universidad.

. . .

Era de mañana, la luz creciente de aquel día caluroso se colaba por las persianas color ambar de la habitación matrimonial, la rubia se removió varias veces en la amplia cama antes de abrir los ojos y contemplar lo poco que se dejaba ver del cielo con las persianas aun cerradas, giró la cabeza para mirar hacia el lado de Don en la cama y estaba vacío, él últimamente se iba más temprano, su obsesión por el trabajo era incomprensible al entendimiento de Meryl, pero bien, ella trataba de hacerle creer que comprendía su afán por llenarse de mucho más dinero y reconocimiento con sus esculturas.

Suspiró largo y cerró los ojos para disfrutar un poco más de aquellas sábanas blancas bastante acogedoras, ese día tenía el deseo de quedarse en la cama todo el día, pero no lo haría, eran más grandes sus deseos de pintar, quería pintar algo o alguien tal vez, pintar era para ella un pasaporte directo a la estabilidad emocional, era su reposo. Pasar todo el día sola en aquel amplio departamento en ocasiones era reconfortante pero muchas veces resultaba abrumante, tanta soledad no siempre era buena y Meryl pasaba así, en soledad, Don solo estaba algunos fines de semana en casa y de lunes a viernes lo veía nada más en las tardes, aunque no siempre fue así, Don iba algunas horas a sus oficinas de escultura para supervisar que todo llevara el curso correspondiente y luego regresaba a pasar tiempo con ella, pero eso fue cambiando, cada día se iba más temprano y todo lo que hablaba era de su trabajo...estaba tan cansada con todo aquello.

Tomó mucha fuerza de voluntad para levantarse y quedar sentada en la cama, esas sábanas blancas resultaban ser una gran tentación.

Pensaba en todo y en nada.

Después de meditar algunos minutos decidió darse una larga ducha, dejó que el agua se llevara todo el desánimo de aquel día y después de la ducha prosiguió a vestirse, optó por unos jeans negros ajustados y una blusa celeste en campesina, sus hombros blancos se podían admirar en el máximo esplendor gracias al sutil escote.

Después de desayunar con algo de fruta, pensó en la rutina, lo mismo de todos los días: Salir al super, asear un poco la casa, hacer el almuerzo y después de tener todo listo, empezar a pintar, su parte favorita.

Era mejor apurarse, le gustaba hacer las compras muy de mañana, el tráfico era menos y todos los lugares estaban más vacíos a esas horas, la mayoría de la gente prefiere hacer las compras en la tarde, por eso, con mucha más calma, ella disfrutaba de hacer las comprar muy temprano; aunque ese día iba algo tarde. Terminaría de arreglarse un poco para salir cuanto antes...

. . .

Caminaba muy deprisa por el pasillo, iba camino al ascensor con la cabeza gacha, era como si muy velozmente estuviera contando sus pasos ¡Dios! El profesor de arte lo mataría, a primera hora tenía un ensayo de una obra de teatro, él tenía el papel principal, ojalá no lo perdiera...era tanta la falta de control de Pierce por el afán de llegar rápido que chocó bruscamente con una sexy espalda...

-Auch...-Se quejó la mujer y dio la vuelta para ver al distraído que le había dado aquel golpe.

Todos los libros de Brosnan cayeron al piso, algunas hojas salieron volando, pero los bellos ojos de Meryl habían hecho que Pierce le restase importancia al desastre.

- ¡Diablos! Soy un completo tonto... -Alcanzó a decir segundos después del trance.

- Solo ibas distraído, cariño. -Le dijo suavemente y luego le dio un guiño.

"Cariño"... ¡Qué sexy sonaba todo de sus labios!

- Sí, perdón. Oh Dios, qué vergüenza. -Dijo apenado para después agacharse a recoger los papeles.

- Parece que no me conocieras, Pierce y solo fue un accidente. Te ayudaré a levantar todo esto y tomanos el ascensor juntos, si no estoy equivocada. -echó un vistazo a su reloj en la mano derecha. - ya vas tarde a tu clase.

Solo los dos en ese pequeño cubículo, eso no era nada bueno...

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Una preciosa niña me pidió que dedicara este capítulo a explicar la vida de Meryl en la historia y bueno, casi todo el cap estuvo enfocado a eso.

Espero les haya gustado, me gustaría saber su opinión, leer sus comentarios. Y si gustan, me dejan una estrellita 👉🌟👈

¡Gracias! ❤ #Peryl




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