Los gemidos de mi vecinaUna semana después:
Meryl y Pierce disfrutaban cada oportunidad que se les presentaba para poder estar juntos.
Las culpas se iban silenciando cada vez más en la cabeza de Meryl y en la mente de Pierce no había espacio para pensar en un mañana, él solo quería vivir con intensidad cada día, sin pensar en el después, era de los que vivía un día a la vez, como si fuera el último y esa capacidad de disfrutar lo que tienes ahorita, sin la necesidad de querer prever lo que sigue después, era una de las cosas que a Meryl más le encantaba de él.
- ¿Lista? - Preguntó Pierce al verla dudar.
- Lista...bueno, eso creo. -Respondió frunciendo el ceño.
- Y ¿piensas entrar al mar con tu salida de baño? - Cuestionó mirándola con ternura. -Meryl, te ves maravillosa. Tu cabello es perfecto, tu rostro es perfecto, tu cuerpo es perfecto...tú eres perfecta. Deja esas tontas inseguridades y muéstrate en todo tu esplendor. ¡Brillas tanto! Todos lo ven, solo falta que lo veas tú.
Meryl suspiró enamorada. ¿podía alguien ser más perfecto? Seguramente no. Pierce siempre buscaba la ocasión para subir su ánimo, para aumentar su confianza en sí misma. Era hermosa la forma en que él la veía, para él Meryl era lo más parecido a una diosa, a un ángel de paso por la tierra...Meryl era su mundo, su mundo ideal y siempre quería hacérselo saber.
- Gracias, mi amor. -Respondió con voz pastoso y Pierce se derritió al escucharla, aquella nueva forma de llamarle, le aceleraba el corazón.
Dejando a un lado sus miedos se quitó la salida de baño y dejó ver aquel bikini negro que ahora estaba robando algunas indiscretas miradas. Era un vestido de baño que constaba de dos piezas: un corpiño negro de tiras y una mini tanga del mismo color.
- Ya, vamos al agua. Me pondré furioso si esos bastardos siguen mirándote de esa manera. -le dijo riendo.
- No hay quien le entienda, señor Brosnan. -añadió ella rodando los ojos.
Juntos sumergieron sus cuerpos en aquellas aguas verde azul. Nadaron largo rato y cada momento era acompañado por algunos besos y caricias.
Ahora estaban un poco más alejados de la orilla. El lugar en donde estaban parecía solitario, nadie más estaba cerca, habían muchas personas, pero a lo lejos. Pierce vio la escena perfecta para calentar aquel pintoresco día.
- Maldita sea, vas a acabar conmigo, muchachito. -Musitó con los ojos cerrados, al sentir los dedos de Pierce tocar su centro.
Estaban juntos, muy cerca y abrazados. Meryl rodeaba el cuello de Pierce con sus brazos, él tenía sus manos en aquella sexy cintura y sus piernas estaban entrelazadas.
- Pierce, para, por favor. -Pidió con voz queda, junto a un débil gemido muy cerca de su oreja.
Aquello parecía una súplica para que él continuara, muy lejos de ser un pedido para que se detuviera. Él comprendió la referencia y siguió acariciando su centro, pero ahora más íntimamente. Rodó aquella tanga negra y empezó a acariciar directamente la feminidad de Meryl. Sus dedos se frotaban deliciosamente contra el clítoris. Meryl empezaba a sentir debilidad con tanto placer, estaba completamente recostada al cuerpo de Pierce, sus ojos estaban cerrados y reprimía los gemidos tanto como podía.
- ¿Estás lista? -Preguntó con voz ronca.
- Siempre lo estoy para ti. -Respondió con voz sensual y luego lamió el lóbulo de su oreja.
Pierce en una veloz maniobra bajó su bóxer, segundos después alzó la pierna derecha de Meryl a su cadera y la penetró sin piedad, con un rápido, salvaje y ágil movimiento. Ella soltó un jadeo al sentir tan placentera invasión. Lo que vino a continuación fue una serie de exquisitas estocadas, excitantes movimientos y un orgasmo que les robó el aliento.
. . .
- ¿No quieres pasar a tomar una taza de chocolate? -Preguntó ella con una sonrisa.
Hacía pocos minutos habían llegado de la playa y ahora se encontraba cada uno justo frente a su departamento.
- Claro que sí. Hace mucho frío, esa taza de chocolate nos sentaría bien, pero y...
- ¿Y Don? -Completó Meryl sin expresión alguna. -Por él no te preocupes, hoy no llegará temprano.
- Si esto no representa ningún problema para ti, encantado.
- Ninguno, así que adelante.
Meryl abrió la puerta y Pierce entró mirando hacia cada lado, se sentía incomodo ahí.
- No tarda el chocolate. Bueno, en realidad ya está preparado, solo es calentarlo.
Minutos después, con taza en mano, Meryl llevó a Pierce a su refugio, a su lugar favorito. Lo que ella había nombrado como su santuario.
- Este es mi lugar de escape. Amo pintar. -Comentó y luego dio un largo suspiro.
Pierce estaba sorprendido. Aquel chico lugar era realmente el escondite de una gran artista. Todos los cuadros que veía eran respetables obras de arte. Jamás imaginó a Meryl como pintora, nunca imaginó en ella ese enorme talento.
- Dios, Meryl. ¡Esto es impresionante! No sé que estás esperando para montar una galería y mostrar a todos, todo lo que tienes para dar al mundo a través de tu pintura. -Le dijo maravillado.
Meryl abrió la boca para responder y luego la cerró. Ese era exactamente su sueño: exhibir sus obras, no reprimir su talento. Pero sabía que era solo eso; un sueño, una hermosa fantasía que nunca se haría realidad. Ella no era lo suficientemente buena para sacar adelante todo aquello. Sí, sabía pintar, pero no era una verdadera artista. Eso creía...
- No creo que alguien pague lo mínimo por uno de mis cuadros, no lo creo. -Le dijo con una sonrisa a medias.
- Claro que sí. Sí pagarían por tus cuadros. Por ejemplo, yo daría todo lo que tengo por uno de ellos. -Le respondió animoso.
- Eres el mentiroso más adorable que conozco. - añadió, tocando la punta de su nariz,luego lo besó tiernamente y con una mirada afectuosa quiso transmitir toda su gratitud.
. . .
El tiempo pasaba y Meryl y Pierce seguían en su idílico amorío. No estaban levantando sospechas, tenían tiempo suficiente para salir juntos. Hacer el amor era cada vez más placentero y besarse parecía una actividad de vida o muerte entre ambos, las caricias eran constantes y las palabras afectuosas eran cada vez más espontáneas. Absolutamente todo marchaba a buen curso. Al parecer la vida empezaba a sonreirle a ambos.
Aunque hay que preocuparnos cuando todo va en calma...porque los más espantosos terremotos llegan cuando todo está en quietud. ¿Qué problema se les avecina?
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Tenía planeado algo diferente para seguir la trama...pero creo que lo mejor es dar fin a la historia, por lo tanto ya estamos en la recta final. 🙏 Gracias de verdad a cada una de las lectoras, gracias por siempre estar al pendiente. Por dejarme su voto y también las que se toman el tiempo de comentar. ❤ Me hace inmensamente feliz que gasten parte de su tiempo, leyendo esto que con mucho cariño escribí. ¡Gracias, hermosas! ❤
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|Los Gemidos de Mi Vecina|
Fiksi PenggemarMeryl Streep es una mujer de casi cuarenta años, llevando a sus espaldas un matrimonio y vida rutinaria. Su único escape son los lienzos en su cuarto de pintura. En un tiempo soñó con exponer sus obras en alguna lujosa galería pero la crianza de su...