Capítulo 8

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Los gemidos de mi vecina

¿Cómo explicar todas las sensaciones que experimentaba en se momento?  ¿Como describía la descarga eléctrica que recorría su cuerpo al escuchar aquella petición? 

  - ¿Qué dices Meryl, te quedarás aquí esta noche? - Insistió.
 
  - Pierce, no lo veo conveniente. Debo estar en mi casa. -Respondió cortante.

  - Pero no pasará nada si te quedas por una noche aquí. -Le dijo acercándose y abrazándola por la cintura, Meryl instintivamente cerró los ojos. Sentir su espalda pegada a los pectorales de Pierce era un deleite.

《Solo una noche》ella sabía que eso era ¡peligroso! ¡Qué difícil estaba resultando decirle que no! La petición estaba hecha una vez más... "Solo una noche". Aquello podría volverse adictivo y eso era lo que menos quería. Debía ser fuerte, aquello fue solo un "desliz", una tarde de buen sexo, eso le pasa a cualquiera...pensaba.

  - No, Pierce. Debo dormir en casa. -Le dijo alejándose. Si seguían en esa posición, muy seguramente dormiría ahí y harían el amor unas cuantas veces más. De solo imaginar las posiciones ya su sexo vibraba.

  - Tu marido no estará. ¿Quieres dormir sola en el departamento? Qué aburrida.

  - ¿Cómo lo sabes?  -Preguntó extrañada.

  - Estaban hablando lo suficiente fuerte para que los escuchara todo el edificio.

  - Sí, discutí con él. -Dijo avergonzada. -Hay tantos problemas...

  - Eso escucho... Las paredes son muy finas y yo he logrado escuchar todo, TODO.

Dedicó una mirada perspicaz a Meryl y esta frunció el entrecejo. ¿Que habría querido decir? La intriga le carcomía, pero no era hora para eso, ahora se encargaría de definir su "NO" como respuesta.

  - Ya debo irme. -Dijo finalmente.

  - Esta bien. Ya entendí que no te quedarás, pero por lo menos quédate a cenar.

  - ¿Cocinarás para mí? -Sonrió al imaginarlo cocinando para ella.

  - La culinaria y yo somos íntimos enemigos.

Meryl rió, lo imaginaba, no parecía tener el más mínimo talento si quiera para freír un huevo.

  - ¿Y entonces?

  - Pediremos algo. ¿Qué quieres cenar? -Preguntó sentándose en el mueble.

  - Hmmm, amo la pizza.

  - Yo prefiero las hamburguesas. -Dijo él.

  - Bueno, entonces pide ambas cosas.

  - Sí. ¿Coca u otra bebida?

  - Coca, obviamente. -Le guiñó un ojo y se sentó en el sofá con él.

Pierce tomó su celular y rápidamente pidió lo acordado.

Mientras esperaban hablaron de temas triviales y para su sorpresa aunque la diferencia de edad era realmente considerable, resultaron ser bastante parecidos, gustos similares y personalidades con alta congenialidad.

  - No imaginaba que te gustaba tanto la naturaleza. -Dijo Pierce dando un sorbo a su coca.

  - Pues ya vez que sí. Amo los lugares bastante alejados de todo el bullicio y contaminación de la ciudad o zonas muy aledañas. Siento que la naturaleza me comprende. Es un refugio, solo te escucha, nunca te juzga. -Respondió mirándole fijamente.

Brosnan aclaró su garganta y le sonrió. Meryl era una mujer realmente increíble, esa forma de expresar lo que sentía era maravillosa.

  - ¿Te gustó tu pizza? Digo, no sé si regularmente pides de esta marca.

|Los Gemidos de Mi Vecina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora