CAPÍTULO 7. FUERTE

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DEAN

Estaba completamente duro. Dolía por todas partes. Kim, ella estaba completamente sorprendida. Yo igual.

Quería hacer muchas cosas… cosas muy malas e indecentes.

Ella se levanta despacio y sacude su ropa.

—Eh…

—Váyase.

Ella me mira enojada.

>>¡Fuera de aquí!

Sus ojos me miran con ira.

—Está loco. Usted ha sido quien me ha besado.

Mientras ella se va y me deja solo, no puedo dejar de ver su cuerpo. Para haber tenido que pasar por tres partos, lucía increíble. Firmes piernas, cintura pequeña… y una boca de infarto. Aún sentado en el piso, no dejo de ver mi entrepierna. De verdad que estaba duro, si me ponía de pie alguien podía verme.

Lo bueno era que la mayoría de empleados ya se había ido, me quito mi chaqueta y poniéndome de pie empiezo a caminar; mi chaqueta cubriendo mi parte baja.

Llegando a mi departamento, no puedo pasar por alto lo que ha pasado.

Kim era verdaderamente hermosa, sus ojos eran increíbles, sus labios eran tan rojos como una cereza. Ella era la viva imagen de una mujer bella e inteligente.

Y yo estaba duro… por ella.

Por qué en el fondo sabía que aunque odiaba que me desafiase, también me excitaba. Su carácter era único, una mezcla de tranquilidad y furia.

Despacio desabrocho mi pantalón y bajo mi mano a mi erección.

¡Joder!

Me la imaginaba desnuda, sentada en la ventana de nuestra habitación, esperándome. Su rubio cabello cubría sus pechos, ella me veía con desafío, como si no supiera que quería follarla.

Bajo mi bóxer mientras acaricio mi polla.

Me imaginaba sus pechos, no eran grandes, pero sus pezones eran sensibles. Me la imaginaba a ella caminando hacia mí. Desnuda.

Mis manos recorriendo su cintura, mis labios besándola tan desesperadamente. Ella viéndome con mucho amor y deseo.

Aprieto la base de mi polla.

—Hazme tuya, Dean.

—¡Joder! ¡Kim! —sin planearlo grito mi orgasmo. Mis ojos se abren y trato de regular mi respiración.

Me levanto algo confuso.

Esto se estaba saliendo de mis manos.

Ella era una mujer con muchos compromisos, y yo no quería eso. Odia esas responsabilidades. Me gusta mi vida tal y como estaba ahora.

******

Estaba totalmente loco. ¿Cómo es posible que haya llegado a esto? Era acoso, estaba seguro… bueno, no tan exageradamente. Esto me estaba volviendo loco.

La había seguido.

Admito que cuando la vi saliendo de la oficina me preocupé y la seguí. Luego la vi recoger al menor de sus hijos y ahora estoy aquí. Escondido tras la pared de una clínica de niños, esperando que ella salga.

Luego de unos 20 minutos lo hace. Parece ser una cita médica de su hijo menor.

Kim se despide del personal y camina a una de las cafeterías de una plaza cercana. Ya ahi acomoda a su niño entre sus piernas y hace su pedido.

JEFE, QUÉDESE CON NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora