KIM
Dolía, incluso más de cómo lo recordaba. Con Joshua todo fue rápido que no sentí mucho, con Juaquín tuve muchas más molestias, pero ahora mismo siento que no puedo con mi vida. No eran contriciones fuertes, más bien era una molestia en mi espalda, por el peso. Ya no podía estar quiera y estaba desesperándome. No había dilatado nada desde que llegué. Y ya estaba pensando que este bebé nacerá por cesárea.
Mi hermana está junto a mí, es un gran apoyo.
—¿Los niños...? —pregunto y sobo mi espalda.
—La niñera está con ellos.
—Bien.
—Kim, luces un poco pálida. No te veo bien, con los otros peques esto parecía menos doloroso.
—Me duele la espalda.
Mi hermana se acerca mí y soba la zona afectada. Al menos ese me relaja un poco, cierro mis ojos y me duermo un poco.
Cuando me levanto, escucho algunos murmullos en la puerta.
—¿Margaret? —pregunto al ver a mi invitada. Ella camina hacia mí y me abraza.
—Lo lamento, no quiero incomodar. Solo quiero saber cómo está el bebé.
—¿Cómo te has enterado?
Dios, ello significaba que el odioso de Dean sabía también.
—Yo la llamé —admite mi hermana.
La veo un poco enojado, pero evito el estrés. No necesitaba eso ahora mismo.
—No se lo he dicho, Kim. Mi hermano está regresando de un viaje.
—Da igual.
—Kim...
—Solo necesito que saquen a esta bebé de mí. No aguanto más.
Gracias al cielo, ingresa una doctora y algunas enfermeras.
—Son las ocho de la noche. Me han dicho que no pasamos de dos, ¿es así?
—Sí.
—Bien. Si no haz dilatado nada, cariño, debo decirte que el quirófano nos espera.
—Lo sé.
—¿Será tu primera cesaría?
—Sí —exclamo mientras ella revisa mi cuerpo.
—No estés asustada, con los años se nos complica un poco más.
—Lo sé.
Ella me revisa detenidamente, luego me mira mientras le dice algo a la enfermera.
—Sé que estás cansada de esto, pero seré muy honesta. Es tu decisión, podemos hacer esto rápido y traer a tu bebé, o podemos esperar a que tu cuerpo decida dilatar más, aunque a este paso no lo creo.
—Puede preparar el quirófano.
—Claro que sí, déjame e informo al personal.
—Gracias.
Ella sale con todo su equipo, luego de eso algunas enfermeras empiezan a darme indicaciones.
—¿Todo bien, Kim? —pregunta mi hermana. Margaret ingresa minutos después.
—Será una cesárea. Los niños están solos, debes ir con ellos.
—No quiero dejarte sola.
—Yo me quedo con ella. Ve tranquila —admite la menor de las tres.
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JEFE, QUÉDESE CON NOSOTROS
RomansQuedarse viuda y con tres hijos resultó ser lo más difícil que jamás imaginé. Llevaba un estilo de vida que no sabía era existente, apenas dormía lo suficiente como para decirle a mi cuerpo que soportaría otro días más. Entre ser mamá, trabajar, aca...