Pasaban los meses y llegó el invierno, y la señora de Sourzy se vio obligada a permanecer encerrada en la casa. Las fuerzas la abandonan por momentos. Sufría extraordinariamente por la situación en qué se hallaba en aquella casa, por las reflexiones desagradables de lady Stanville, y por las críticas acerbas y siempre injustas de que se hacía objeto a Liliana.Su salud, con una existencia apacible y con muchos cuidados, hubiera podido mantenerse muchos años todavía; pero veía ella que se alteraba rápidamente, bajo la influencia de los penosos choques cotidianos, de la angustia que le producía el pensar en la futura suerte de Liliana, y de las privaciones que se veía obligada a sufrir en aquella casa de multimillonarios, en la que no se atrevía ni siquiera pedir un poco de fuego en su habitación, una taza de leche cuando su estómago delicado lecha rechazada todo otro alimento, por temor a las secas reflexiones de lady Stanville.
A veces pensaba: << Acaso debería hablar a lord Stanville respecto a mi pobrecita niña... acaso debería intentar conmoverle...>>
Pero cuando veía el rostro frío y altanero, los ojos duros, indiferentes o desdeñosos, decídase a sí misma estremeciéndose: <<No, esto sería inútil, incluso peligroso, porque si su madre se enterará, la malevolencia con que trata a Liliana aumentaría>>.
Aunque la señora de Sourzy se esforzaba en ocultar a su hija todas sus angustias, eran estas adivinadas por la niña amante y cariñosa; y rechazando Liliana sus propios sufrimientos, rodeada de cuidados a la pobre señora y aparentaba ante ella una alegría que se hallaba muy lejos de sentir, y le procuraba algunas pequeñas satisfacciones con el poco dinero de que disponían.
-¡Ah, sí Dios no lo prohibiera, cómo de detestaría a esa lady Lorenza qué hace sufrir tanto a mi pobre madre! - decía la niña a sus amigos O'Feilgen.
Nevó mucho durante toda la semana de navidad. La víspera de la fiesta, por la tarde, dejó de nevar. Liliana, al regresar de la clase, se encamino a la Casa de los Ruiseñores, para recoger noticias de la señora O'Feilgen y de sus hijas que se hallaban enfermas. Joe le abrió y la introdujo en el salón, en donde Roseta tocaba una pieza de Chopin. Sobre una mesa estaba preparado el té. Miss O'Feilgen ofreció una taza a la niña, en tanto Joe devoraba una torta de grandes dimensiones.
-Aprovecha, querida amiga - declaró el joven- la he traído de Londres y me ha costado barata, porque me la ha regalado un amigo... ¡buen muchacho! Se ha dado cuenta de que mi bolsa estaba vacía y de que no me encontraba en disposición de traer nada a los míos para Navidades.
Y riendo, se tomó una taza de té con ron.
-¡Qué miseria! Aquí hay que hacer pródigos para poder comprar una torta... Y en Stanville- House habrá una gran fiesta mañana... Tiraran la casa por la ventana...y asistirán importantes personajes, muy tieso y muy arreglados.
-Sí, están preparando la comida de Navidad. Mamá se ve obligada a ayudar a las camareras para preparar la vajilla y la mantelería. ¡Pobre mamá, que cansada estará esta noche!
Y Liliana suspiro.
Roseta pregunto:
-Sin duda no asistirá ella a esa comida, ¿verdad?
-¡Oh, no! Nunca aparece cuando hay visitas. Comeremos en nuestro cuarto y yo iré a buscar los platos a la cocina, porque en este día, menos que ningún otro van molestarse los criados por nosotros. ¡Pero estamos muy bien comiendo las dos solas, sin lady Lorenza, sin lord Stanville y sin esa desagradable Carrie!
-¡Sí, no debe ser divertido esto, mi pobre Liliana! ¡Comer bajó la mirada de lord Stanville! ¡A mí se me helaría el estómago! No obstante mañana habrá cosas exquisitas. En las grandes solemnidades hacen las cosas principescamente, por tradición y por orgullo. Luego empiezan a ahorrar de nuevo. ¡Qué desgracia! ¡Ah, si yo tuviera los millones de nuestro primo!
Liliana se echó a reír.
-Creo que se escurrirían pronto de tu mano, adjudicar por la facilidad con el que un chelín huye de tu bolsillo. La verdad que el justo medio se halla entre lord Stanville y tú, Joe.
-Acaso tengas razón; a mí me gusta gastar, regalar; no puedo conservar el dinero. ¡Es cosa de familia! ¿Por qué me miras así tan seria, Liliana? Sin duda en tu interior me estás criticando ¿verdad?
-Un poco; la prodigalidad, a tontas y a locas, es también un defecto.
-Pero es un defecto que no se hace desagradable a los demás. ¡En tanto que la economía de los Stanville...! ¡Pero mírela usted, tía! ¡Qué bonita está con ese capuchón! ¡Parece un hada que se esconde para visitar a los pobres mortales!
-Yo quisiera ser un hada para poder dar otra existencia a mi pobre madre y aliviar a todos los desdichados. Pero es preciso que me marche, sí lady Stanville me ve entrar, querrá saber la causa de mi retraso.
-¡Ah, que esclavitud, mi pobre Liliana! Como tengo que ir a la ciudad, aprovecharé para acompañarte hasta allí.
Y Joe fue buscar su abrigo y salió con la chiquilla.
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La casa de los Ruiseñores
RomantikSipnosis: La señora de Sourzy la siguió con la mirada. Un suspiro hinchó su pecho y, uniendo las manos, murmuró estremeciéndose: -Pobre chiquilla mía, tan delicada, tan bonita! ¡Que terrible existencia para ella! Autor: M. DELLY Lord Stanville era...