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Llegamos a un hotel bastante lujoso para mí gusto, aunque ya era normal viniendo de Chanyeol. Aharon nos encaminó hasta el elevador apretó el último botón y después de una corta espera llegamos a nuestra piso. Con una tarjeta abrió la puerta de una de las habitaciones y Nana dejo en el suelo la pequeña maleta que no me di cuenta que traía hasta ahora.

-¿Quieren algo de comer? -nos pregunto Aharon y negué con la cabeza pero obviamente Nana no me dejaría irme a la cama sin antes tomar la cena.

-Ve al supermercado de enfrente y comprá está lista de cosas. -Nana hizo la lista en menos de un minuto y se la entrego. Me senté en uno de los sofás que se encontraban dentro de la habitación la cual era lo suficiente grande para portar una sala, un comedor, una cocina y dos recamaras.

-Nana. -la mencionada me presto atención. -¿No está preocupada por ellos? -suspiro.

-Siempre lo estoy mi niña. -se sentó a un lado mío y recargue mi cabeza sobre su hombro mientras ella me acariciaba el cabello. -Pero esta es la vida que ellos eligieron, ¿Sabes cuántas veces intente sacar a Chanyeol de ese matadero?

-Me lo imagino. -respondí comprensiva.

-Chanyeol desde pequeño fue un chico muy inteligente, siempre sacaba buenas calificaciones y le gustaba presumirlas conmigo, solía decirme que me haría un castillo cuando se volviera un ingeniero y ganará mucho dinero. -se me partió el corazón cuando comenzó a llorar -Me creo un castillo como lo prometió. -su voz se entre corto. -Pero de la peor manera.

-Nana lo siento tan... -mi oración se quedo en el aire cuando escuche unos fuertes golpes provinientes de la puerta.

Aharon tenía la tarjeta.

El pánico se hizo presente por todo mi ser y cuando gire mi vista a Nana sabía que ella estaba igual de aterrada que yo.

-El te.. teléfono -balbuceo y corrí al aparato de la sala, me dictó un número y yo lo teclie, al cuarto timbre respondieron.

-¿Que? -escuche la voz fría y agitada de Chanyeol y por alguna extraña razón me sentí a salvó.

-Chan... Chanyeol, soy Rose. -tartamudie y otro fuerte golpe se hizo presente.

-Rose ¿Que pasa? -hablo más suave y el mismo sonido estruendoso en la puerta se volvio repetitivo.

-Mi niña. -se acerco Nana. -Escondete. -me jalo y me llevo a uno de los cajones de la cocina más grandes donde apenas pude caber.

-Nana no. -a estás alturas ya estaba bañada en lágrimas.

-¿Rose? ¿Nana? ¿Que está pasando? -escuchaba a Chanyeol preguntar pero no podía pensar en nada más que en Nana.

-Pasame el teléfono. -Nana me ordeno tranquila y así hice, trago duro y empezó a hablar. -Mi chiquito. -dijo nana con voz entrecortada. -Te amo mucho mi bebé, -no, no, no, no puede ser. -Quiero que seas muy feliz y no tengas miedo a demostrar tus emociones, lucha por lo que te importa y olvida el pasado, no guardes rencor ni te refujies en la venganza, se un hombre de bien como yo te crie, cásate con una mujer hermosa -me miró -y se feliz toda tu vida. Te amo mi chiquito, adiós. -me paso el teléfono y cerró la puerta del cajón.

-¿Nana? ¿Nana? ¡Nana! -la voz de Chanyeol y mi llanto era todo lo que se escuchaba dentro de ese oscuro cajón.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco disparos se escucharon y con mi mano tape mi boca para acallar mis sollozos, Chanyeol también guardo silencio.

-¡Estaban dos! ¿¡Donde esta la maldita noviecita de el Rey de Diamantes!? -cerré los ojos rezando para que no me encontrarán, aún no colgaba.

N A I P E S (en edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora