🍥 19. Suerte de mierda.

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Yoongi entró en pánico al ver a Jimin tirado en el suelo, sin responder, ni moverse. Se había desmayado.

Abrió la puerta de su coche y subió como pudo, a Jimin en el asiento del copiloto haciendo que gotas de lluvia entraran a su auto.

Rápidamente corrió hacia su asiento, todo empapado, insertó la llave e intentó encender el auto.

1... 2... 3... veces girando para que pudiera prender. Yoongi estaba totalmente desesperado, pegaba al volante y giraba con furia la llave.

No encendía.

Sin saber que hacer, miró inconsciente a Jimin, bufó, se relajó un poco y nuevamente intentó más tranquilamente encender su auto. Finalmente encendió y Yoongi no dudó en arrancar y dirigirse a toda marcha al hospital.

Durante el poco camino que había acelerado, sintió que algo iba mal, las llantas de su auto se sentían totalmente sin aire, pudo sentir que se detenían de poco en poco, el cual lo hizo frustrar y maldecir más de una vez. Era totalmente increíble que de todo le estuviese pasando.

No pudo si quiera aparcar bien el auto, estaba a casi mitad de la calle, las llantas no dieron más.

Yoongi vió a Jimin, y frustrado, salió de su auto, la lluvia atacaba contra él y lo hacia empapar más, poco le importó y tocó las llantas, y efectivamente no tenían aire, era como si alguien las hubiese pinchado, pues Yoongi si les había puesto aire.

Finalmente alguien en su mente se hizo presente.

— Su papá. — Dijo Yoongi totalmente furioso. — Maldita suerte de mierda.

Seguro fue él, esa furia que llevaba consigo, era más que probable que la haya desquitado en su auto.

Tomó los mechones de su cabello, los estiró, pateó las llantas, su auto, estaba desesperado, a punto de colapsar del enojo. No sabía que hacer y eso le carcomía su ser.

La lluvia amenazaba, amenazaba cómo podía la situación. No podía simplemente llevar cargando a Jimin, lo empaparía como él, y no quería nada de eso.

No fue más que un instinto, dejar a Jimin e ir corriendo a la casa de enfrente y tocar la puerta más de una vez. Impaciente, volvió a tocar, no respondieron.

Corrió hacia otra que estaba cercas y tampoco. No fue hasta que en la tercera, antes de irse, alcanzaron a abrir la puerta.

Una señora pelirroja abrió su puerta y preguntó que era lo que pasaba, Yoongi aguantando las ganas de llorar, le contó que necesitaba que lo llevaran al hospital.

La señora miró al chico que tenía enfrente de él y no sintió más que pena, así que accedió a llevarlo.

Yoongi agradeció centenares de veces y fue corriendo por Jimin, abrió la puerta del copiloto y como pudo, lo cargo hasta llegar al carro de la señora.

La pelirroja le abrió y le dio acceso al asiento trasero para que recostara a Jimin.

Yoongi se subió del otro lado y posó la cabeza de Jimin en sus piernas.

— ¿Es en el hospital...? — Preguntó la señora mientras encendía el auto.

— Hospital Asan. — Contestó Yoongi.

— Hijo, eso está lejos, ¿que hubiera pasado si no te hubiese abierto? — Preguntó preocupada y se mortificó. — Menos mal que me levante a tomar mis pastillas de las 2:30 de la madrugada. — Arrancó y se dirigió al hospital.

— En verdad estoy muy agradecido, muchísimas gracias. — Seguía mencionando.

— No me agradezcas de nada cariño, lo que importa ahora es tu amigo, él estará bien ¿de acuerdo? — Dijo de una manera tan amable.

— Eso espero. — Dijo finalmente Yoongi.

A lo largo del camino, no dejaba de acariciar las hebras de Jimin, pensando en que momento había pasado todo esto, o en que era principalmente lo que le había ocurrido. Estaba preocupado, estresado y se sentía de lo peor, solo quería que lo revisaran de inmediato.

— ¡Ya estamos llegando! — Exclamó la señora quien en un rápido movimiento estacionó el auto.

Ambos bajaron del coche, la señora se dirigió corriendo a la entrada principal mientras que Yoongi intentaba levantar a Jimin entre sus brazos.

Entró al hospital y de inmediato, sonido de ruedas y pasos veloces se hacían presentes, enfermeros y doctor llevaban consigo una camilla y Yoongi, se acercó a que lo ayudarán.

— ¡Se desmayó!, sudaba mucho, vomitó y y, por favor ¡¡revísenlo!!. — Suplicó.

Finalmente Jimin fue recostado y los enfermeros lo llevaron a una sala.

— Estará bien, déjelo en nuestras manos ahora joven. — Dijo uno de los enfermeros para luego dirigirse a donde los demás se habían ido.

Quería llorar, no era justo todo lo que Jimin estaba viviendo.

— Estará bien cariño, confía en Dios. — Habló la señora pelirroja.

— Muchas gracias por todo señora, fue muy amable el haberme abierto la puerta a estas horas. — Mostró su respeto con una inclinación.

— No es nada, solo espero que tu amigo se recupere. — Sonrió levemente. — Cuídate mucho e intenta descansar por lo menos. — Se despidió con un abrazo y se fue.

Yoongi quedó solo, no quería que se fuera, pero tampoco le diría que se quedara.

— Señor, ¿podría registrarme al paciente? — Habló a lo lejos una enfermera con un cuadro de registro. — Necesito que me escriba su nombre, y los síntomas o reacciones que produjo antes de su inconsciencia.

— Si, de acuerdo.— Contestó Yoongi mientras tomaba el cuadro y llenaba los datos.

Llenaba cada dato, y cada que escribía los síntomas, recordaba el momento, y eso lo hacía herir más.

— Gracias, estará bien, no se preocupe. — Sonrió y se fue hacia donde los enfermeros habían ido.

Todos le decían lo mismo, y él solo esperaba que tuvieran razón.

Salió del hospital, y se posó en la puerta de entrada, debajo del techo, veía la lluvia caer y el estacionamiento iluminado por el hospital y sus luces. Veía todo el sereno, como las calles estaban baldías, todo completamente solo. Y se identificó, se identificó con todo.

Todo parecía estar solo, como él, todo pareciera como si estuviese llorando por las gotas de lluvia resbalando sobre las cosas. Sentía ese tipo de sentimiento en el que simplemente quería llorar por todo, ese en el que necesitaba de un abrazo, se sentía de una manera inexplicable, solo quería llorar y seguir llorando toda la noche. Quería ver a Jimin a los ojos, y decirle cuanto lo quería, quería darle un abrazo, quería protegerlo... se sentía tan inútil e indefenso.

Su corazón palpitaba con nerviosismo, su cabeza no se dejaba de inventar cosas, sus manos no dejaban de temblar, no tenia ninguna mariposa sobre su estómago, fue un movimiento brusco que lo tomó sin saco de prevención.

Sin evitarlo, lágrimas recorrieron sus mejillas, sus ojos picaban y se nublaban con facilidad, su nariz con el paso de los segundos se fue tapando y tornándose rojiza.

Todo había sido como un golpe, como una gran apuñalada en su corazón, quería curar el dolor, pero era imposible hacerlo solo.

Quería a Jimin con él.

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Esto es todo por hoy linduras uwu

Chely. 🐥

My Savior [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora