"Chicos malos"

Parte 13: Chico arrepentido

13-Chico arrepentido

**Starrk**

Odio las listas de la compra ¿Por qué cojones tengo que hacer yo este tipo de encargos? Soy un patoso para las tareas del hogar y encima con Lilynette pidiéndome a todas horas tampoco es que tenga mucho tiempo libre tras trabajar en la comisaría o en alguna misión secreta.

-¡Papá!! ¿Cuándo vuelves a casa? ¡Tengo que contarte lo que he hecho en fútbol!!! ¡¡Vas a flipar!!!-

-Sí, sí, nena, iré en cuanto termine unos recados ¿de acuerdo?-

-Papá ¿seguro que solo vas a comprar? Prométemelo-

-Te lo juro por tu abuelo-

-¡¡eso no sirve!!! ¡¡pa...!!!- cuelgo el teléfono antes de que empiece con el interrogatorio que me hace siempre cuando tardo en volver a casa y todo viene de la vez que se enteró, que de vez en cuando iba a visitar a su hermano pequeño al centro de acogida, aunque lo que ella en realidad no sabe es que voy un día a la semana. Harribel no tardó en enterarse de que tenía un hijo bastardo y aunque no me ha pedido el divorcio por el bien de nuestra hija, bien que ha malmetido para que Lilynette me tenga controlado y muy celosa por ese hermano al que odia aunque no conoce. Una vez la intenté traer conmigo para que le viera, pero se negó rotundamente. Por una parte la entiendo, ya que siempre la he prometido que solo la tendría a ella, aparte que no quiere visitar un orfanato sabiendo que de uno la sacamos a ella cuando era un bebé. Con ocho años, Lilynette no es nada tonta, y sabe demasiado, así que no quiero herirla.

Aparco el coche frente al edificio que estoy cansado de mirar siempre que vengo. Odio sus ladrillos rojizos. Odio el jardín maltrecho que hay en la parte trasera y odio ver esas caritas tristes que siempre esperan algo que nunca llegará. Dios, Soujun....estés donde estés, espero que te estés arrepintiendo de haber traído un hijo al mundo para tener que abandonarle. Porque yo me arrepiento cada día de mi desliz...y de lo que te hice....

-Buenas tardes, Coyote-san ¿viene a ver a Rei verdad?-

-Sí ¿está ocupado?-

-Está en la sala de juegos, jugando con la plastilina en una mesa. Acompáñeme- el hombre rubio en el que he depositado la crianza de mi hijo desde que nació, me lleva hasta una sala donde veo a varios niños jugando, aunque yo solo tengo mirada para uno en especial. Un pequeño de tres años, con una cabecita llena de rizos castaños y los ojos azules heredaros de su madre, que juega muy quietecito con la plastilina sin que nadie le moleste. Resoplo con mucha fuerza antes de tomar valor y sentarme a su lado llamando su atención lo suficiente para que me mire unos segundos pero siga jugando con su plastilina.

-Hola hijo ¿Cómo estás?-

-Bien.....-

-¿estás haciendo un tren con la plasti?-

-Un collar para mi amigo Kai-

-¿el niño de pelo azul? ¿Dónde está?-

-Ya no vive aquí. Se fue-

-¿Cómo que se fue?-

-Su papá se le ha llevado. Un hombre muy grande y que decía muchas palabrotas-

-Vaya....pero tu amigo estaba contento ¿no?- Rei se encoge de hombros y noto como el nudo en mi garganta me impide hablar sin carraspear antes.

-Escucha hijo, yo...a mí me encantaría llevarte conmigo, pero sabes que no puedo ¿verdad? Tu hermanita y su mamá...bueno, aún tengo que convencerlas-

-No importa, papá. Estoy bien- cuando me dice eso le agarro por la nuca para besar con fuerza su cabeza cerrando los ojos. ¡Dios!! Es tan bonito, tan noble...y eso me desgarra el corazón dejándomelo a tiras. Odio esta situación ¿pero cómo voy a llevarle conmigo si no puedo tenerle bajo mi mismo techo? Joder...