Hurts Like Hell [TomTord]

Capítulo 13

La portada te lo dice todo.
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Tord sacó las llaves de su departamento y abrió suavemente su puerta, por su mente pasaban muchas cosas. Una de ellas era la pregunta de cómo estaba sucediendo todo eso, meses atrás no querían ni verse la cara, y ahora se encontraban en la misma sala.

—¿Quieres algo? —ofreció Tord.

El de ojos oscuros miró el reloj que traía en su muñeca. Era tarde, debía estar en casa, pero no era lo suficientemente tarde para rechazar la oferta de Tord. Una copa no estaría mal, después volvería a casa, necesitaba descansar de todo lo que había sucedido ese día.

—¿Tienes smirnoff? —preguntó sin rodeos.

—No, pero tengo otras bebidas alcohólicas.

Tord las sacó, le sirvió un baso al alcohólico. Él se echó también a pesar de haber estado bebiendo anteriormente en el bar.

Hablaban.

Hablaban más que nunca, parecían haber encontrado un punto en el que realmente se sentían cómodos uno con el otro, tal vez era el momento que ellos habían imaginado años atrás.

Cuando Tom terminaba su copa, Tord se la rellenaba sin preguntarle si quería más o pensar si debía hacerlo. Él simplemente rellenaba la copa de ambos.

En su interior tal vez deseaba que ese momento durará mucho más, que el de azul permaneciera cerca de él algunas horas más porque lo encontraba como un hecho satisfactorio.

Tom llegó a cierto punto, estaba bebiendo mucho.

—Sabes, viéndote mas fijamente, sigues siendo igual de hermoso —afirmó, su tono de voz era tranquilo.

—No puedo creerte si estás borracho —el de cuernos miraba su copa.

—Entonces te lo diré cuando esté sobrio.

—Estarías tan avergonzado que no podrías hablar.

Tom tosió falsamente intentando evadir aquella verdad. Apestaba en el amor, no sabía como debía reaccionar ante aquellas demostraciones de cariño, les parecían rompecabezas imposibles de resolver.

—Entonces solo te queda escucharme ahora —tomó un sorbo de su alcohol—. Después de todo, es lo que habías querido escuchar todo este tiempo, ¿no?

—No me lo digas solo para satisfacerme, eso suena patético.

Tord balanceaba ligeramente sus pies, estaba sentado en la mesa con las piernas cruzadas, Tom en la silla sentado. No tardó mucho en dejar su baso vacío y colocarse al lado de Tord.

—No te lo digo por eso, estúpido, date cuenta.

—¿Darme cuenta de qué?

—De que estoy terriblemente confundido por ti.

Tord bufó, apartó a Tom ya que este empezaba a invadir su espacio personal y pensaba que le estaba tomando el pelo.

—No juegues conmigo, no estoy para que me digas eso.

—Lo digo de verdad.

—Se te a subido el alcohol a la cabeza.

—Tal vez.

Se hizo silencio, mínimo estuvieron dos minutos mirando el suelo.

—¿Aún me amas? —repitió el tema.

—¡Tom! —se quejó, le había advertido que no siguiera con el tema.

—Tord, por favor —tomó las mejillas del menor, estaban cerca, más cerca de lo que pudieron llegar en sus vidas—. Necesito saberlo.

Al estar tan juntos obligó al menor a callarse, podían mezclar sus respiraciones. La respiración de Tord estaba irregular. Tom se mantenía tranquilo, veía el sonrojado e indefenso rostro del noruego. Tord trataba de mirarlo a los ojos, pero su mirada se bajaba a los labios del mayor repetidas veces.

Le besó, Tom le besó. Necesitaba hacerlo, su cuerpo, su alma y su mente se lo pedían. A lo mejor eran respuestas del alcohol, pero en ese momento tenía claro que quería eso, y lo quería ahora.

El reloj que tenía en la cocina empezó a sonar, estaba programado para que sonara las cinco de la mañana, hora que se despertaba Tord. Lo había colocado en la cocina en vez de su habitación al estar despistado. El propietario lo golpeó varias veces sin cortar el beso, no iba a dejar que nada interrumpiera ese momento.

Rodeó el cuello del mayor, y este abrazó su cintura.

A quien trataba de engañar, nunca llegó a quemar sus sentimientos. Contra más ignoraba a Tom, más lo deseaba.

Tom no estaba del todo en sus sentidos, podría olvidar con facilidad lo que pasaba, sin embargo Tord no.

Necesitaba a Tom.
Tord necesitaba a Tom.
Tom necesitaba a Tord.