Capítulo 14

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El británico tomaba de las caderas al noruego, este estaba abrazado a su cuello y rodeaba la cintura del mayor con sus piernas aferrándose a él. Se besaban con cariño, quería dar un paso más, estaban ansiosos por el momento. Tord había estado con mujeres, pero nunca había llegado a experimentar con un hombre.

Tom dejó con suavidad a Tord en la cama, dejando que él se hundiera en el cómodo colchón. Con la mirada, el extranjero le pedía que se acercara a él, que aquella maravillosa y emocionante sensación no terminara nunca. Llegó a pensar que la situación se estaba descontrolando, que tal vez esa no era la decisión correcta.

Pero no estaba mal equivocarse, era un ser humano, ya había cometido errores en varias ocasiones.

El de ojos oscuros se colocó encima de su amante. Se deseaban, sus ojos los delataban. Tom comenzó a quitar con lentitud la sudadera de Tord, quien se mantenía sumiso ante las caricias del contrario, harían de esa noche algo especial. La temperatura no tardo en subir, ambos sentían sus rostros más calientes de lo habitual, podían ver las mejillas sonrojadas que tenían el uno al otro. 

Tom bajó al cuello de Tord, besándolo, quiso dejar un chupetón en su piel pálida. Sumiso, el noruego abrazó al británico pegando le contra su cuerpo. Pasó sus manos por debajo de la camisa del pasivo, volvió a besarle. Mordió su labio para entrar en la boca del menor y recorrerla con su lengua, pero se vio interrumpido por un leve gemido de Tord, culpa de las caricias en sus pezones provocadas por Tom.

Este retiró la camisa de Tord, encontrándose con que el tenía un abdomen marcado, y no delicado como él pensaba. Muchas veces se le olvidaba que estaba en la armada y el menor entrenaba cada día.

Continuaron más allá de besos y caricias, el de cuencas tenía sujetas las manos de el de cuernos, él no ponía resistencia. 

El ambiente era romántico.

Tom se quitó la parte de arriba, dejaba marcas en el cuerpo de Tord, dejando escapar él suspiros. Minutos después se vieron solamente con la ropa interior aún puesta, la cual no duraría mucho.  

Tom bajó el bóxer de Tord con suavidad, dejándolo por sus tobillos. El sonrojo del noruego aumento, el británico bajó los suyos también para después meterse en él. La habitación estaba algo oscura, la poca luz que había en la calle era lo que iluminaba el cuarto. No había ruido, solo se escuchaban los gemidos que soltaban los dos chicos.

El más pequeño de los dos gemía el nombre de su "enemigo", casi eran como pequeños susurros dulces, llenos de amor. Cambiaron de posturas en diferentes ocasiones para mayor comodidad y satisfacción.

—Ojalá te quedaras por siempre a mi lado —murmuró Tord.

Tom le miró sorprendido.

—Lo haré —aceptó.

—Promete lo.

—Lo prometo.

Tord sonrió mordiendo su labio. Tal vez era una mentira producto del alcohol, pero le hizo muy feliz escuchar eso de él. Tord tampoco se encontraba sobrio, pero no estaba a la altura de Tom, seguramente recordaría esa noche cuando despertara.

Continuaron hasta que los dos tuvieron suficiente.

Se subieron la ropa interior, y se tumbaron agotados en la cama, tardaron un poco en regular sus respiraciones.

Se durmieron en la misma cama, se taparon con la sabana roja. Tom abrazó de manera protectora a Tord.

...

Tom se despertó a las horas, sus ojos estaban cansados, ni siquiera podía abrirlos, se acurrucó en la cama sin percatarse de la situación aún. Pensando que tenía sus pantalones puestos, iba a tomar su teléfono del bolsillo para mirar la hora, pero al notar que ni tenía ni el pantalón ni la camisa puesta, se levantó de golpe.

—Agh, mi cabeza... —acarició su cabeza, tenía una horrible resaca.

Su ropa estaba tirada en el suelo, al igual que la de Tord. Miró a su lado, el noruego dormía abrazando ligeramente su cintura. Quitó su mano con suavidad intentando no despertarle, vio los chupetones y mordidas que le había dejado.

—...Qué demonios hice a noche... —dijo impresionado.

Se levantó de la cama sin hacer ruido, se colocó su ropa y agarró su teléfono que se encontraba aún en el bolsillo, eran las tres de la tarde. Tenía varias llamadas de Matt y de Edd, la última fue minutos atrás, seguramente estaban preocupados porque él mismo les aseguró que vendría temprano y que por la mañana saldrían los tres juntos.

Siempre decepcionando a las personas, ¿sabía hacer otra cosa?

Su mente era torbellino, una tormenta, un caos.
Él era un caos de persona.

Salió del hogar.

Tord despertó al escuchar la puerta cerrarse. Limpió sus ojos y miró a su lado.

Tom no estaba.

Se mantuvo en silencio mirando aquel vacío espacio en la cama. Si tocabas aún se mantenía caliente.

Había mentido.
Claramente todo lo que hacía Tord resultaba fallido, era un maldito desesperado, eso era.

Tord tomó su teléfono, tenía llamadas perdidas de Patryck. Se había olvidado por completo de que hoy debía asistir a la armada.

...

Tom llegó a casa.

—¡Tom, al fin! ¿Dónde has estado? Incluso aún llevas la ropa del trabajo...

—Edd, por favor, ahora no —su tono de voz le rogaba que no hablara del tema, su rostro le indicaba que no era su mejor día.

La preocupación invadió al artista, nunca vio tan mal a su compañero.

—¿Qué te pasa? —dijo.

Que no pasaba...

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Capítulo dedicado a: Lu-the_Cat01yt y Alic7723

Hurts Like Hell [TomTord]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora