Capítulo 4

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Era el día libre de Sakura. Esa mañana, sus padres notaron que ella estaba más animada, no como solía estarlo antes de que todo eso, pero sus ojos que no reflejan tristeza. Más que estar tranquilos, las personas cercanos a ella estaban preocupadas de que se mostrara serena, todos sabían el amor que Sakura desbordaba por Sasuke, no era ningún secreto, a tal punto de que pensaban que era el amor de su vida.

Es comprensible que ella no se estuviese echando a morir por él, debía superarlo después de lo que estaba sucediendo, después de todo el rumor ya se había corriendo por toda la aldea. Hay quienes miraban a Sakura con pesar porque pensaba que ella y Sasuke tenían algo.

Superar algo como eso no es para nada fácil, todos lo sabían, y mucho más para alguien que lo amaba hasta los huesos, por eso todos se extrañaban de que Sakura no se viera afectada. Ella convencía a todos de que estaba dolida pero estaba superándolo, fingiendo que le dolía. No quería que nadie supiera lo que ella había hecho para dejar de sentir amor por Sasuke, sabía que pensarían que no debía hacerlo y era un acto de inmadurez, y no quería escuchar reclamos por parte de nadie.

—Cariño, ya que hoy no tienes nada que hacer, ¿Podrías ir por el mercado? Por favor. —insistió Mebuki a su hija. —Sabes que en casa siempre estoy ocupada.

—Está bien, madre. No tienes de que preocuparte.

Sakura se colocó sus sandalias en la entrada de la puerta dispuesta a salir. Tomó el dinero que le dió su madre y caminó hacia el mercado.

Llevaba una ropa sencilla, un vestido rosa oscuro sobre la rodilla con un bordado blanco desde alrededor del cuello hasta el pecho; por donde pasaba el cierre. Su cabello estaba suelto, y un poco más largo que de costumbre, pues no lo había cortado desde hacía algún tiempo.

Cuando llegó al mercado tomó una canasta y comenzó a ver qué era necesario para llevar a casa, lo que su madre comúnmente llevaba.

Había carnes frescas abiertas sobre una cuerda para que mantuvieran su estado y no tomaran mal olor. Había todo tipo de plantas comestibles. Sabía que su madre era fanática de comprar esas cosas para condimentar bien sus comidas, así que Sakura tomó algunas y pagó a la joven que atendía el puesto.

Compró unas cuantas carnes, en su casa, no suelen comer demasiada, más que todo comían granos, por eso llevó mucho arroz.

Después de tomar algunas cosas que consideraba necesarias, llegó hasta el puesto verduras. Estaban completamente frescas. Entre ellas, hubo una en especial que llamó su atención, eran tomates. Recordó que son los favoritos de Sasuke. A pesar de todo, no sonrió frente a él recuerdo de cómo se enteró que a Sasuke le gustaban los tomates, simplemente pasó desapercibido aquel momento que apareció en su cabeza.

Estiró su mano para alcanzar un tomate fresco, redondo y muy rojo que había ahí. Le llamó la atención porque se veía más llamativo que el resto.

Cuando alcanzó el tomate, una mano suave, delicada y blanca había alcanzado el mismo, haciendo que amabas manos chocarán.

—¡Oh, lo siento! —retiró la mano rápidamente. —No sabía que lo tomarías... Es que se ve tan jugoso.

Sakura miró a la persona proveniente de esa voz. Era una chica que no había visto nunca, pero que su cabello rojo no era muy peculiar en la aldea. Su cabello era llamativo, vivo, los demás cabellos rojos que había visto en la aldea eran muy opacos.

—No te preocupes, puedes tomarlo. —Sakura sonrió.

—No hace falta, ¿Tú lo viste primero, no?

—No seas tan modesta. En serio, tómalo.

La joven miró a Sakura, y luego los tomates. Decidió tomarlo
al ver que Sakura no tenía interés en ello.

«Sin sentimientos» [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora