Capítulo 6

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Aquella misma noche, en otro bar, había otra persona sentada en la barra, mientras pedía algunos tragos de sake.

Sasuke estaba con el cabello alborotado, que caía sobre su rostro y cubría aquel ojo peculiar de color morado. Una capa negra que lo cubría desde el cuello hasta el resto del cuerpo.

Todo aquel que llegaba al bar se intimidaba por su presencia o se extrañaba de verlo ahí. Quien lo diría, Sasuke Uchiha, hombre temido y serio, estaba sonrosado por los efectos del alcohol. Si Naruto o Kakashi lo vieran no lo creerían.

Más que tomar, Sasuke se sentía solo. Aquel vacío de la soledad lo atormentaba mucho constantemente. Había olvidado cuando fue la última vez que sintió una sensación similar, quizá en su viaje de redención, no lo sabía, lo había olvidado.

No estaba ebrio. Solo había tomados una copa de vino tinto, y ahora dos tragos de sake, pero el alcohol en las venas era suficiente para que sus mejillas tomaran otro color y se sintiera un tanto diferente. El dicho de "yo no estoy borracho" sin duda que a veces lograba ser cierto. Alguien  siente los efectos del alcohol, pero sin duda continua actuando en sus cincos sentidos, y así estaba Sasuke en ese momento.

El lugar estaba rodeado de muchos hombres, sin duda todos trabajadores que pasaban su descanso compartiendo tragos en aquel bar, o haciendo parte de los juegos que habían a su alrededor: tiro al blanco, billar.

Vio a un grupo de hombres lanzando tiro al blanco, pero frunció al ceño al ver la mala puntería de estos. Se sirvió otro trago de sake y se paró en sus pies aún firmes para acercarse al juego que resultaba complicado para los otros hombres.

En medio del lugar, todos pasaban el divertido rato, pero con la presencia de Sasuke Uchiha, los hombres guardaron silencio y lo miraron. Sasuke les dio una mirada llena de seriedad, lo que hizo que cada uno desviara su mirada.

—Que patéticos. —se acercó a tomar algunos dardos. Y al tomar la distancia precisa lo lanzó, pero para su sorpresa no había dado en el blanco. Entonces comenzó a dudar de su estado de sobriedad.

—Es absurdo. —lo interrumpió una voz que ya conocía, pero con la que no se había relacionado antes, o al menos eso era lo que pensaba. Pues no sé acordaba mucho de todo lo sucedido ante a su ida de la aldea para buscar venganza. No recordaba con quiénes había cruzado palabras o mirada alguna vez, de los únicos que se acordaba eran los de su equipo.

—¿Qué? —no tuvo intención de hacerlo, pero ya era natural en él, lo había mirado fríamente.

—Tranquilo, viejo. —Shikamaru sacudió el cigarro que traiga consigo para dejar caer las cenizas. Luego miro a Sasuke mientras volvía a exhalar. —Estos juegos están hechos para no acertar, pues muchos de los que vienen aquí son ninjas, y dime ¿Que ninja no sabe lanzar un kunai?

La mirada de Shikamaru también era seria. Después de la muerte de su sensei, y la de su padre, había tomado una actitud más seria y dura, pues sabía que ya no era un niño y que sobre él caían muchas responsabilidades.

Sasuke lo vio fumar y se preguntó desde cuándo hacia tal cosa; no era el Shikamaru que él recordaba, a demás que notó que su personalidad se había vuelto más dura, al igual que su mirada. La intuición de Sasuke era que Shikamaru había tenido que enfrentar pérdidas. Él desconocía lo sucedido en su ausencia en la aldea.

—¿Y cómo se gana entonces? —preguntó tomándose el trago de sake que tenía en la mano.

—Es sencillo. —Shikamaru tomó el instrumento. —El dardo está hecho de una manera que hace que tome otra curva, solo debes adivinar cual es el ritmo, la frecuencia, la velocidad y la trayectoria, para saber cómo apuntar. Si calculas todo eso, entonces sabrás a qué dirección exacta lanzar el dardo para que de en el blanco.

«Sin sentimientos» [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora