Capítulo 18

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La primera noche de Sakura en aquella aldea fue sofocante. No pudo dormir bien en toda la noche, su cabeza estaba llena de escenas y recuerdos que le hacían despertarse cada vez que lograba dormirse. Eran escenas de su actitud frente a las otras personas que las había lastimado, pero en vez de sentir empatía, Sakura sentía enojo. "Débiles" era lo que pensaba.

Despertaba en las noches con su cuerpo lleno de sudor aunque no hiciera calor, como una señal de haber tenido pesadillas. Su piel se tornaba pálida y fría, pero al mismo tiempo no sentía ningún tipo de preocupación al respecto. Simplemente no le daba importancia al hecho de que parecía atormentada.

Durante noches tuvo esa travesía desagradable que le hacía sentir algo de enojo, y cuando no podía dormir absolutamente nada, se escabullia por la ventana de su habitación en la posada y caminaba por la aldea.

Una mañana había ido a ver a Suketto, quien se encontraba abriendo el local del puesto de comida.

Sakura apareció y le dedicó una sonrisa. Él la miró y supo que no había pasado una buena noche.

—No te veo de hace tres días y ya te miras demacrada.

—No he podido dormir bien estos días. Creo que la posada no me está dando la sensación agradable que esperaba sentir.

—Oh... Disculpas si te hice una mala recomendación. —Suketto se rascó la nuca nervioso.

—No te preocupes. Es cuestión de acostumbrarse. Ya me ha pasado en cada lugar que he visitado.

—Eso si que me hace sentir mejor. —le guiñó un ojo.

—Por cierto... —Sakura lo miró un poco tímida, para que él creyera que ella de verdad se sentía apenada. —Quería preguntarte... ¿Después de trabajar me llevas a hacer un recorrido por la aldea? —desvió la mirada.

Suketto la miró por unos segundos con una expresión un poco estúpida.

—A-ah... Claro. —desvió la mirada nervioso. —Termino de trabajar al atardecer.

—Está bien, entonces regresaré después.

Sakura se despidió con la mano mientras sonreía. Luego dio media vuelta y comenzó a caminar, colocando en su rostro de nuevo esa expresión seria. No le gustaba tener que fingir, pero era necesario para completar la misión.

Comenzó a caminar por la aldea. Su intención era que al salir con Suketto, ella le preguntara sobre las cosas que iba viendo, y así obtendría un poco más de información.

Poco antes del medio día había llegado a un izakaya. Al principio había dudado si entrar o no, pero decidió pasar un tiempo ahí.

Al llegar vio que el lugar estaba un poco vacío, y las pocas personas que estaban parecían ser forasteros al igual que ella.

Se sentó una mesa donde había un hombre de cabello castaños y largos. Llevaba una yukata puesta, un sombrero kasa y un bastón en su mano. Él no la miró cuando ella se sentó, estaba mirando a un punto fijo de la habitación.

—¿Desea pedir algo? —se acercó una joven de cabellos grises.

—¿Tiene kaiseki?

—Si, claro.

—Me da un poco y un sake, por favor.

—Pronto le traeré su orden.

Sakura asintió y la chica se marchó. El lugar estaría un poco silencioso, sino fuera por unos borrachos que estaban en una mesa un poco alejada hablando estupideces.

Sakura miró al hombre que tenía en frente, y se había dado cuenta que este, en ningún momento le había dirigido la mirada. Tenía ojos azule cielo fijos en el mismo lugar desde que lo vio. El cabello castaño caía como cascada por su espalda, y su rostro mostraba tranquilidad.

«Sin sentimientos» [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora