EPÍLOGO

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Miraba a través de los libros de la biblioteca de Konoha información relevante sobre su clan, el famoso clan Uchiha. Lo que sabía era poco. Era consciente de que un incidente había provocado la exterminación de todos los miembros, pero la razón era algo que se mantenía oculta, no daban detalles al respecto.

En el enorme árbol genealógico solo se encontraba su padre, su primo y ella actualmente como únicos miembros del clan.

Pensar en su padre le causaba intriga. No tenía memorias de alguna vez haberlo conocido. No recuerda haberlo visto alguna vez, es un misterio para ella, y su madre no hablaba mucho de él, solo se empeñaba en decir que estaba lejos porque era su trabajo y así era como las protegía, y que no tendría que hacer más pregunta, que lo ella le decía le bastaba y era suficiente.

Pero Sarada no estaba convencida con lo que decía su madre, ella pensaba que tal vez estaba ocultando algo sobre su padre, sobre su propia familia en si, y comenzaba a dudar sobre la relación entre sus ellos y lo que ella significaba para ambos.

Cansada y decepcionada por su búsqueda que no parecía llevarla a ni fin lado, cerró el libro, lo dejó en su respectiva estantería y salió de la biblioteca. No sabía si volver a preguntarle a su madre, la respuesta sería siempre la misma.

—¡Sarada!

Un joven alto y apuesto de cabellera negra larga y amarrada en una colega baja, se acercó a ella saludándola con una mano y la otra mentira en el bolsillo de su pantalón negro.

Sarada sonrió, tal vez la respuesta a lo que buscaba era él.

—Itachi. —sonrió.

Itachi tenía 17 años. Había creído como uno de los chicos más apuesto y atractivo de la aldea. Había heredado esa tez de porcelana que tenía su madre, el cabello negro, espeso y largo como su padre, al igual que aquella ojos negros de mirada profunda y penetrante, las pestañas largas y espesas. Alto, viril.

Se formó como un joven shinobi. Se había graduado se la academia y ahora, a sus 17 años, era un jōnin más. Un joven talentoso y apuesto.

Había crecido al lado de Sarada como un hermano mayor, pero cuando él comenzó a dedicarse por completo a su vida de un genio shinobi, ya casi no se veía con Sarada.

Pero él era un Uchiha después de todo, debía tener las respuesta que Sarada cargaba, de dudas que ella jamás se había planteado.

—Oye, Itachi...

El acarició la cabeza de Sarada como si fuera una pequeña.

—¿Qué sucede?

—Hay algunas cosas que quisiera preguntarte.

—Sobre que.

—Sobre nuestro clan... Y mi padre.

Itachi se sorprendió por las palabras de Sarada. Desde que tenía memoria, ella jamás había preguntado algo sobre su padre, pero ahora era evidente que quería saber mas de él.

—¿Tu padre?

—Si, tu lo conociste.

Itachi tenía algunos recuerdos de Sasuke, pero eran pocos y era confusos. Era muy pequeño cuando lo conoció, así que no recordaba grandes cosas.

—No es que recuerde mucho.

—¡Vamos, debes saber algo! —suplicó ella. —Mamá casi no habla de él, siempre que pregunto ella solo dice que está en una misión importante y que en esa misión nos está protegiendo.

—Eso mismo dice mi madre.

—¡Pero quiero saber más! Quiero saber cómo era y que tipo de relación tenía con mi madre. Ella parece no conocerlo... —desvió la mirada.

«Sin sentimientos» [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora