Resaca.

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Los brillantes rayos del sol se asomaban por la ventana haciendo que Miguel no pudiera continuar durmiendo, de mala gana se incorporó en la cama, espera...

¿donde se encontraba? Oh rayos, ¿que hizo anoche? ¿Como llegó a una cama? Miró al rededor de la habitación pero se veía muy genérica, sin nada para descubrir de quién era.
Un segundo... ¿Esa era su ropa?
¿Que iba a hacer? Y ¿que tanto tomó?
Rayos Miguel cálmate se regaño mentalmente recapitula ¿que hiciste ayer?

Piensa, piensa piensa...

-Estaba abrumado por mi regreso así que invité a Leo y a Kubo al bar por la noche, llegué como 2 horas antes de lo planeado y tomé unas cuantas cervezas, después algo de tequila, otra cerveza y algo de ¿sake? Después me puse a hablar con un chico de cabello verde, me desahogue de mis problemas con el y luego... Maldición lo besé y el resto era borroso...- la cara de Miguel se torno pálida y con una expresión de pánico su mirada recorrió de nuevo la habitación en el suelo se encontraba su ropa regada, el solo tenía la ropa interior, el pánico le bajó la ebriedad de golpe.

-Mierda, ahora que pendejada hice.- Se regaño así mismo de nuevo y pasó su mano por su rostro en señal de exasperación, se puso la ropa a la velocidad de la luz, tomó sus botas en las manos y se dispuso a salir lo más silencioso posible, abrió con cuidado la puerta a simple vista el lugar parecía vacío por lo que salió a hurtadillas de la habitación, se encaminó hacia la que parecía ser la puerta principal cuando una voz lo detuvo desde la habitación contigua.

-Vaya, ¿ni siquiera un buen día o una nota de despedida cabrón? Se nota que eres primo de Marco- hablo en un tono molesto el joven del chaleco que se encontraba en la cocina desayunando junto a Kubo.

-¡Leo!, mi amigo no sabes que feliz estoy de verlos a ambos. Su expresión pasó del pánico a alivio en menos de un segundo. -¿Alguno me podría decir que sucedió ayer? Realmente no recuerdo del todo.- Ahora su cara notaba vergüenza, ni el podía creer que estaba apunto de escaparse de lo que pensó fue una "noche de copas".

Promesa mental: no volver a tomar alcohol nunca en su vida.
- Y por cierto que lindo es su nuevo departamento, es la primera vez que vengo.- exclamó Miguel saliendo de sus pensamientos.

Kubo forzó una sonrisa, mientras Leo solo pudo suspirar. El día anterior había sido una odisea para ambos jóvenes.

-Okay te contaremos todo- soltó Leo con cierta frialdad. -Pero primero come ésto y toma una ducha, porque pareces un muerto viviente y si doña Luisa te ve así el pedo va a ser para nosotros.

Miguel no lo pensó dos veces antes de tomar asiento con sus amigos y comenzar a desayunar un plato de chilaquiles muy picantes y una bebida roja y viscosa, era el mágico levantamuertos de Leo. A pesar de estar claramente molestos sus amigos se preocupaban por él, definitivamente les debería una.

Después del desayuno y una larga y fría ducha, Miguel salió con renovada energía hasta que los rayos del sol por la ventana volvieron a hacer de las suyas haciendo que el músico notara el agudo dolor de cabeza producto de la resaca.
Se puso su ropa una vez más y se dirigió de regreso a la cocina por un vaso de agua en la sala se encontró con una tierna escena Leo estaba sentado en el sofá mirando la televisión y Kubo acurrucado en su pecho, se veían cansados pero aún así se dirigían tiernas sonrisas cuando sus miradas se encontraban.

Después de pasar como juan por su casa hasta la cocina, comenzó a beber de forma descontrolada el agua, un vaso tras otro. Ya con más calma volvió a la sala a encarar a sus amigos.

Dios, por primera vez en toda su vida estaba tan apenado, aún no sabe que hizo pero conociéndose un poco y viendo la mirada de pocos amigos que le dirigían sus compañeros no fue nada agradable.

Solo Tú (Higuel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora