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Las gotas de rocío en la hierba de los jardines del Receso de las Nubes junto con los sutiles rayos del sol que asomaban declarando en amanecer, penetrando la niebla que cubría todo como una suave nube daba un brillo perlado a los alrededores, el aire era húmedo y los suaves pasos de Lan Xichen atrajeron la atención de los conejos que se encontraban vagando por el lugar, con una canasta llena de vegetales se inclinó para alimentar a los peludos animalitos mientras una lagrima se precipitaba recorriendo su mejilla, en su mente estaba el recuerdo de su hermano, WangJi cuidaba de esos animalitos todos los días, dándoles de comer, acariciándolos unos segundos, eran un regalo especial, una fugas sonrisa cruzo sus labios cuando recordó a su hermano pidiéndole a su tío que le dejara conservar los conejos.

Una fría brisa meció suavemente su ropa, el aire helado recorría su cuerpo a pesar de los gruesos ropajes, un palpitante recuerdo residía en su mente, aún sentía que podía ver el brillo inusual en sus ojos, ese brillo de felicidad que demostraba en su rostro su hermano, era el único que podía saberlo y así fue cómplice de su hermano, fue un amigo y confidente.

WangJi siempre obedecía las reglas, manteniéndose como una persona recta y justa, el mejor discípulo de Gusu Lan, hasta que él llegó, Wei Ying, no debió ayudar a mantener esa relación, debió haberse negado, pero ¿cómo hacerlo?, su hermano se encontraba tan expectante, tan sumergido en esa sensación que le daba el joven de cabello azabache.

Eso fue algo nuevo para su hermano menor, tan fuerte que llego un momento en que dejo de ser distante, de lado quedo esa actitud fría que siempre brindaba a Wei Ying, Xichen no tenía que haber fingido que no veía nada, no debió permitir que su hermano se sumergiera más en eso.

A pesar de todo nunca guardo un solo rencor, nunca criticó o habló de Wei Ying, para él era un joven vivaz, con demasiada energía y un gran corazón entusiasta, alguien talvez un poco desubicado, que podría hacer comentarios muy incomodos, pero a pesar de todo Xichen siempre tuvo una cálida sonrisa y un aire de comprensión para el joven.

Ayudó a que su tío nunca se diera cuenta de esos encuentros en medio de la noche, de esos gestos que poco a poco hacían dudar a más de uno sobre si la verdadera relación del segundo jade con Wei Ying era una simple amistad y es que Wei Ying tal como lo decía su hermano era un desvergonzado.

Pequeños recuerdos atestaban su mente, no pudo proteger a su hermano menor, a pesar de sus esfuerzos, termino mal herido en la batalla tras la entrada de Wei Ying en el salón donde se celebraba el compromiso de su hermano, todo fue un caos, lo recuerda muy bien.

Casi sin fuerzas se arrastró a ese lugar donde yacía el inerte cuerpo de su hermano, él vio los ropajes blancos inmaculados teñidos con la sangre de WangJi, manchas tan oscuras que mostraban una gran perdida de sangre, la prometida de Lan WangJi estaba ahí, inconsciente no se veía nada bien y entre los árboles, la silueta del Patriarca Yiling con sus pupilas rojas brillantes observaban desde lejos.

Con su flauta maldita colgando en su cintura y un movimiento de su mano se despidió, en ese momento los cadáveres que habían llegado se detuvieron, a pesar de la oscuridad él sabía que el joven estaba sonriendo.

Trato de seguirlo, pero Wei Wuxian se perdió entre los árboles, la presión en su corazón se hacía cada vez más grande mientras pensaba "Wei Ying, a pesar de todo, acabaste con él"

Las voces de la gente resonaban en todos lados atribuyendo una crimen mas a la ya interminable lista de fechorías del Patriarca Yiling.

Lan WangJi, el segundo jade de Gusu Lan murió a manos del Patriarca Yiling.

Nunca debió haber confiado tanto, ese corazón cálido y amable de luto por su hermano empezaba a enfriarse lentamente.

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MENTIRAS PERFECTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora