Lan WangJi acostado en la cama veía la figura de Wei Ying alejarse, aun las palabras del joven vagaban en su mente, ¿realmente todos pensaban que él estaba muerto?
Cerro los ojos y trato de recordar mas claramente lo que había sucedido, pero sus recuerdos seguían borrosos y dispersos, Wei Ying esta vez se había salido de control, en su mente anhelaba ver de nuevo al joven sonriente y despreocupado, como a la edad quince años, cuando el fue a estudiar en El Receso de las Nubes, aun guardada la imagen inocente del chico.
Wei Ying era el estudiante que disfrutaba sacar de sus casillas a su tío, su comportamiento al igual que sus palabras eran irritantes, tan molesto que aún no podría definir con seguridad cuando empezó a amarlo, medio año había pasado desde que ese torbellino de cabello color negro y cinta roja había llegado a su vida.
Tantos problemas, peleas y bromas de mal gusto los llevaron hasta este punto, ocultando sus sentimientos por tanto tiempo, siempre viéndose ante la gente como enemigos, dos personas tan diferentes que nunca en la vida se verían juntos, él pensó eso por mucho tiempo, aun así, la vida tan impredecible había abierto una brecha entre ellos a través de la cual un cálido sentimiento se ha colado lentamente, envolviéndolos, embriagándolos en una nueva sensación ante la que sucumbieron hace unos meses.
La brillante sonrisa tras volver exitosamente después de salir rompiendo el toque de queda, el fragante olor a alcohol impregnado en todo su cuerpo, el sigilo en sus pasos tratando de llegar a su habitación sin ser descubierto, a pesar de su cuidadosa entrada sabía que un par de ojos agudos se encontraban observándolo desde hace ya mucho, esperando para imponerle un castigo, como cualquier otra ocasión, talvez un regaño severo, o simplemente un par de frías palabras y una mirada austera, pero esta vez Wei Ying estaba esperando que este se interpusiera en su camino, deseaba verlo, no como en la clases, necesitaba tener un encuentro más íntimo, sin los ojos acusadores de Lan QiRen o las múltiples miradas de los otros estudiantes.
-Se que estás ahí Lan Zhan, ¿me estabas esperando? - dijo en la puerta de su habitación, sin intención de entrar - Ya sé que me quieres mucho pero ya son mas de las nueve, esto nos traerá problemas - la sonrisa en su rostro era amplia y coqueta, solía quejarse del frío en el Receso de las Nubes, pero ahora, justo esta noche no sentía nada, ni una sola corriente de aire, era tan pacifico, muy callado, extraño.
Unos pasos bastante suaves se oyeron a la par que una figura vestida de blanco se aproximaba su caminar era elegante y calmado, la tenue luz de la luna ilumina las facciones de su rostro, blanco y hermoso como el jade.
-Se que mañana tendré que enfrentar el castigo, pero realmente estaba muriendo de aburrimiento aquí - Lan Zhan mantenía con su expresión seria mientras lo escuchaba - Tú me conoces Lan Zhan, era cuestión de tiempo.
Lan WangJi solo asintió y se dispuso a retirarse - No salgas - fue lo único que salió de sus labios.
-Lan Zhan, ¿estabas preocupado? - dijo mientras se paraba frente a él sin dejarlo irse - Puedo parecer un podo despreocupado, pero se cuidarme solo - tomo el brazo de Lan WangJi - O estas preocupado de que pueda conocer alguna belleza y ya no vuelva, realmente he conocido a muchas personas hermosas, rostros que podrían dejarte sin aliento y sonrisas tan brillantes que el sol moriría de envidia - por su mente pasaban una gran lista de rostros y nombres - Pero ninguno podría compararse con Lan Zhan, eres el mas guapo que he visto, aunque casi nunca sonríes, los ojos de Lan Zhan son hermosos.
Lan Zhan frunció el ceño levemente y posos su mirada en el joven sonriente que se aferraba a su brazo - Desvergonzado.
Acercándose aún más a él, paso una de sus manos acariciando suavemente una de las mejillas de Lan WangJi - Me gusta ver todos los días a Lan Zhan.
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MENTIRAS PERFECTAS
Fanfiction¿Cuán voluble puede ser el corazón humano? Jiang Cheng pensó que el amor era algo voluble, ambiguo y extraño, es egoísta pero siente que ama a dos personas y no quiere dejar a ninguno. Meng Yao encuentra alivio en la cálida mirada y amigable sonrisa...