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Advertencias:
Lenguaje maduro, violencia, abuso y demás temas duros de tratar. No intento sensualizar nada, solo mostrar la crudeza de la realidad. Mi intención es escribir una denuncia social y de paso el  protagonista tiene diesiseis-diesisiete. Les dejo un enlace externo para que la lean completa. Voy a editar algunas partes para no tener problemas.

https://wordpress.com/post/cachorrosyamos.wordpress.com

Por favor, sus comentarios me ayudan a mejorar, no se olviden de dejarlos.


Devan nunca le daba más información que la necesaria, pero si no obedecía al pie de la letra, iba a pagar las consecuencias. Fue Jade quien lo llevó a su «cita» como las llamaba Devan  y lo abandonó en la puerta.

Noel se quedó inmóvil y cuando se abrió la puerta, un tipo lo tomó de la mano y lo condujo por el pequeño espacio que era su morada. Noel no se fijó en su rostro, porque ante sus ojos todos «ellos» eran iguales. Trataba de no prestarle atención a sus palabras o lo que hacían con él, sólo concentrarse en terminar pronto y salir entero.

El ambiente tenía un fuerte olor a cloro y a pesar del calor de afuera, las ventanas estaban tapiadas bajo cortinas rasgadas. Sobre una mesa, al lado de la puerta, había un rompecabezas, un puñado de crayones y un libro para colorear. A Noel le llamó la atención porque parecía que alguien estaba pintando y dejó una página a medias. El tipo lo pescó observando y le dijo que si portaba bien lo iba a dejar jugar un rato.

Sin más preámbulos lo condujo hacia la cama ubicada al otro extremo de la habitación. Le indicó que se suba al catre y al hacerlo perdió las sandalias que traía puestas. Siempre se le salían, porque le quedaban grandes. Fue cuando se fijó que en el suelo había prendas regadas y bolsas de basura.

Al verle los pies desnudos el sujeto empezó a acariciarlos con las yemas de los dedos. Le hizo cosquillas y  se mostró complacido al verlo reír. Siguió subiendo por sus  pantorrillas y muslos, parecía que intentaba cubrir cada centímetro de su piel. Las manos se detuvieron en la pretina de su pantalón y le dio un tirón para sacárselo. Terminó lanzando toda su ropa al suelo, con el resto de aquellas otras que parecían muy pequeñas como para ser de la talla del adulto.

El tipo se sentó a su lado y de un movimiento violento lo subió sobre sus muslos. Le dio un beso en la frente y le sujetó ambas manos con fuerza.  Continuó repartiéndole besos sobre la punta de la nariz y en las dos mejillas. Al tenerlo tan cerca, Noel pudo notar que los ojos del adulto tenían una intensidad extraña.

Sin darse cuenta como así, Noel terminó acostado contra el colchón y cerró los ojos de  miedo. El tipo le ordenó con voz aguda que los abriera. Obedeció como ya estaba acostumbrado y  pudo ver como sacaba de debajo de la almohada un cuchillo enorme.

Quiso gritar del terror, pero el sujeto le cubrió los labios con una mano.

—Shh. —la hoja filosa se deslizó por una de sus mejillas, mientras que la punta le acariciaba las pestañas.—Si te quedas quietecito nada va a pasar.

Noel asintió apurado y apenas su boca se vio libre, empezó a gritar lanzando manotazos al aire. El metal helado abandonó su rostro, pero se enterró en la carne tierna de la palma de su mano abriéndole un surco hasta rozar la muñeca. Gritó espantado por el dolor y la cantidad de sangre que empezó a brotar, bañándolos a ambos.

—¡No, no, no! Mira lo que haces.—lo sujetó del brazo herido intentando contenerlo bajo su cuerpo—Tenías que quedarte quieto y nada iba a pasar.  Ahora sí, no te muevas o se te van a salir las tripas por ahí.

Cachorros y AmosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora