Era un día tormentoso, algo inusual para esa época del año, como todas las mañanas me levanté bien temprano para hacer deporte, correr siempre me hacía bien además de ayudarme a sentirme bien conmigo misma.
Siempre solía hacer desporte por la misma zona pues apenas circulaban coches y las únicas personas que pasaban por allí eran los trabajadores de la maldita fábrica de papel. Digo maldita porque desde que se inauguró no trajo más que problemas al pueblo, si bien es cierto que daba mucho trabajo pero por su culpa los preciados bosques del pueblo estaban siendo deforestados.
Después de vestirme, calzarme mis deportiva y coger mi Ipod, me dirigí a mi zona de entrenamiento, por el camino no me encontré con nadie, a esas horas las calles del pueblo estaban vacias y los pocos coches que circulaban eran los encargados de abastecer los supermercados.
Apuré el paso hacia mi destino, lo hacia al ritmo de uno de mis grupos predilectos “CODPLAY”, por el camino me puse a pensar en todos los acontecimientos que se avecinaban, todos ellos nuevos para mí. Uno de esos acontecimientos era mi inmediata mudanza a Madrid, la ciudad de las oportunidades, siempre quise irme a vivir allí, pero por motivos económicos nunca me lo pude permitir y ahora tampoco pero necesito el dinero. Mi familia carece del dinero necesario para pagarme las oposiciones que estoy preparando, de ahí mi necesidad de encontrar trabajo, por eso en parte, decidí buscarme la vida en Madrid.
Iba a echar de menos el pueblo, en el fondo le tengo mucho cariño, sus calles, sus gentes tienen un aire especial, pero sin duda lo que más voy a echar de menos en Madrid es a “Cioccolato”, la mejor pastelería que puede existir, ahí aprendí todo lo que sé sobre el mundo del chocolate y la repostería. No podíar irme sin despedirme, en cuanto hiciera mi rutina de ejercicios, me pasaría por allí.
Entre tanto pensamiento, no me dí cuenta que ya había llegado al límite que separaba la ciudad del inicio del bosque. Ante mí se extendía un largo sendero dispuesto a ser recorrido por mis piernas, eran unos 5 km y a buen ritmo lo recorría en 20 min. Inspirés ese aire fresco con olor a pino y hierbabuena y comencé trotando para después ir aumentando la intensidad poco a poco.
A medida que iba corriendo me iba encontrando con numerosas caras conocidas, es lo que tiene ser hija y nieta de uno de los trabajadores más queridos de la fábrica , yo me limitaba a sacurdirles la manos ya que no quería pararme a habalr y así perder el ritmo.
Tras unos 4km corridos sentí como alguien me seguí, me giré pero no vi a nadie asique seguí corriendo hasta completar el trayecto.
Una vez llegué al final del sendero, me puse a contemplar la edificación que se alzaba delante de mis ojos, la fábrica de papel. Pese a tener ya casi dos siglos, el edificio en si estaba muy bien conservado y mantenía el aspecto y apariencia del edificio materno, no obstante nunca había sido restaurado. Estaba rodeado de una gran extensión de terreno donde se podían encontrar miles de especies de árboles diferentes, total los tenían para ser talados en cuanto tuvieran una edad asique eso de tener miles de especies arbóreas no le encontraba mucho sentido.
Sin duda era un edificio con una belleza natural y sumado al entorno natural donde se encontraba parecía un lugar mágico.
Después de contemplar el edificio durante unos minutos más, decidí volver al pueblo. Las calles cada vez estaban más llenas de gente, lo normal a las 12h del mediodía, a lo tonto se me había echo tarde, por el camino me encontré con viejos conocidos que me desearon suerte en mi aventura por Madrid.
Una vez en el pueblo, me acerqué a mi pastelería favorita y allí estaba mi gran amigo Pablo, nos conocíamos desde que eramos niños.
Después de suplicarme una y otra vez que no me fuera a Madrid, se dió por vencido y me dió uno de sus mas preciados pasteles, estaba delicioso, ojalá hubiera en Madrid pastelerías así. Me despedí de él y de la pastelería, la iba a añorar demasiado.
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Cioccolato ( Blas Auryn y Alvaro Auryn )
FanfictionAndrea por motivos económicos se ve obligada a mudarse a Madrid, la ciudad de las oportunidades, allí se encontrará con infinitas circunstancias algunas de las cuales le harán ver na vida de otra manera. El amor es como el chocolate,dulce o amargo...