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Por la mañana que logre despertarme me dí cuenta de que no tenía mi celular donde lo había dejado. El departamento estaba totalmente en silencio, de seguro todas las chicas estaban dormidas. Me levanté del sillón con un dolor inmenso en el cuello y fui por un vaso de agua. Traté de no hacer mucho ruido para no despertar a Karina y Roma, que lo más seguro es que estén muertas en la cama. Comencé a buscar mi teléfono por todo el sillón hasta que logré encontrarlo. Miré la pantalla y eran las once de la mañana. Cuando vivía en México, normalmente acostumbraba a levantarme un poco más temprano. Debo de admitir que el levantarme tarde es más relajado pero se aprovecha menos tiempo.

Me metí a bañar y me puse un conjunto cómodo. Hoy tenía planeado hacer compras en el supere y uno que otros pendientes. Tomé las bolsas gigantes con ropa que había recolectado un día antes y las subí a la Jeep. Eran tres bolsas completamente llenas, necesitaba levantar a las niñas para que me ayudaran a llevarlas, cosa que no quería hacer. Pobre, deben de estar muy desveladas. Una vez dejando las bolsas en el bazar, me dediqué a ir a Target a comprar lo de la semana.

Algo que definitivamente había notado en estos meses que he estado en L.A., me he dado cuenta de que he subido unos cuantos kilos de más. Necesitaba bajarlos ya, de no ser así, adiós puesto en televisión.

Algo bastante machista. En los programas de televisión, lo que definitivamente vende, son las chicas de buen cuerpo. En fin.

En el super compré muchas cosas que se suponen que no tienen calorías y esas cosas. Aún así sé que tal vez todo era simplemente mentiras para vender, aunque habían funcionado muy bien.

Sabía que tenía que empezar a acostumbrarme a estar sola ya que en Miami lo estaría por lo que podría ser tal vez el resto de mi vida, aunque aún no estoy muy segura, pero era evidente que sola me aburría. Saqué mi teléfono y marqué al número de mi novio.

-Hola Chris -dije con un tono de alegría inmenso.

-¿Qué pasó? -me dice un poco seco. Muy diferente a lo que había sido ayer.

-¿Estás enojado? -le dije un poco más seria.

-No, no. ¿Qué pasó? -seguía igual.

-Si estás enojado, podría hablarte después... -sabía que algo andaba mal con él.

-Si. Estoy ocupado. Adiós -cuelga.

Sabía que algo malo pasaba pero no entendía qué, precisamente. Su actitud era muy diferente a la de ayer, no era el mismo. Su tono de voz era más duro y serio, en cambio ayer... ayer no paraba de sonreír ni reír. No paraba de decirme lo hermosa que me veía cuando no me arreglaba...

De seguro está estresado porque ya se vienen las fechas para su tour. Sí, debe de ser eso. Terminé de hacer las compras y me dediqué a buscar una tienda Mac, tenía que llevar a arreglar mi teléfono. Aquella vez en la casa de James se me estrelló y fallaba demasiado, así que no tenía de otra. Después de tener casi una hora buscando, por fin encontré una.

-Buenas tardes. ¿En qué te puedo ayudar?

-Hola. Gracias. Pues verás, se me estrelló mi teléfono y falla demasiado. Quería ver cuanto me cobran por arreglarlo.

-Déjame ver -tomó mi teléfono en manos y comenzó a analizarlo. Yo solo veía como la pantalla se encendía y apagaba cada vez que lo ponía boca abajo. Lo conectó a su computadora para analizar si no tenía un daño interno- ¿Es tu novio? -me dice mostrando la foto mientras sonríe.

-Si. Es mi novio. -dije devolviéndole el gesto.

-Se me hace conocido... -maldita sea.

-¿Sí? -yo o quería que nadie supiera quién era él- de seguro fue porque la semana pasada vinimos a comprar un celular. Sí, debe de ser eso -en este punto, él debía de notar que yo estaba muy nerviosa.

"𝑩𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒃𝒂𝒏 𝒆𝒍 𝒂𝒍𝒎𝒂" #1 ||Christopher Vélez|| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora