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Justo ahora en mi cabeza solo sonaba la manera en que yo le gritaba a ese chico, Christopher. Mi cabeza me dolía demasiado al igual que el estómago y garganta. Con mis manos tomé mi cabeza antes de abrir los ojos. El dolor me aturdía el cuerpo demasiado. Abrí los ojos y lo único que veía era negro.
-¡ay Dios mío! No veo nada. Ya decía yo que el tequila no es bueno. Te deja ciega -logré escuchar una risa al fondo- genial. Seas quien seas, dame mi teléfono.
-bueno, definitivamente sabes quién soy ahora -prendió la luz. Era claro que antes de que lo hiciera yo ya sabía que era él, Christopher. Su voz era imposible de olvidar porque es enfadosa- no estás ciega, simplemente la luz estaba apagada.
Mis ojos estaban encandilados por el golpe de la luz en ellos. Me tallé los ojos con los puños para poder suavizar un poco más el efecto y por fin pude ver. Yo estaba acostada en una cama demasiado grande. Podría decir que caben al rededor de cinco personas en ella. Definitivamente este no es mi departamento. Voltee a todos lados y logre verlo a él sentado en la esquina de la habitación en una silla. Estaba en el celular, pero aún mejor..., que diga, para mí mala suerte no traía camiseta puesta.
-¿quieres café o un té?
-quiero que te pongas una camiseta y me lleves a mi departamento -me quité la cobija de encima y baje mis pies de la cama. Me levanté y solo sentí el aire rozar mis piernas. Cuando bajé la mirada me di cuenta de que no traía nada ,as que mis calzones de abuelita puestos y una sudadera amarilla que me quedaba gigante con letras negras que decían CNCO. En seguida me volví a sentar en la cama y agarré la cobija y me la puse en las piernas.
-¿dónde está mi ropa?
-en la basura, creo.
-¿cómo por qué está en la basura? -levantó la mirada y me miró fijamente.
-porque estaba llena de vomito y no creo que quieras usarla ¿o sí? -lo mire y voltee los ojos.
-bueno, dame algo para ponérmelo en las piernas.
-la sudadera te queda como vestido. Así déjalo. Tu amiga Ximena dijo que te traería ropa de tu departamento, eso fue hace una hora así que espera  -Ximena claro, esa chica haría lo que fuera para estar por lo menos un minuto con el chico por el que ella está loca.
-¿este es tu departamento?
-no, este es la habitación de hotel dónde Erick y los chicos nos estamos hospedando.
-¿o sea que está no es tu habitación? -no sé porqué me sentí ofendida ante el echo de que estaba en la habitación de Erick y no la de él. ¿Acaso tanto asco le doy como para no querer llevarme a su habitación?
-no, Erick durmió en mi habitación junto conmigo. Tú y tu amiga Roma durmieron aquí. Solo que ella bajó a desayunar y desgraciadamente yo tengo que cuidarte.
-uy pues perdóname. Yo no te lo pedí. Así que ahora quiero que salgas de la habitación y me dejes sola -me di la vuelta y me tapé la cara con la cobija- ¡vete y déjame sola!
-oblígame -agarré uno de los cojines que estaban en la cama al lado mío y se lo lancé- vete.
-está bien. Me iré. Pero dame mi sudadera entonces. No saldré así sin nada puesto -como pude me quité la sudadera y se la aventé- toma tu asquerosa sudadera.
Me volví a tapar con la cobija esperando a que se fuera. Yo no veía, solo escuchaba. Se colocó la sudadera, se paró y se fue. Lo único que pude escuchar fue el sonido de la puerta cerrando. No podía creerlo. Ese hombre sí que debe de estar jugando. Me levante de la cama y me dirigí a la maleta que estaba del otro lado del cuarto y busque algo que me pudiera quedar. Nada, toda esa ropa era para alguien en verdad flaco. Busqué mi celular por todos lados y no lo encontré. Decidí recorrer la habitación y no era muy grande pero tenía una vista impresionante. Decidí meterme al baño porque quería tomar una ducha así que lo hice. El baño tenía regadera y tina, así que me tomé la libertad de ponerla a llenar para meterme. Se sentía tan bien el agua cayendo por mi piel. Era como un masaje que en realidad estaba disfrutando. Estoy segura de que Erick no se enojara por tomar su regadera y tina. Una vez ya llena me recosté dentro de ella. Estaba disfrutándolo y estaba relajada. Desearía tener música para relajarme más. Pasé al rededor de diez minutos en la bañera cuando derrepente la puerta se abre de golpe. Voltee para ver quién era y gracias a Dios era Ximena con mis cosas.
-te dejé todo ahí en la cama. Corre porque me llamaron por teléfono las coordinadoras. Nos esperan ¡ya ya ya!
¡Mierda! La plática y asignación de eventos y servicio. Se me había olvidado por completo todo. Tomé la toalla rápido y me envolví en ella. Estaba segura de que el olor seguía impregnado en mi cuerpo pero lo dejé pasar. Me cambie lo más rápido que pude con unos shorts y una blusa larga amarilla que me llega debajo de los muslos junto a unos zapatos negros de agujetas. Me sequé el cabello lo más rápido que pude y naturalmente se hicieron ondas en él. Me ala ir mi fleco y salí. Pero no sin antes:
-¿mi celular?
-Roma lo tiene.
Salimos corriendo de la habitación. Entramos al elevador y bajamos al lobby. Roma y Karina estaban esperando. Los chicos estaban afuera tomándose fotos con todas esas fans locas que estaban esperando.
-¿y tú qué? ¿Fuiste a la estética y volviste? -Roma en su máxima expresión.
-que chistoso ¿mi celular? -me lo lanzó y por poco no lo atrapo. Los chicos entraron al lobby con muchos regalos- ¿alguien ya pidió el Uber?
-¿Uber? No, no. No dejaré que Karina y sus amigas se muevan en Uber.
-Zabdiel, ya supéralo. Solo fue una noche y no pasó nada. ¿O acaso te enamoraste en una hora?
-¿Podrías callarte Christopher? ¿Por qué no dejas a la gente ser sin estar ahí molestándola? -me di la vuelta, me coloqué mis gafas de contacto y salí muy enojada del hotel.
Tomé mi celular y vaya suerte. Batería muerta. Volví adentro y le quité su celular a Karina.
-oye, devuélveme el celular -me lo quitó de las manos.
-necesito irme Karina. Mi mamá me matará si no me registro y pierdo esa beca. Ya necesito irme.
-no hace falta -dijo Erick mientras se rascaba la cabeza en señal de incomodidad- Renato las va a llevar.
-¿Renato? ¿Quién es Renato?
-solo calla y súbete al la camioneta que las está esperando afuera -decidí ignorarlo. Su presencia me repugna así que decidí simplemente ignorarlo.
-bueno chicos. Nos vamos. En verdad gracias por lo de anoche. Me divertí mucho, al igual que tú -me volteo a ver. A decir verdad mis recuerdos de anoche eran vagos después de que vi como Christopher estaba siendo devorado por una mujer. Pobre, no podia defenderse. Nótese mi sarcasmo- Adiós Christopher. Ten. Les dejo mi numero para cualquier cosa, en verdad, cualquier cosa -le guiñó el hijo y le entregó un pedazo de papel con su numero escrito.
-Gracias mami. Déjame despedirme de ti -le dio un beso en el cachete casi rozándole los labios. La rabia consumió tanto mi ser que solamente me contuve- en la noche te marco. Qué bien hueles.
-que bueno que lo notas.
Todas caminamos hacia la parte trasera y efectivamente estaba un auto esperándonos. Una vez que me subí le pedí un cargador para mi celular de coche, a lo que él accedió.  Durante todo el camino estuvimos platicando con Renato. El nos contaba sobre experiencias locas de los chicos y sus fans. Nosotras sólo reíamos incluyéndome. A decir verdad él era un chico agradable a diferencia de Christopher. De todo lo que venía diciéndonos solo una cosa se me quedó grabada. "De todos los chicos, Christopher es el más coqueto. Que yo recuerde, en los tour siempre termina con una chica del lugar al que vamos a visitar. Nunca algo serio"  ¿Por qué no me sorprende? Él es un chico promiscuo.
-¿ya oíste Ximena? El solo quiere tenerte entre sus sábanas y después ¡pum! Te dejará.
-Ina, deja de estar pensando en esas cosas. Yo sé que podré cambiar eso.
En la parte de adelante solo se escuchaban las risas de Renato. Lo que siguió del camino solo fueron malos chistes y Karina preguntando cosas sobre Zabdiel. Mi celular logró prender, lo primero que vi fueron miles de mensajes y llamdas de Emiliano. Mi corazón estaba latiendo demasiado rápido. Lo revisé y decidí marcarle por teléfono.
-¿amor?
-¡Ina! ¿Por qué no contestas el celular?
-perdona bebé, mi celular estaba muerto y no pude cargarlo hasta ahora -en el fondo solo escuché a Sasha diciendo muchas cosas y riéndose con las demás niñas-
-Okay, te creeré, solo necesito que me digas una cosa. ¿Por qué hay fotos y videos tuyos de un chico que aparentemente es de una banda llamada CNCO entrando a un hotel, en Instagram.
-amor..., no es lo que crees.
-no, si es lo que creo. Yo estoy en México esperando por ti, y a esperando me refiero a que en verdad espero para todo. Nunca hemos tenido sexo porque para ti es algo muy importante y derrepente una noche te vas a un hotel con un chico a hacer sabe qué, no creo que hayas dormido o solo platicado.
-Emilio ¡déjame hablar!
-Renato, para, bájame aquí.
-Lo que tú digas.
Me bajé de la camioneta. El aire era lo único que me aliviaba en ese momento.
-amor, anoche las chicas y yo salimos. Yo conocí a uno de los chicos y nos invitaron a su mesa. No pasó nada. En la noche fuimos a su hotel TODAS porque Roma estaba demasiado tomada y no podía ni pararse sola -mentí- ninguna de nosotras podía manejar en carretera para llegar a Santa Mónica, fuimos a Hollywood y es una hora de carretera, entiéndeme. No queríamos pedir un Uber porque cobraría mucho, y no es el dinero el problema, es el echo de que era madrugada y yo aún no sé que es lo que pueda pasar. NO, PASÓ, NADA AMOR. Debes de creerme. Yo te amo a ti y solo a ti.
Al otro lado del teléfono solo se escuchaba..., nada, en realidad no se escuchaba nada...
-amor, te creo, perdóname por ser un estúpido. Simplemente sabía que esto no iba a ser fácil de llevar, los dos separados y todo eso. Bueno, tengo que irme porque tengo que entrar a clase. Te amo.
-y yo a ti, bebé.
Me subí otra vez a la camioneta, las chicas estaban mirándome con intriga.
-¿por fin cortaste con ese imbecil, Ina?-A Roma nunca le había gustado mi relación con Emilio. Una vez que empecé a estar con él me privé de muchas cosas. Pero nada de eso importaba porque yo lo amo.
-no, no corté con él. Al parecer hay unas fotos rondando en internet de nosotras entrando al hotel de los chicos. Yo no sé quién tomó las fotos ni mucho menos quien las subió...
-claramente no, llegaste al hotel en una condición rara.
-lo sé, lo sé. Así que simplemente dejémoslo pasar. No recuerdo que pasó ayer así que prefiero no recordarlo.
-lo único que sé es que casi estoy segura de que corriste a la enamorada de Chris anoche de la mesa. Y le dijiste que Chris era tu novio.
-no me acuerdo, y si no me acuerdo, no pasó -las niñas se rieron menos Ximena. Esto iba a ser un gran conflicto.
Después de unos minutos llegamos a la universidad. Teníamos que ir precisamente a unas estaciones donde nos darían nuestro trabajo y unos gafetes con la televisora o revista que estaríamos trabajando. Renato se fue y las chicas y yo nos quedamos ahí. Todas nos dirigimos a nuestra área asignada. Tardamos dos horas en salir de ese mundo de gente.
Tomamos un Uber y fuimos a la playa en Santa Mónica. Todas estábamos verdaderamente mal. La resaca estaba comiéndonos. La playa nos iría muy bien.
-quiero meterme al mar chicas. Vamos rápido a esa tienda de por allá a comprar unos bañadores.
-yo concuerdo con Ximena. Es hora de relajarnos y dejar que el sol nos bese -todas estuvimos de acuerdo y fuimos a esa tienda. La verdad es que el año ante pasado en mi preparatoria nos habían llevado a una playa virgen en México, era hermosa; esa fue la última vez que logré ir a una playa. Yo no era fan del mar, en realidad lo odiaba. El tener arena metida por todos lados es incomodo y desagradable así que no era muy fan pero hoy las cosas cambian. Mi cuerpo pedía a gritos sol, mar y arena. Entramos a la tienda y había muchos bañadores bonitos. Lo único que había notado era que había puros bikinis, en mi vida había usado bikinis. Yo sólo tenía bañadores completos y en esta tiendo solo tenían talla grande y yo era chica.
-yo me llevaré este -dijo mientras nos mostraba uno muy lindo, era blanco con líneas verticales azules. Me gusta. Roma siempre había sido muy especial y de gustos pulcros.
-yo este chicas, me encanta como resaltan mis chinos con este color -Zara llevaba uno de color rojo cereza. Era hermoso también.
Las demás siguieron mostrando los suyos mientras que yo no tenía nada. Había muchos bonitos de colores hermosos pero yo no soy fan de andar enseñando partes de mi cuerpo que ni siquiera mi novio ha visto.
-lo siento chicas, pero no hay nada para mí.
-oh vamos Ina ¡has trabajado tu cuerpo por un año entero! Es hora de que salgas a relucirlo.
-Oh vamos Ximena, no es por eso. A mí no me gustan los bikinis. Prefiero los que son completos.
-oh no, nena. Tú usaras esto -Zara me dio un traje que era amarillo mostaza. Estaba bonito pero era demasiado sexy a mi parecer .
-gracias Zarita, pero mejor me pondré esto -tomé unos shorts de licra verdes y una camiseta blanca que decía "Santa Mónica beach" y tenía palmeras al rededor.
-pero pensé que querías que el sol te besara. Aparte, con eso que llevas, la arena se quedara atorada por todos lados.
Continuamos debatiendo por los bañadores hasta que Ximena dijo:
-los chicos llegaron. Están esperando en la playa. Dice Christopher que seamos rápidas antes de que llegue gente.
-¿como dices que dijiste?
-ahorra tus frases de niña de doce años y ponte el bikini. Hazlo por mí -hizo puchero y junto sus manos cual no.a pequeña.
Le arrebaté el bañador a Zara de la mano y todas nos metimos a los probadores a cambiarnos. Yo agarré la camiseta blanca que me tapaba el cuerpo y me la puse. Para mi buena suerte antes de venir me había hecho pedicura en los pies y manos, así que lucían bien. Me hice un moño mal hecho en la cabeza y salí. Todas se veían fabulosas con sus trajes matamos y salimos de la tienda. Muchos chicos volteaban a ver a las niñas. Ellas lucían como modelos de una pasarela y yo solamente era una chica que llegó a unirse a su banda.
-y bien Ximena ¿dónde están los chicos?
-Zabdiel me dijo que están al lado del muelle principal -Karina respondió antes que Ximena pudiera hacerlo-
-bueno, pues vayamos para allá.
Las chicas se colocaron bloqueador y yo decidí entrar y comprar unas sandalias completas porque presentía que la arena iba a estar demasiado caliente y no quería que mis Converse tuvieran arena adentro. Una vez que empezamos a caminar por el cemento caliente para dirigirnos al muelle principal las niñas empezaron a correr, al parecer el asfalto les empezó a quemar. Todas corrimos rápido, aunque a mí no me quemaran. Llegamos a donde los chicos y habían diez camastros debajo del sol con diez sombrillas cubriendo.
-hola bebé -Karime corrió hacia Zabdiel.
-hola ¿qué tal te fue en tu primer día de clase?
-¡genial! Trabajaré para una revista. En realidad todas trabajaremos en revistas, menos Ina. Ella trabajará para paparazzi.
-reportera Kari, reportera.
- ¿a sí? ¿qué segmentos harás? ¿El de moda? Ya lo creo -río y hablo con ironía. Claro que era ese chico con sus lentes de sol amarillos y una gorra que le lucían demasiado bien. ¡Carajo Christopher!
-para tu información, yo sé más que tú de modas, claramente se ve. ¿Quién usa pantalones negros con sandalias en una playa? Ah claro tú- Erick se rió y Chris solo volteo a verlo serio.
-bueno chicos. Vayamos a bañarnos ¿Vienes guapo? -Ximena se quitó él pequeños pedazos de tela que tenía en la cintura y lo aventó al camastro que estaba al lado.
Los dos simplemente caminaron hacia la playa. Me repugna que sea así con las mujeres. Es eso o el echo de que no es con,ido con quién está en la playa. Saqué de mi bolsa un libro y me puse a leerlo mientras me tomaba un rico Cosmopolitan. Todos se divertían en el mar. Yo era la única que estaba sentada leyendo un libro en lugar de jugar voleibol como los demás. Me coloqué los lentes de sol y cerré los ojos.
-¿te quedarás todo el rato ahí acostada?
-tal vez Erick. Tal vez no.
-mira, entiendo que ellos sean chicos grandes y sean molestos, la verdad es que después de un tiempo te acostumbras a estar con ellos. Yo sé que Christopher puede ser molesto, te entiendo pero casi estoy seguro de que solo lo hace para llamar la atención. En realidad él no es así, es diferente. Anda, levántate y vamos por un helado.
Me levanté y me coloqué mis sandalias. Erick se puso una camiseta de manga corta con botones, pero sin abrochar. Caminamos hacia el muelle y llegamos a un lugar dónde vendían helados y raspados, esos que eran tradicionales americanos. La fila era un poco larga.
-y dime Ina ¿qué me cuentas de tu vida?
-¿qué quieres saber?
-bueno, he escuchado que eres una chica difícil. Que tienes novio y que odias nuestra música ¿por qué nos odias tanto?
-parece que no recuerdas nada..., hace un año ustedes fueron al FIG a cantar sus canciones o yo qué sé. Yo no quería ir pero una de mis "amigas" -dije haciendo comillas con las manos- me obligó ir al concierto y pues ahí me tienes. Yo estaba en zona VIP con ella, todo era hermoso, conocí un chico que parecía ser agradable, aún recuerdo su nombre. Era ¿Juan?, no, creo que era Jeff o Jonny..., Jhona..., ¡Jonathan!, su nombre era Jonathan Vélez. Espera. Ay no puede ser. ¡Vélez! Claro que sí, es hermano de Christopher. Ay noooo. Bueno, en fin. Todo estaba bien hasta que tú y tus amigos me subieron al escenario enfrente de miles de personas y cantaron esa canción que tanto odio. "Se vuelve loca". Yo estaba teniendo un mal momento y ustedes lo empeoraron todo. Y más al final que me hicieron bailar. ¿Sabes por cuanto pasé? Todos se burlaban de mí en la preparatoria por ser la perdedora que subieron al escenario y se quedó parada. ¡Ay no! Ya me enojé. No me hables.
-eso explica todo. Ya decía yo que de algún lado te conocía. Si recuerdo esa noche. La verdad es que me gustaste. Tenías una mirada diferente a la de ahora. Lucías inocente y tierna.
-¿y ahora no o que? -me volteé y le di un pequeño golpe en el hombro.
-no, ahora luces como alguien que odia todo. Y no, ya no me gustas. Solo fue algo rápido -ambos reímos.
-la verdad es que de los cinco, en ese día, tú fuiste mi crush. Tus ojitos me dejaron enamorada. Pero ahora tengo novio y lo amo. Ya cumplimos un año, antier, justamente. Oye, tengo algo que preguntarte. Después de que yo me fui, es decir, al día siguiente la persona que me llevó al concierto me dijo que Christopher pidió mis datos. ¿Es eso real?
-si, si es real. Pero creo que tu amiga no le pasó nada. Terminó dándole su numero ella a él. Así que no te preocupes.
Seguíamos avanzando en la fila. Erick me contaba que en verdad había construido una hermosa amistad con los chicos y que extrañaba a su familia a la vez. Hace unos meses atrás su madre ya no viaja con él puesto a que ya es mayor de edad y él en verdad la extrañaba. Seguíamos hablando pero en realidad yo no estaba poniéndole atención. ¿Será que yo era la presa en esa noche de Christopher? Tal vez ya no se acuerda de mí, por eso me trata así o tal vez si me recuerda y también por eso me odia. Era algo con lo que tenía que vivir, sin embargo no podía. Por fin logramos llegar y pedimos nuestros helados. Erick pidió uno de limón y yo pedí un raspado de mora azul. En ese momento el frío del hielo en mi garganta estaba siendo glorioso. Empezamos a dirigirnos a nuestro lugar y llegamos. Los chicos estaban mojándose en el agua. Zabdiel con Karina y Ximena con Christopher. Joel, Erick, Richard y yo estábamos sentados en los camastros. Richard se fue al agua a bañarse al igual que Joel.
-vamos Ina. Vayamos al agua. Dice Zabdi que esta caliente.
-gracias pero no. No quiero que mi blusa de la playa se me moje. Es muy elegante.
-oh vamos Ina. Quítate eso y luce tu cuerpo fiera.
-Zara ¿te he dicho que eres muy mandona?
-tú solo cállate y quítate eso. Yo también me quiero meter al igual que Sasha y Roma.
-está bien. Pero me la quitaré hasta llegar al agua.
Nos levantamos de los c,a astros y caminamos por la arena. Se sentía tan bien en los pies. Llegamos a la orilla del mar y Zara junto con las niñas y niños se metieron al agua. Yo solo los miraba.
-vamos, hazlo o si no yo te la quito.
-está bien amiga, espera.
Me empecé a levantar la camiseta poco a poco. El sol empezó a rozar mi piel de una manera muy cálida. Esa sensación me gustaba. Cuando terminé de hacerlo la aventé hacia la arena. Todas y todos se me quedaron viendo. Menos Zabdiel, el estaba perdido en Karina.
-amigaaaa, te ves bastante bien. Parece como si te hubieras operado tu retaguardia.
-cállate Ximena.
Me empecé a sonrojar. Yo sentía las miradas de los chicos encima de mi. Voltee a ver a Christopher y noté que estaba observándome, se mordía los labios mientras lo hacía y eso sí me volvía loca. Logré meterme completamente al agua y ahora sí me empecé a divertir. Los chicos y las niñas empezaron a lanzarse agua del mar. Todos corrían al igual que yo.
Empezamos a perseguirnos y yo corría de espaldas para no perder a nadie de vista. Seguí corriendo y al asegurarme de que nadie me perseguía decidí voltear. Yo nada más sentí el choque de mi nariz con el cuerpo de alguien y después con la arena. Eso había dolido y mucho.
-debes de fijarte por dónde vas.
-pues tú deberías de tener cuidado.
-por cierto, debo decirte que el amarillo te sienta bien. Deja te levanto y te llevo con los chicos.
Y Christopher me cargó en sus brazos como si fuera un bebé. Yo en verdad quería quedarme así con él, por eso no dije nada y dejé que todo pasara. Me recostó en un camastro y me acercó una botella de agua. Tomé y él no decía ni una palabra.
-¿estás bien Ina?
-si Roma, debe de ser porque no traigo los lentes puestos.
-¿dónde los dejaste?
-en la bolsa. Ahí están -Roma me pasó los lentes y me los puse. Podía visualizar menor a la gente.
-me quedaré aquí. Ustedes vayan.
Pasaron las horas y todos estábamos sentados haciendo una fogata en la playa para poder ver el atardecer. Yo estaba sentada encima de un tronco y llegó Christopher y se sentó al lado.
-¿te sientes mejor?
-me siento mejor -nos quedamos sentados por un buen rato. En mi cabeza seguía proyectándose la idea de que él estaba integrado por mí el año pasado- tengo algo que preguntarte. ¿Tú no me recuerdas, verdad? No recuerdas lo que pasó hace un año en el FIG. Lo que pasó mientras cantabas esa canción de se vuelve loca.
-¿a ti? No ¿por qué lo haría? -la respuesta que no quería oír.
-no, por nada. Solamente creí que tú recordabas... -en eso llegó Joel a interrumpirnos-
-hola chicos. Vamos a ir a buscar malvaviscos los chicos y las chicas a la cuidad. Volvemos en un momento. ¿Vamos?
-no, nosotros nos quedamos aquí -su respuesta rápida me sorprendió-
Los chicos se fueron y nosotros seguíamos sentados al rededor de la fogata. Yo estaba empezando a sentir frío en el cuerpo por el aire que estaba haciendo. Mis brazos eran mi único abrigo ya que mi camiseta se la había llevado el mar. Christopher estaba en el celular así que decidí párame a buscar lo con que pudiera abrigarme. Empecé a buscar y él lo notó.
-¿qué buscas?
-una chaqueta o algo así. Me está dando frío -se paró y de su mochila sacó la misma sudadera de en la mañana y me la dio.
-póntela, eso debe de cubrirte.
Asentí y me la puse. Estábamos los dos juntos pero el silencio nos separaba. Ya habían pasado diez minutos y los chicos no llegaban.
-Ina ¿te puedo preguntar algo?
-dime ¿qué pasó?
-¿tú crees que exista el amor a primera vista? -no entendía a qué venía su pregunta.
-si, si lo creo. Aunque depende. Hay veces en que tu crees que esa persona es el amor de tu vida pero no termina así. También hay veces que solamente sientes atracción por esa persona y tu piensas que es amor. Me ha pasado. Aunque en realidad no sé porque me lo pregun... -y ese fue el momento, el momento que yo estaba esperando. Me besó y me besó como nunca me habían besado. Puso sus manos al rededor de mi cara y la apretó hacia él. Yo coloqué mis manos en su cabello y enrede mis dedos en él. Sus labios eran suaves y violentos a la vez. Su beso era de esos besos que tú veías en las películas, de esos besos que te roban el alma.

"𝑩𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒃𝒂𝒏 𝒆𝒍 𝒂𝒍𝒎𝒂" #1 ||Christopher Vélez|| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora