Capítulo Catorce

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Reencuentro entre dos viejos amigos

Narra Daniela

Continúo mirando el enorme reloj que se encuentra en el muro central de la cafetería, mientras espero a Orlando. Han transcurrido más de veinte minutos desde que hablamos y me dijo que estaba cerca, me aburre esperar. Él sabe muy bien que la paciencia no es mi mejor virtud.

Tomo mi cartera para ya irme, y cuando estoy a punto de levantarme, veo a Orlando entrar por la puerta de la cafetería. Casi ni lo reconozco, se ve muy elegante con su traje de chófer. Siempre le he dicho que el color negro le favorece; aunque él piensa que me burlo. No puedo creer como el tiempo nos ha cambiado, él siempre ha sido mi casi hermano, mi compañero de travesuras, y ahora se ha convertido en todo un hombre. Trato de disimular el orgullo y admiración que me inspira su presencia. Me muerdo los labios tratando de evitar que mi rostro dibuje una sonrisa de dicha y gozo al reconocer que todo su esfuerzo desde que salió del orfanato poco a poco está dando frutos. Sé muy bien que llegará lejos. Él es uno de los míos, no se da por vencido fácilmente y no se dobla por tontas cursilerías. Observó que me busca por toda la cafetería y por fin se gira a la esquina en donde me encuentro casi escondida.

--Disculpa la demora Daniela, pero tuve un imprevisto --me da un beso en la mejilla y un fuerte abrazo, esos que te quiebran los huesos.

--No te preocupes, no pasa nada –me mira con el ceño fruncido, y por la forma en que me ve, sé que no me cree.

--No me mires de esa forma, pareces psicópata. Si sabes que estoy mintiendo, evitemos los preámbulos y siéntate de una vez.

Nos sentamos y pedimos algo de beber. Por un momento hay un silencio incómodo entre los dos, hasta que Orlando lo interrumpe preguntándome...

--No me llamaste para verte cómo le das vuelta a tu taza de café, verdad. ¿Qué te sucede? Necesito que seas sincera conmigo sin ninguna clase de rodeos.

Doy un largo suspiro para informarle la cruel noticia.

--Ya no me casaré, la boda fue cancelada---doy un sorbo a mi café y contengo las ganas de llorar.

---¡A buena hora!-- la postura de Orlando se relaja; mientras que yo en cambio no entiendo su actitud. Acaso no se ha dado cuenta la magnitud del problema en que estamos.

---No me veas con esa cara, no te debes de sorprender, esa boda era ridícula y más aún porque ibas a estar al lado de un hombre que no querías.

---Si mal no recuerdo, fuiste tú quien me ayudó con ese plan.

---Sí, pero no pensé que tu plan era casarte con ese tipo. Pensé que le quitaríamos algo de dinero por mojigato. Además te recuerdo que me advertiste que si no te ayudaba, me buscara otro lugar a donde vivir; porque me ibas a botar del departamento que compartíamos.

---Vos sabes muy bien que nunca te hubiera botado. Y ya que tocamos ese tema, dime hasta cuando vas a seguir pagando una habitación que no ocupas, quisiera ponerla en renta y así te ahorrarías ese dinero para otra cosa que necesites.

--¡Estás locaaa! Sabrá Dios que clase de loco te tocaría por compañero; además me gusta pagarlo, tengo unas cuantas cosas ahí y me agrada la idea de tener un lugar a donde ir. Pero no te vayas por la tangente, acordamos hablar sin rodeos. Ahora dime ¿Por qué no habrá boda?

Me debato unos segundos si contarle o no toda la verdad. Y me digo a mi misma, es Orlando, a quien podría contarle él.

---Es gay, el intachable señor Irrazalba, y lo descubrí de la peor manera.

---¡Lo sabíaaa!---pega un grito el muy idiota que me hace asustar, lo tomo de la mano para que se tranquilice--. Ningún tipo por más caballero que sea, tiene una relación por tres  años y no insiste en tener sexo. Vamos Dani, fueron tres  años de relación en la que nunca trato de llevarte a la cama o por lo menos masturbarse contigo a lado, en verdad que a veces pecas de ingenua, me decepcionas a veces. –Pasa su mano por la cabeza dando giros de negación con ella.

Tu KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora