Parte 2: Danza

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2-Danza

**Soujun**

Me doy los últimos retoques a mi cepillado y suspiro frente al espejo al ver mi aspecto engalanado en uno de los kimonos más caros que tenemos y del cual presumo siempre que tengo esta cita concertada.

-Nii-sama ¿te vas?- sonrío a Haruka que está restregándose los ojos medio dormido aún y me acerco a él para besar su frente con cariño.

-Vuelve a la cama, llegaré al amanecer-

-¿tu danna te trata bien, nii-sama?-

-Claro que sí. Es un hombre muy importante y le respeto-

-Si te soy sincero, no me gustaría estar en tu lugar....-

"Ni a mí tampoco", me gustaría decirle, pero vuelvo a sonreír y le hago una reverencia como despido. Por supuesto que no me gusta depender de nadie, pero un danna tan poderoso como el mío es difícil evadirle. Mi padre aceptó esta unión y yo he de cumplir como buen hijo y taikomochi. A fin de cuentas mi situación no podía ser mejor. Genryusai Yamamoto, mi danna-sama desde hace tres años, es la mano derecha del emperador, un gran samurái retirado y consejero, aparte que es uno de los hombres más ricos del país y de entre todas las geishas y prostitutos, me eligió a mí como su acompañante. Debería sentirme dichoso y no pensar en más, aparte ya tengo cuarenta años ¿pretendía tener un danna joven y que me amase intensamente? Eso solo existe en los cuentos que le contaba a mis hermanos cuando eran pequeños.

-Bienvenido Soujun-sama. El amo le espera- saludo cortésmente a Genshiro, el criado más respetuoso y fiel de mi danna, siguiéndole hasta el dormitorio donde su señor me espera sentado en una cómoda silla acolchada y con una botella de sake en su mano.

-Soujun, acércate, deja que te vea....- hago lo que me pide y me arrodillo sentándome sobre mis pantorrillas tal como aprendí desde niño. Mantengo la mirada baja hasta que mi danna me agarra del mentón obligándome a mirarle. Como siempre le causo tal estupor que suspira con tal fuerza que noto su aliento alcoholizado en mi rostro haciendo que frunza la nariz disimuladamente.

-Estás precioso....te has puesto el kimono que te regalé la primera vez-

-Sabía que le gustaría, danna-sama. ¿Aún me sienta bien?- hago el atrevimiento de levantarme para darme una vuelta y que pueda admirar bien las curvas de mi cuerpo antes de ser agarrado por una de sus fuertes manos haciéndome caer en su regazo. Coloco mis piernas para sentarme bien sobre las suyas y él me ayuda agarrando los bajos del kimono para que la tela no me tire desde atrás desequilibrándome.

-¿un trago?- acepto su vaso lleno de sake y me lo bebo casi de golpe haciéndole reír un poco. Su carcajada suena abrupta en un hombre como él. Es tan intimidante y fuerte para su edad, que cualquiera se atrevería a soplarle cerca. Se nota que aún tiene ese espíritu de guerrero y mirada voraz con sus víctimas.

-Cuéntame cómo van las cosas en el hanamachi-

-Bastante tranquilas, ha aumentado el número de geishas en una okiya cercana a nuestro dojo, los comerciantes se atreven más a entrar y dejarnos comida de primera calidad y...-

-Detente. No me gusta eso que has dicho de las geishas...esas malditas brujas os terminarán echando definitivamente-

-No lo harán, mi hermano Byakuya ha negociado con ellas y le tienen en un pedestal-

-Ese muchacho tiene la misma testarudez que Ginrei. Un potro salvaje-

-¿le prefiere a él antes que a mí?-

"Kimono abierto"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora