Epilogo

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Dos años después  

El miedo invadía a Jake, mientras esperaba en la sala de espera a que le informaran. Todos lo miraban con compasión, aunque él no se daba cuenta, porque su mente estaba en otra parte.

—Jake, por favor, siéntate —le pidió Jacqueline exasperada. Se levantó y lo agarró de la mano—. Todo está bien, cuando llegue el momento, te llamaran para que entres.

—Tardan demasiado, Jacquie —murmuró preocupado, echando una mirada por el pasillo.

Vio a una enfermera acercarse, todos estaban a la expectativa. —¿Jacob Franz? —llamó la enfermera.

Jake levantó la mano y se acercó.

—Soy yo. ¿Ya es la hora? —preguntó inquieto.

—Así es, sígame, señor Franz —Jake comenzó a seguirla por el pasillo, le indicó una puerta—. Cámbiese con la ropa que le dejé en el banco, lo estaré esperando.

—Está bien —Entró y se cambió lo mas rápido posible a la ropa de hospital.

Salió y la enfermera comenzó a caminar, hasta llegar a una habitación donde escuchaba gritos. Ella abrió la puerta y el entró, se encontró a su esposa sudada y con el rostro rojo del esfuerzo.

—Amor —murmuró preocupado, mientras se acercaba a ella y le tomaba de la mano.

Lucy, su hadita, volteó a verlo y pareció aliviada de verlo. —Jake, llegaste —gruñó, el dolor llenó sus facciones.

—Estaba en la sala de espera, hadita, no me dejaban pasar, pero ya estoy aquí —le acarició la frente con la otra mano.

—Señora Franz, ya puedo ver la cabeza del bebé —anunció el doctor—. En la próxima contracción empuje fuerte.

Cuando llegó la contracción, ella empujó y apretó la mano de Jake muy fuerte, casi rompiéndole la mano.

—Ya casi sale la cabeza por completo —informó el doctor—. Otro empujón y saldrá casi por completo.

En la siguiente contracción, Lucy estaba muy cansada. —No puedo, no puedo —murmuró sin aliento.

Jake se inclinó sobre ella y la miró a los ojos. —Si puedes, nena. Eres la persona mas fuerte que conozco y nuestro hijo te necesita —la miró con amor.

—Te amo —musitó ella, y cuando llegó la contracción, empujó con todas sus fuerzas sin dejar de mirar a Jake.

Vieron al doctor y la enfermera sacar al bebé, ambos miraron con preocupación, hasta que lo escucharon llorar y pudieron respirar. Vieron a la enfermera tomar al bebé, limpiarlo y lo acercó a Lucy, que tomó a su bebé en brazos.

Con pelusilla oscura en su cabecita, y de color pálido. —Eres precioso —le dijo Lucy con lágrimas en sus ojos.

—Eres nuestro tesoro —dijo Jake, tocando con suavidad la mejilla del bebé.

—Bienvenido Abel Mattheus Franz Bloom —anunció con una sonrisa que la hizo brillar y besó al bebé en la frente.

—Me llevaré el bebé para limpiarlo, pesarlo y ver que todo esté bien —tomó al bebé y se lo llevó.

—Soy mamá —escuchó murmurar a Lucy como sino se lo creyera.

—Lo eres, eres la mamá de Abel, serás una grandiosa mamá —Jake le besó la mejilla.

—Mi segundo hijo —susurró con incredulidad y lo miró, antes de aceptar que era madre—. Hope será un ángel para su hermanito.

—Así será, hadita —se inclinó y la besó. Un beso dulce, cálido y tierno, lleno de tanto amor y felicidad.

El trato de Jake y LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora