La pasión lo es todo para quien la posee, por eso no les sorprendió ver brillar a Lucy durante los ensayos de la obra, parecía la misma chica que alguna vez conocieron, parecía devolverle el alma al cuerpo, darle fuerza a su espíritu y estabilidad a su mente. La veían bailar y cantar con cada parte de su ser y eso les aliviaba, porque verla vacía y callada, les carcomía el ser, solo querían verla sonreír, reír y ser feliz.
Jake sentía como un bálsamo bañaba su alma, cada vez que la veía ensayar. Ahora sentía nervios, no por él, sino por su hadita. El estreno de la obra había llegado, y con ello, la presión para obtener perfección y le preocupaba su hadita, solo esperaba que ella lo soportara.
Entró al teatro y se dirigió a su palco, allí lo esperaban su familia, amigos o conocidos, todos a la expectativa de ver a Lucila Bloom, en todo su esplendor. A los minutos el teatro se llenó, y todos se sentaron, para darle comienzo a la obra. Cuando el telón se abrió, todo quedó en absoluto silencio y ella apareció, comenzó a caminar mientras comenzaba a cantar frente al espejo, con añoranza. Escuché al público suspirar y se podía sentir como aguantaban la respiración, su hermosa voz parecía envolverlos y acunarlos, llegando a lo más profundo de sus almas.
Cuando el primer acto terminó, el telón se cerró y se giró a ver sus amigos y familia.
Jac lo miraba con una sonrisa. —Como adoro verla dar todo de sí —su hermana se acercó y lo abrazó—. Extraño verla así, solo espero que esto la ayude.
Apoyó su cabeza en el pecho de Jake. —Lo sé, Jacquie, pero ten en cuenta que eso toma tiempo, ella aún está afectada y tal vez lo esté toda la vida, pero debe aprender a lidiar con ello y eso toma tiempo —le acarició la espalda.
—Lo sé, pero me duele que no me cuente, que no hable de nada, ni sonría, a veces medio sonríe contigo —escuchó dolor y celos en la voz de su hermanita.
—Ella pronto lo hará, sé paciente, hermanita. Eres su mejor amiga y te ama, solo no sabe aún como decirte las cosas —depositó un beso en la coronilla de ella.
—Eso espero —se separó y miró a su novio—. Si Jake no tiene razón, tienes que ayudarme a golpearlo —bromeó Jacqueline, señalando con el dedo a Jake.
—Tengo la razón, Jac, solo se paciente —le pidió Jake con una media sonrisa.
Jacqueline siguió conversando con todos, hasta que a los minutos el telón se abrió y apareció Lucy con una peluca rubia, lucía un hermoso vestido blanco floreado estilo los años 50s, llevaba los labios pintados de rojo y un delineado grueso, ella sonrió al coprotagonista, mientras se acercaba con pasos elegantes.
Cuando Lucy comenzó a cantar, todo el auditorio pareció quedarse sin aliento, escuchar aquel tono lleno de dolor y melancolía, cantar sobre el amor imposible. El coprotagonista, cantó de vuelta, pero diciéndole que no había imposibles y que quería luchar por ella.
Durante toda la función, todos estuvieron embelesados con Lucy, en su papel como Marie Colette, y en su hermosa voz, mostrar la vida de la mujer en los años 50s. En ciertos momentos, Lucy miraba hacia donde se encontraba Jake y por breve segundo, cruzaban miradas, eso parecía darle ánimo o fuerza.
Cuando la función termina, el teatro se llena de aplausos y el elenco se dobla a la mitad, agradeciendo al público. Jake puede ver a Lucy resplandeciendo, casi los deja a todos ciegos.
Los espectadores empiezan a salir del teatro, Jake se dirige a los camerinos a esperar a Lucy y se encuentra a gente corriendo de un lado a otro, para poder irse a celebrar con sus familias y amigos. Se acerca al camerino de Lucy, toca la puerta y la abre, encuentra a Lucy con un vestido de seda largo de mangas largas y con escote en forma de barco. Estaba acomodando la peluca amarilla en su maniquí, ella lo miró a través del espejo y le sonrió con timidez.
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El trato de Jake y Lucy
RomanceAunque lo increíble los acompaña, también lo hace la oscuridad. La música los une, el odio los repele pero su trato y atracción los acerca. El pasado jamás se queda donde lo dejas, siempre te seguirá... hasta el final.