Extrañándola

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No le quedó de otra que volcarse en la música, no solo a tocar y cantar, sino también a componer. Sus amigos pensaban que estaba loco, cuando oía el nombre de ella, le entraba un cólera que parecía imposible de apagar y con solo recordarla con su nuevo aspecto, volvía a oírla decir aquella barbaridad.

Aquel hombre era un depredador, capaz de llevarse a quien sea por delante con tal de que nadie se interpusiera en su camino y empezaba a sospechar que ella lo estaba protegiendo, no solo a él y a Jac, sino también a su familia. Solo un poco hombre podría mantener a una mujer a su lado bajo amenazas.

Ese día vio un destello de dolor en los ojos de su Lucy, de su hadita, sabía que estaba debajo de esa coraza que se había creado para sobrevivir a las garras de Wyatt, además de tener hombres que le hacían el trabajo sucio.

¿Cómo podría rescatar a su hadita? Tenía que haber una forma de hundir a Wyatt Maverick y arrancarle de sus garras a Lucy. Miró la habitación, inundada de papeles y solo quiso por un momento, poder ser el mismo chico que hace dos meses atrás. El Jake despreocupado, divertido y ligón.

Aunque a la vez no quería eso, porque odiaría olvidar todo lo que compartió durante esos dos meses con su hadita, aquella sonrisa, observarla dormir y besar. Escuchar su dulce voz cantar o mirar sus bonitos ojos violetas. Extrañaba su hadita, que casi sentía que le faltaba la respiración y que sin ella, no podría vivir.

Caminó hasta el equipo de sonido, conectó su IPod, por los altavoces empezó a sonar Never gonna be alone de Nickelback, escuchar a una de sus bandas favoritas cantar, lo hizo cantar con ellos y sentía su corazón romperse con cada verso. Era demasiado duro no tenerla a su lado, y saber que perdió tiempo en estupideces, cuando pudo aprovecharlo de mejor manera. El día que la volviera a tener a su lado, Jake aprovecharía cada segundo para estar a su lado y amarla como se merece.

Empezó a recordar como ella lo miraba con ternura y amor. Se reprodujo Iris de Goo Goo Dolls, cantó a la mujer que amaba con fuerza, no podía tenerla a su lado pero no dejaría de llevarla junto a su corazón hasta volver a abrazarla.

Cuando comenzó a sonar I Don't Want To Miss a Thing de Aerosmith, sentía las lágrimas llenar sus ojos, no soportaba la idea de no volverla a ver y se negaba a aceptar la palabras que ella había dicho en Broadway, no se rendiría y moriría por abrazarla una última vez.

Jake se apoyó en la ventana y golpeó la pared. — ¡Vuelve, hadita! —susurró a la nada, con dolor.

La canción terminó y le siguió Always de Bon Jovi, cayó de rodillas, se dio la vuelta, apoyando la espalda de la pared. Quería ir a buscar a Maverick y matarlo con sus propias manos, porque sabía que Lucy estaba siendo maltratada, rompiéndola hasta no dejar más que una cascara. Él ama cada pequeña cosa de su hadita, sabía que si ella volvía jamás volvería a ser la misma.

Aun así la amaría con toda su alma, porque él la quería por completo y su amor era tan fuerte como para luchar contra todo. Incluso con la maldad que poseían algunos seres humanos, capaces de abusar de niños, mujeres y ancianos. No merecían considerarse seres humanos, sino bestias o demonios.

Levantó la vista cuando escuchó When you came into my life de Scorpions, esa canción que tanto le recordaba a Lucy, al amor que compartieron y la cual escucharon un día juntos, él se la cantó al oído y ella se rio, enamorándolo aún más con su melodiosa risa.

La puerta de su apartamento se abrió y encontró a su hermana. —Deja de deprimirte y haz algo por recuperarla —lo fulminó con la mirada—. Ella necesita alguien que se ponga en acción, no un mediocre que se deprima a punta de canciones corta venas.

El trato de Jake y LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora