Durante un par de meses, la banda estuvo practicando para un concierto pequeño que ofrecerían en un establecimiento de comida con un escenario, donde se habían presentado bandas por más de 50 años, algunas cuando ni siquiera eran famosas, incluso solistas que luego fueron lanzados a la cima del estrellato. Era un pequeño paso a la cima, porque en ese establecimiento iban muchos cazas talentos de disqueras reconocidas y muchas bandas habían sido contratadas por disqueras, luego de presentarse en Estrella Nocturna.
Lucy poco a poco había vuelto a sentir la música, así como se fue adaptando a la banda, hasta sentirse parte de ella. Había encontrado la inspiración para componer canciones, algunas tan desgarradoras, que cuando Jake la escuchó tocarlas, había sentido su corazón hacerse trizas en millones de partículas. Algunas eran sobre odiarse por ser ingenua, otras sobre el amor que consiguió en quien menos esperaba, otras sobre amistad, sobre la familia, sobre el dolor y la perdida de una parte de ti.
En ese momento Lucy se miraba frente al espejo, intentaba peinar su cabello de forma distinta, pero el corte no le daba para hacerlo.
Resopló fastidiada.
—Solo recógelo, amor —Jake se detuvo detrás de ella, tomó un cepillo y comenzó a peinarle el cabello, y luego se lo recogió en una coleta.
Le dio la vuelta a Lucy, luego con los dedos le peinó el flequillo y la miró a los ojos.
—Luces preciosa, ángel —depositó un beso en la coronilla de ella.
—¿Lo dices en serio? —preguntó, mirándolo con timidez.
—Sí, hadita, lo digo en serio —la miró con amor y le acarició la mejilla con un dedo.
—Estoy nerviosa, aunque he estado frente a un público —se mordió el labio con nerviosismo—. Esto se siente distinto.
—Eres muy talentosa, hadita y te amarán —completamente seguro de ello. Eso la calmó, porque él no le mentiría.
—Gracias, Jake, realmente estoy nerviosa, pero ya me siento más calmada —suspiró y miró a Jake con una pequeña sonrisa temblorosa.
Jake miró el reloj de su muñeca. —Es hora de irnos, cielo, o se nos hará tarde —se miró una última vez, sintiéndose bonita con su atuendo.
Una falda de jean color negro con medias negras de maya y una blusa blanca amarrada al cuello, el atuendo los completaban una chaqueta de cuero negro y unos botines de cuero también negros. Su maquillaje era suave, lo único que destacaba era el delineado grueso, del resto todo era al estilo natural.
—Estás perfecta, nena, enamoraras a todos con tu voz, y eso sin añadir lo hermosa que eres —le guiñó un ojo con picardía—, pero saben que eres mía.
—Espero que sí, amor, que realmente les guste mi incorporación a Endless Darkness —era obvio que temía dejar mal a los chicos y esperaba que su fanaticada la aceptara como parte de ellos.
Y no como una intrusa, que les gustara la armonía que ahora parecía haber encontrado luego de muchísimas prácticas para encontrar el balance perfecto entre todos. Se oían perfectos, pero el dilema era que esperaban que le gustara al público.
Se apresuraron a salir del edificio y subirse a la camioneta. En ese momento recordó como duró semanas vomitando, y con el miedo invadiendo sus entrañas, pero resultó ser psicológico y le diagnosticaron estrés postraumático, poco a poco con tratamiento y citas con el doctor David Golden, iría mejorando y superándolo.
Aun despertaba por las noches gritando y creyendo que Wyatt seguía vivo. Ella iba tan metida en su recuerdo que casi no se dio cuenta cuando llegaron hasta que Jake le tocó el hombro.
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El trato de Jake y Lucy
RomanceAunque lo increíble los acompaña, también lo hace la oscuridad. La música los une, el odio los repele pero su trato y atracción los acerca. El pasado jamás se queda donde lo dejas, siempre te seguirá... hasta el final.