Me debes una

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Los labios de Jake estaban pegados a los de Lucy, dándole respiración boca a boca, se separó y coloco sus manos en el pecho de ella y con su peso hizo compresión. Después volvió a darle respiración, repitió ese proceso por varios minutos hasta que ella comenzó a toser.

Jake la atrajo a sus brazos. —Hadita, me has dado el susto de mi vida —le dijo Jake sin aliento y la apretó contra su cuerpo.

—Eso lo dudo —musito Lucy con voz ronca.

Él rompió a reír. —Bueno, no dudes —le susurró al oído.

—¿Cómo entraste? —preguntó Lucy algo confundida. Lo miro directo a los ojos, quedando sin aliento en el proceso, al ver de cerca esos hermosos ojos azules grisáceos.

—Tire la puerta —respondió Jake encogiéndose de hombros.

Ella abrió los ojos como platos. —¿Tiraste mi puerta? ¿Jake? —su voz tenía un deje incrédulo.

Jake se lamio los labios. —Sí, al tire. Como no abriste, la tire, menos mal que lo hice —bajo su cabeza y apoyo su frente contra la de Lucy. En ese momento, escucharon unos pasos.

Unos paramédicos entraron y enseguida lo apartaron. Jake se limitó a mirarlos comprobando el estado de Lucy, quería acercarse y acunarla en sus brazos.

—Le recomendamos que venga con nosotros al hospital —le aconsejo un paramédico a Lucy.

Ella entró en pánico. —No, estoy bien —respondió con total rapidez. Jake vio que ella estaba asustada. ¿De qué?

—Está bien —miraron a Jake—. Si su novia no se siente bien, llévela al hospital —y con esos, los paramédicos se fueron.

Lucy se rio. —Novio. Ahora eres mi novio —comentó ella divertida.

—Pues sí, ahora lo soy —bromeo Jake siguiéndole el juego—. Y me encantaría ser también tu enfermero —guiño un ojo.

—Eso suena maravilloso —ella rio entre dientes.

—Sí, suena maravilloso ayudarte a desvestirte y a ducharte —Jake  movió sus cejas arriba y abajo un par de veces, causando que ella rompiera a reír.

Jake se vio muy gracioso haciendo esa cosa con sus cejas. —Sí, si —dijo ella agarrándose el estómago que le comenzaba a doler de tanto reír.

Eso hizo sonreír a Jake, no una sonrisa falsa o media sonrisa, sino una verdadera y deslumbrante sonrisa, esas que solo salen cuando de verdad te sientes feliz, cómodo, bien... Esas que hacen que los demás sonrían de vuelta.

—Vamos. Te preparare un baño y mientras, haré la cena —propuso él con amabilidad y buena intensión—. Prometo no ver —dijo con picardía y sinceridad.

Lucy asintió. Sus defensas estaban bajas, no tenía las fuerzas suficientes para levantarlas en ese momento, dejaría que Jake la ayudara y coqueteara, no creía que pudiera hacerle más daño del que le habían hecho antes. Ese dolor no era fácil de causar, requería de tiempo, de un corazón cruel y mucha tortura.

—Vale, pero si lo haces, tengo derecho a darte un golpe donde yo quiera —antes esas palabras, Jake se encogió de hombros.

—Es justo —dijo sin dejar de sonreír. Se agacho, colocó un brazo debajo de las rodillas de ella y el otro en la cintura. La levanto, ella estaba algo reacia, pero se permitió relajarse y acurrucarse contra el cálido pecho de Jake.

¿Lo peor? Que no sentía mal, estaba a gusto en los brazos de su némesis, compañero de banda y profesor de música.

Él la llevo hasta el baño, bajo la tapa de la poceta y la sentó en ella. Abrió la llave del agua de la bañera, comenzó a agregar jabón y esencias al agua. —Gracias —la escucho decir muy bajito.

El trato de Jake y LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora