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Escuchó que Alek ya estaba en casa, lo esperó en la cama, sonriente, pero este nunca llegó

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Escuchó que Alek ya estaba en casa, lo esperó en la cama, sonriente, pero este nunca llegó. Le pareció extraño, hasta donde sabía no estaba enojado con él, decidió bajar a buscarlo.

Bajó las escaleras sin hacer ruido, y casi al llegar abajo, vio a Aleksandr hablando con otro chico castaño. Se sorprendió, no eran muchas las veces que su novio llevaba visitas, hizo el amago de volver a subir para cambiarse de ropa, pues estaba solo con una camiseta holgada —de Alek—, unos shorts demasiado cortos que al agacharse o sentarse se le veía hasta la conciencia y descalzo; nada decente para recibir visitas.

—Jensen. —Escuchó la voz de su chico a sus espaldas—. Ven aquí.

El de ojos azules estaba sentado en el sofá, de espaldas estaba el castaño; frunció el ceño y le señaló su atuendo, el otro le insistió igual. Él no era bueno socializado, de hecho, era demasiado tímido, y la idea de presentarse así frente a un desconocido era para él vergonzosa.

Fue hasta su novio con los nervios saliéndole por los poros, quedando al lado suyo y también frente al castaño, que resultó ser también muy guapo.

—Elián; él es Jensen, mi novio. Jen; él es Elián, un amigo. —Estaba tan nervioso que solo llegó a articular un "hola" tembloroso.

Elián solo le sonrió desvergonzadamente, mirándolo de arriba abajo, deteniéndose más tiempo en sus piernas. Aleksandr lo tomó por la cintura y lo sentó en su regazo, él lo miró confuso, su novio le dio un beso y lo abrazó.

—¿Qué tal tu día? —le preguntó Alek en voz baja.

—Bi-ien —le respondió, mirando a Elián por el rabillo del ojo.

—Relájate, es solo un juego —murmuró su novio—. Si no te gusta, solo dímelo.

Ahí lo entendió más o menos.

—Por ahí hubieras empezado. —Se rió—. ¿Cómo es?

—Ya verás.

Se acomodó de tal manera a quedar frente a su nuevo amigo, con las nalgas sobre el miembro de Alek, que no tardaría en despertar.

—¿Hace cuánto están juntos? —preguntó Elián, dándole un trago a la bebida que hasta ahora no se dio cuenta de que ambos estaban tomando.

—Cinco años —respondió Aleksandr, olisqueando tras su oreja, haciéndole cosquillas.

—¿Ninguna separación de por medio?

—Un par de veces en el primer año. —El primer año en donde todavía no eran nada confirmado.

El castaño asintió y le ofreció la bebida de su vaso. Jensen miró a su novio, sin saber si eso era parte del juego o no.

—Él no bebe; bueno sí, pero el alcohol lo desinhibe demasiado, está bien así.

Yuanfen 缘份Donde viven las historias. Descúbrelo ahora