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Una gota del néctar de la fruta resbaló por su barbilla, Jensen la recogió con su dedo y la lamió

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Una gota del néctar de la fruta resbaló por su barbilla, Jensen la recogió con su dedo y la lamió. Sus labios estaban brillantes por el pedazo de durazno en almíbar que estaba comiendo. Alek lo miraba apoyado en la ventana de la cabaña.

La siesta era calurosa, pero agradable; las cortinas blancas dejaban filtrar un poco de luz en la habitación, haciendo que los colores se transformen en tonalidades pasteles. El de ojos azules fingió estar interesado en la habitación curiosamente adecuada, incluso por el paisaje que se mostraba a través de la ventana. Todo para ignorar al chico rubio que estaba en la cama ahora mismo, sabía que sus intenciones no eran solo pasar un fin de semana sin tocarse en absoluto.

Jensen sonrió cuando acabó con la mitad de la fruta, se chupó los dedos mojados y miró a Aleksandr como preguntándole que iban a hacer ahora. Estaba incorporado sobre un codo, con una rodilla alzada y la otra pierna extendida; su pose despreocupada lo hacía verse imposiblemente bello.

Alek suspiró y pensó en la situación: estaba con un chico que acababa de cumplir la mayoría de edad en la habitación de una cabaña, sus padres pensaban que estaba en otro lugar, y quería follárselo. Sí, ahí mismo quería mandar a la mierda a todo código moral que le gritaba que esto estaba mal y quedarse sin aliento junto al muchacho con el que solía masturbarse por vídeo llamadas. Se mordió el labio y desvió la mirada para pensar.

Jensen suspiró y se acercó a Alek, se quedó lo suficientemente cerca para que el otro percibiera el olor a durazno, pero sin tocarlo.

—Vamos, Alek. Los dos sabemos para qué me trajiste aquí. —Lo miró desafiante.

—No estoy seguro de que sea correcto...

—No es correcto, en absoluto, al menos lo que yo hago. —Con lo bonito que es, le iba bien siendo cam boy, uno muy solicitado—. Sé lo que hago, soy mayor de edad y tú también; aunque si prefieres pensar que soy menor...

Alek frunció el ceño. La cosa es que Jensen le comentó que cumplió dieciocho apenas hace unos meses, lo que lo hace sentir como un pervertido porque lleva siendo su fan hace más de un año.

—Me siento mejor ahora que sé eso, pero no estoy seguro.

Jensen se encogió de hombros.

—Soy el chico que se masturba frente a la cámara para ti, y otras treinta personas, casi todos los días, si no me trajiste aquí para follar como muchos de los demás quisieran, no sé para qué entonces. Porque no me apetece para nada pasarme todo el fin de semana paseando de la manito contigo y siendo pudorosos a la hora de dormir. Vamos, que hasta alquilaste una habitación con una sola cama...

El mayor lo miraba con un cierto aire de molestia. Mantuvo la mirada, sabía que tenía razón. Esto de prostituirse era nuevo, creyó que no pasaría de hacer videos por diversión a estar en una habitación alquilada por un desconocido, pero sus necesidades fueron creciendo.

Yuanfen 缘份Donde viven las historias. Descúbrelo ahora