Relatos homoeróticos.
Yuan (缘) o yuanfen (缘份) es un concepto chino que significa el principio que define esos amores que nacieron predestinados.
En el uso común, el término se puede definir como "personas con un amor predestinado".
El siguiente relato, va a incluir las siguientes prácticas:
Boots kink: excitación causada por usar botas o ver a otra persona usarlas.
Crossdressing: trasvestismo.
Size kink: fetiche con la diferencia de tamaño con tu pareja.
Trampling: gusto por pisar y/o ser pisoteado.
Humillación, degradación verbal.
BDSM: Bondage; Disciplina y Dominación; Sumisión y Sadismo; Masoquismo.
Juego de respiración.
Un poco de piss kink (placer causado por orinarse, orinarle a otra persona), ¿por qué no?
Juguetes uretrales.
Queda bajo tu responsabilidad si eres sensible a estos temas, o no te gustan, y sigues leyendo.
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Jensen estaba terminando de atar sus botas nuevas, que por alguna razón, Aleksandr le pidió que se las probara. Escucha unos tímidos pasos acercarse, sonríe de lado porque sabe que el de ojos azules se está muriendo en su vergüenza.
Alek aparece frente a él con un vestido de maid, diminuto para su gran cuerpo. Con todo y ligeros por debajo, hasta ve la tira de un sostén de encaje. Lo mejor es su expresión sonrojada, con tanto miedo y excitación a la vez, Alek juega con sus dedos mientras espera a que diga algo.
—Eso... te queda muy bien —dice con indiferencia, no puede dejar que Alek descubra lo emocionado que está.
—Gracias —responde el otro, su voz ronca es difícil de apaciguar.
Aleksandr es mucho más grande que él, casi veinte centímetros más, la diferencia en la complexión es notable también. Cuando los ven juntos, a todos les gusta hacer comentarios sobre lo obvio que son los roles en esta pareja.
Ellos no saben una mierda.
No saben que Aleksandr deja a un lado su apariencia impenetrable y se vuelve un gato meloso y necesitado de atención. Y Jensen nunca ha querido ocultar su lado pervertido, solo que no demuestra hasta dónde puede llegar.
—Jensen —dice, se pone de rodillas frente a él—. ¿P-puedes pisarme?
El rubio se ríe ante la extraña petición, se agacha hasta quedar un poco a la altura de los ojos del otro.
—Luces tan patético pidiendo este tipo de cosas. —Su voz calmada llega a estremecer al más alto—. Hoy ni siquiera vas a recordar tu nombre, hoy no serás una persona, solo un muñeco al que voy a coger hasta que me canse.
