Relatos homoeróticos.
Yuan (缘) o yuanfen (缘份) es un concepto chino que significa el principio que define esos amores que nacieron predestinados.
En el uso común, el término se puede definir como "personas con un amor predestinado".
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al abrir la puerta de su habitación, lo primero que lo invadió fue el olor dulce a vainilla que le hizo suspirar. Era justo lo que necesitaba después de una larga y tediosa jornada.
Sobre su cama lo esperaba Jensen, vestido con un bóxer blanco, un moletón gris y medias negras que le llegaban hasta la mitad de los muslos. Le sonrió tiernamente y fue hacia él como atraído por un imán.
—¿Estás cansado, daddy? —El rubio hizo un puchero.
—Sí, pero te necesito ahora mismo.
Aleksandr tiró su mochila al piso y se sacó las zapatillas, Jensen se acostó en la cama y él avanzó hacia su boca, le mordió el labio y lo saboreó lentamente. No tenía ganas de ser duro con él hoy, solo quería olvidar el mal día.
—Hueles tan bien hoy —dijo, hundiendo la nariz en su cuello y dejando delicados besos en esa parte.
Jensen se atrevió a alzar su camiseta negra y acariciarle la cintura con las uñas, lo que lo estremeció hasta llegarle a morder la base del cuello, momento en que pudo escuchar el primer suave gemido del rubio salir. Entonces siguió con los besos hasta llegar a su clavícula, donde le pasó la lengua y volvió a subir hasta su manzana de Adán, sintió la vibración de otro gemido y lo mordió de nuevo, esta vez con ternura.
Se separó de él y lo miró desde donde estaba: las mejillas sonrosadas, los labios mojados y rojos, todo su cuerpo se veía inocente pero gritaba lujuria con cada movimiento. Le encantaba esa mezcla de inocencia y atrevimiento que solo Jensen conseguía lograr haciendo gestos y vistiéndose así.
Lo de hoy será lento, lo prometo —susurró y volvió a besarle.
—Me gusta eso. —El chico sonrió en su boca, lo que hizo que se encendiera más de lo que ya estaba.
Acarició su labio inferior con la lengua y le hizo abrir la boca para entrar más profundo en ella mientras que también le subía el moletón, acariciando la suave piel de su pequeña cintura. Llegó a uno de sus pezones y lo frotó entre los dedos, el rubio suspiró en su boca y le insistió para quitarle la camiseta. Se separó de él y se la quitó permitiendo que el de abajo lo viera el mayor tiempo posible antes de hacer lo mismo con su abrigo, que de seguro ya le estaba dando más calor de lo que sentía.
Pronto, el cierre de los jeans también comenzó a molestar, por lo que se apresuró a sacárselos, pero en vez de volver a ponerse encima del otro, le tendió la mano y lo hizo sentarse en la cama. Alek se puso detrás y lo rodeó con los brazos, gimió al notar que el dulce aroma provenía de la cabellera rubia que a Jensen le llegaba hasta los hombros, tan suave que ni él mismo entendía cómo la mantenía así. Aspiró su olor mientras le acariciaba los muslos, le besó la nuca mandando escalofríos placenteros al cuerpo del otro y siguió hasta atrapar entre sus labios el lóbulo de la oreja.
Con sus manos le indicó que abriera las piernas, lo cual Jensen obedeció como hipnotizado y le acarició la erección por encima de su ropa interior, desde la base hasta la punta. Lo sintió húmedo y sonrió, saber que era él quien le producía todo aquello era la gloria. Vio cómo el rubio intentaba sacarse la ropa interior y le atajó la mano.