Relatos homoeróticos.
Yuan (缘) o yuanfen (缘份) es un concepto chino que significa el principio que define esos amores que nacieron predestinados.
En el uso común, el término se puede definir como "personas con un amor predestinado".
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El sueño se hace cada vez más insoportable, siente su cabeza pesada como un martillo que se cae a momentos, Jensen vuelve a levantarla, pero sin darse cuenta está cayendo de nuevo.
Llegada a la estación Arsenal.
El parlante avisa, y Jensen sacude la cabeza, el sueño sale de él como volutas de humo. Su corazón comienza a acelerarse y ya no siente ni un poquito de cansancio.
Todos los días, a las siete de la tarde, el tren se detiene en la estación Arsenal y sube una cantidad inconmensurable de pasajeros. El vagón se llena de bullicio, de risas y voces de amigos de viaje que se encuentran luego de una larga jornada de trabajo. En esa estación, también sube su amor platónico, que a sus ojos siempre fue distinguible del resto de las personas ordinarias.
Las manos le sudan cuando ya ha pasado un tiempo y no lo ve subir, pero, como cada día sin excepción, ahí está. De seriedad aplastante, tan alto que está seguro de que no le llega siquiera a los hombros, su fornido cuerpo no vacila al pasar entre la gente buscando un lugar para viajar y bajarse exactamente cuarenta minutos después, en Balham.
Con sus ojos de topacio azul, largas pestañas y cejas pobladas, tan negras como sus cabellos; se fija en Jensen por primera vez en casi un año que le lleva observando. No es nada relevante, apenas una mirada superficial, pero que logra estremecer al rubio que se siente aún más pequeño en su asiento.
Jensen nota que ha estado conteniendo su respiración hasta ahora, suspira bajito y todo vuelve a la normalidad. Lo bueno de que haya mucha gente en el metro, al menos en invierno, es que el ambiente es un poco más cálido.
Pero se vuelve un sauna cuando ve un par de brillantes zapatos frente a los suyos. Alza la mirada y ahí está su príncipe de hielo, mirándolo desde arriba y dispuesto a viajar hoy frente a él.
Su rostro se siente como aquella vez que le dieron un dulce picante y no podía escupirlo: extremadamente caliente y rojo. Baja la mirada rápido y siente un agujero negro en su asiento.
***
Vio la mirada del pequeño chico rubio subir hasta su rostro, sus pupilas se ensancharon tan rápido que casi cubrieron todo el hermoso verde que las rodeaba. Un rostro salpicado de pecas se enrojeció como si tuviera una linterna adentro, luego bajó la mirada y comenzó a juguetear con sus dedos, evidentemente nervioso. Si supiera que Aleksandr podía ver lo rojas que estaban sus orejas, probablemente se moriría.
Alek sonrió ante el interesante hallazgo. Un chico pequeño y escuálido, muy manejable en todos los sentidos. En sus ojos brillaba una malicia que era astucia, ha encontrado con qué divertirse en sus aburridos viajes de ida a casa.
***
Cuando pasó su pequeña hiperventilación, pudo respirar con normalidad. Esto es lo más cerca que lo ha tenido en meses y no sabe qué hacer, solo sabe que no puede mirar hacia arriba en ninguna circunstancia y actuar con normalidad. Saca su celular y continúa una partida de Candy Crush para distraerse.