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Rodó los ojos y se desvistió de manera rápida, dejándose la camisa puesta

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Rodó los ojos y se desvistió de manera rápida, dejándose la camisa puesta. Se tumbó sobre su cama, riendo divertido por haber hecho enojar a su novio.

Aleksandr estaba parado frente a la cama, con camisa, pantalones y corbata; serio e indiferente como siempre. Mientras más dura su mirada, más dura se la ponía. No sé, debería ser algún tipo de fetiche, pero le encantaba hacerlo enojar para que lo tratase como a una puta.

Su atuendo no parecía provocarle absolutamente nada, pero notaba que tampoco dejaba de mirarlo. Con movimientos lentos y gráciles se sacó los bóxers, ayudándose con esas preciosas piernas que poseía, dejando a la vista su pene semi erecto. Se apoyó sobre los codos, mirando con una sonrisa ladeada a Alek, que lo devoraba con la mirada, aún indispuesto a dar el brazo a torcer.

—No voy a tocarte —sentenció el de ojos azules, con la voz dura.

—No hace falta —le respondió, alzando una rodilla y abriendo las piernas para darle una mejor vista.

Jensen estaba allí, con prendas que no le cubrían absolutamente nada, abriendo las piernas y esperándolo. Pero no iba a caer, los celos aún ardían en su interior y era demasiado orgulloso para ceder.

—¿Seguro de que no quieres tocar nada? —le preguntó el rubio, desabrochando su camisa y dejando ver su níveo torso.

Aleksandr no le dijo nada, volvió a sonreírle y se acostó por completo en la cama. Con sus dedos comenzó a masajear sus propios pezones, enviando placer inmediatamente a todo su cuerpo, dándose la atención que el de ojos azules se negaba a darle. Se hacía el amor con las manos, como un narcisista al que solo le interesaba él mismo.

El pellizco que se dio le arrancó un gemido, bajó sus manos lentamente por su vientre y se acarició los entre muslos, su erección dolía de tan dura que estaba, sin duda el chico no estaba apartando la vista de él.

Efectivamente, no apartaba los ojos de aquel cuerpo que se retorcía de placer. Alek tenía los labios entreabiertos y los pantalones comenzaban a molestar a su entrepierna, dijo que no lo tocaría, no que no disfrutaría de verlo así. Jensen comenzó a masturbarse y a lanzar gemidos apenas audibles, tuvo que morderse el labio para no gemir también.

El chico se tocaba el miembro con sus finas manos, le daba una especial atención a su glande, acariciándolo con la punta de sus dedos, creyó oírle decir su nombre, pero no estaba seguro. El rubio dominaba el arte del auto placer y los movimientos de sus manos lo confirmaban: de arriba abajo y a la vez en círculos, de la misma manera que se lo había hecho a él incontables veces.

No se aguantó más y se desabrochó el cinturón, dejándolo encima del escritorio en el cual estaba apoyado, hizo lo mismo con sus pantalones y su ropa interior; sintió alivio cuando la presión se fue, dejando libre su gran erección.

Escuchó unos ruidos y levantó la cabeza, ahí estaba Alek, sin las prendas de abajo y quitándose la corbata. Sonrió emocionado, por fin se había rendido. Pero el chico no avanzó hacia él, solo se le quedó mirando seriamente, su rostro no encajaba con el momento en el que estaban, mucho menos con su entrepierna delatándolo.

Yuanfen 缘份Donde viven las historias. Descúbrelo ahora