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"Omega". Resonó en su mente, mirando el papel que contenía su segundo género, tirándolo a la basura, caminando hacia su hogar, mirando a las personas pasar a su lado, estaba seguro de que no tardaría en entrar en celo durante esa semana. Y eso le hacia sentir asqueado, probablemente se la pase solo, no sabia como reaccionarían sus padres ante la noticia. Después de todo, no había ningún omega en su familia. Solo alfas y betas. Suspiro, mirando la noche caer. Iba a ser un día terrible.

Mientras en otro lado, un padre seguía reprochándole a su hijo por salir Beta, ¿pero que tenia de malo? No entraría en celo ni su lobo interior le haría hacer cosas que no. No le entendía. Sin embargo, hay estaba, escuchando un montón de reproches, mientras su madre se quedaba sin hablar. Solo la miro sintiendo algo de lastima, ¿porque se había casado con ese hombro? No lo entendía, sin embargo, su padre solo se enojaba con él, y lo prefería así que le ocurriera a su madre, volvió la vista a su padre. Siguiendo escuchando todo lo que tenia que decirle, los fracasos que tuvo y toda la rutina que le hizo hacer solo para que le fallara. Cuando por fin había acabado, pudo respirar una vez se fue, soltando un suspiro de cansancio, cerrando los ojos para tranquilizarse, sintiendo los brazos de su madre rodearle y como su aroma hacerse presente, correspondiendo sosteniendo una de sus manos.

-No le hagas caso, se que en el fondo te aprecia mucho.

-¿Si? No parece mostrarlo.

-Bueno, no te dijo que tomaras esas píldoras para cambiar de segundo genero.- Le comento, haciendo que este la mirara, sonriéndole a lo que el solo asintió y suspiro.

-Tienes razón.- Su madre tanto esperaba que le sonriera, sin embargo, este nunca lo hacia, al menos no con sinceridad, y eso sólo le hacia sentir como una mala madre por no intervenir.

-Ve a descansar, luego hablare con tu padre.

-Esta bien, pero igual aunque hagas eso no cambiará de opinión. Para el seguiré siendo su fracaso.

-Gakushuu.- Le llamo, observando a este irse y subir por las escaleras, soltando un suspiro hondo. Como le gustaría que volvieran a aquellos tiempos donde ellos dos reían y jugaban.

Mientras un pelirrojo agradecía que ninguno de sus padres haya regresado de sus largos viajes como prometieron. Aunque nunca cumplían. Subió a su cuarto, dejando la mochila a un lado de su cama para acostarse en esta misma. Bueno, podría estar en un peor momento. Sin embargo, no iba a poder ocultarlo todo el tiempo, ¿que iba a hacer? No es como si los supresores fueran baratos, eran excesivamente caros, y no sabia que haría después. Sin embargo, su escuela solo le daría un frasco, y sabia que si tomaba el equivocado, osea, pidiendo uno de alfa, le iría muy mal. Pero vamos, apenas tenía 13 años.  No podía ser tan incrédulo para no tomar de omega y que tenga que salir estando tan cerca de entrar en celo y que se arriesgará a tener un cachorro. Sería un competo idiota si hiciera eso.

Bueno. Mañana tendrá que cuidarse demasiado. Ahora lamentaba haber golpeado a tantas personas de la escuela y algunas de otra escuela, solo esperaba que no sucediera lo peor.

Después de todo, ser omega era horrible para cualquiera. Y más que en esos tiempos muchos omegas eran violados solo por su estúpido celo. No quería ser uno de esos y que su rostro saliera en las noticias y todos culparan al omega por provocarlos solo porque carecen de derechos.

Su vida iba a cambiar por completo.

(O&B) Omegaverse Asakar (AU) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora