XXIII

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Abrí mis ojos, asegurándome de que estaba solo, mirando la puerta observando el par de sombras.

Entonces, ¿nunca tendré un padre?.

Mire la camisa aun en el suelo, bajando de mi cama para ir por ella, observándola antes de lanzarla al bote de basura. Buscando una de las mías para ponerme la. Todos esos años preguntando por mi padre y queriendo tener uno, mi madre no quiere estar con nadie. Debería entenderlo, pero me hace falta el amor paterno, alguien más con quien bromee, a quien decirle mis logros, alguien más que se preocupe por mi. Me hace falta esa persona.

Salí de mi cuarto de prisa, dirigiéndome a la guardería, llegando a la puerta.

-¡No te vuelvas a ir!.- Escuche a Saya lloriquear, deteniéndome ante la idea de abrir la puerta.

-Tranquila, ya estoy aquí, sabes que no me iría lejos sin ustedes.- Escuche unos cuantos sollozos, creo que ya-

-Extraño a mamá.- Escuche que dijeron, deteniéndome nuevamente.- Quiero verla.

-... Probablemente nunca la vuelvan a ver.

-Dijiste que la buscarías. Quiero tener a ambos juntos.

-Ikuya, Saya, a mi no me gusta su madre, ni siquiera la conozco ni sabemos donde esta.

-Pero... Quiero que estés con ella.

-Ikuya, no me gusta ella.

-Por favor.... Quiero que estés con mamá, no con ese sujeto.

-Saya, Karma no es tan malo.

-Da miedo. No me gusta.- Solté la manija.

Ese sueño que tuve, probablemente nunca se haga realidad. Aun si, yo quisiera, no soy hijo de Gakushuu, ellos tampoco pero, Gakushuu se preocupa mucho por ellos. Nunca llegara a preocuparse por mi o verme como uno de sus hijos.

-Pero Kyuuta les cae bien.- Me menciono, abriendo la puerta un poco para poder ver. Observando a Saya e Ikuya mirarse, tragando saliva ante la idea de que no me quieran.- Karma no es tan malo, solo esa es su actitud, pero nunca les haría daño. No esta en su estilo ser así.

-Pero....

-Pero igual no podríamos estar juntos.

....

Deje de escuchar lo que dijo, retrocediendo, saliendo enseguida corriendo. Seguí corriendo, chocando con unas cuantas personas.

-¡Cuidado, Har..... ¿Porque lloras?.- Me preguntaron, a medida iba avanzando y chocando contra muchos me preguntaban porque lloraba.

No quería hablar con nadie, no quería ver a nadie. Ni siquiera a mi mamá.

Ese sueño solo fue una ilusión, algo que nunca iba a pasar. Yo nunca iba a tener una familia completa.

Salí del edificio, escuchando unos cuantos gritos detrás de mi antes de seguir corriendo.

-¡Te odio!.
































































-Tenemos problemas, no podemos meterlos en esto.

-¿Nos vamos a ir?.- Preguntaron los niños un tanto tristes, se habían acomodado demasiado estando en ese lugar, habían hecho amigos, podían estar con su padre, jugaban con los niños de su edad y Haru no faltaba en unirse aun si era obligatorio o por decisión propia. Les agradaba ese lugar, lo sentían como se hogar.

Y tenían mucho miedo de salir y que los encontraran y los separaran de su padre y no volvieran a verlo. Tenían miedo cuando este salía, por esa razón no quisieron dejarlo salir y menos les gusto despertar y no encontrarlo junto a ellos, sonriéndole al verlos despiertos. Levantándose para ir con el y que los abrace mientras cerraban los ojos un poco mas antes de despertar por completo. Les dio miedo pensar que los había abandonado y desde que sintieron el aroma de un omega por toda la habitación les recordaba a cuando su madre hacia lo mismo para calmarlos.

Ellos también querían una familia completa.

Pero no podrían tenerla hasta que se liberaran de ese problema.

-No, no nos vamos a ir.... Al menos no por ahora.- Les dijo, estos sintiéndose mal con las últimas palabras.- Cuando recaude el dinero suficiente y tengan la edad para viajar, tomaremos un avión a otro país.

-¿Siempre estarás con nosotros?.

-¿Somos familia, no?.- Les dijo, recibiéndolos nuevamente para abrazarlos y que se tranquilizaran, acariciando su cabeza.

Mirando fijamente como estos se abrazaban fuertemente a el. Recordándole cuando hacia lo mismo a los 5 años y su padre no había dado su cambio drástico. Odiaba admitir que extrañaba aquellos momentos. Pero el rencor de haber sido abandonado por su padre, pasando de ser su hijo hacia el chico perfección, odiaba todo eso que su padre hacia solo por intentar hacerlo fuerte, al menos su madre siempre estaba hay para abrazarlo y tranquilizarlo con su aroma cuando lo necesitaba. Aun así, no quería que esos niños sintieran la falta de amor paternal que él había perdido en su niñez y había levantado un muro solo para mantener a su padre y a el separados, sin poder verse ni mostrar lo afectados que estaban. Sabia que su padre lo había hecho desde que cambio. Ignorando los golpes que daba a aquella muralla, los gritos en silencio. Y luego él construyo un segundo muro cuando entendió que sin importar lo que haga, no le prestaría atención.

(O&B) Omegaverse Asakar (AU) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora