XXVI

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El sonido del reloj anunciando la media noche se escucho por todo Japón.

Tres horas, tres horas más sin saber de Haru. Tres horas mas que el pelirrojo pasaba mirando la entrada desde la ventana de su cuarto, esperando ver a Gakushuu traer a Haru, tal vez dándole un buen regaño que lo merecía. Pero nada, nada aparecía y nada llegaba. Su omega se entristecía con cada segundo que pasaba, tanto que sus fermonas de omega se apoderaban de la habitación.

¿Que había hecho mal? Tolero todos esos días la actitud que su hijo tenia, que tampoco era tan mala, solo quería ser fuerte haciéndolo solo. Habían peleas y momentos tensos entre ellos. Pero nunca diciéndose algo de "desearía a otra mamá o a otro hijo", nada, se querían entre ellos, y sabia que nunca se dirían eso. ¿Entonces que? Solo le dijo que no quería darle un padre, ¿tanto su hijo quería eso? No lo necesitaba, le tenia a él, el podía protegerle.

¿Y si se encuentra con su padre?

Ese pensamiento retumbo en sus mente, creyendo que alguien se lo había gritado y lo había dejado con aquella duda. Esperaba tanto que eso no pasara, no soportaría que ese hombre le hiciera algo ahora a su hijo, rogaba porque Gakushuu encontrará a Haru.

Su omega estaba tan deprimido como el, que no se molesto en ocultar sus lágrimas, se sentía tan mal, tan tristes y tenía tanto miedo a la vez de que algo le pasará a su hijo.

Mientras dos pequeños acostados en la cama del omega, dormían tan tranquilamente, soñando con su madre por el aroma tan dulce que esta desprendía, sin embargo, las fermonas tristes del omega le alcanzaron, soñando a su madre cuando la vieron por ultima vez, con esas lágrimas en su rostro, despertando cuando sintieron tanto temor, mirando a todas partes buscando a su padre, pero este no estaba. Se sintieron mase tristes. Pero vieron al omega, sentado frente la ventana, agarrándose sus manos, mostrando sus dientes para reprimir aquellos sonidos que lastimaban su garganta al retenerlos y dejar salir unos. Sus ojos a medio cerrar, cerrándolos de vez en cuanto, mientras más lágrimas salían de estos. Sin molestarse en limpiarlas.

De nueva cuenta las fermonas tristes golpeaban los sentidos de los niños, estos sintiendo tristeza al ver al omega que les daba miedo, tan triste, y solo. ¿Donde estaba Haru para consolarlo? Buscaron al chico, pero no estaba por ninguna parte del cuarto. Volvieron a mirar al omega, frotándose sus ojos por las lágrimas que amenazaban por salir, dejando salir unas pocas mientras lo hacían y reteniendo las demás. Siempre les dijo su madre que debían ser fuertes cuando uno se encontraba llorando e ibas a consolarlo. Debían ser fuertes ante los impulsos de llorar junto al omega. Se bajaron de la cama con cuidado de no hacer ruido, mirándose una vez más antes de acercarse al omega, cuando llegaron, le abrazaron enseguida. Sintiendo más de cerca las fermonas tristes, sus pobres corazones sin poder soportarlo, dejando las lágrimas salir que estos intentaban en vano contener.

Desviando la mirada y los pensamientos junto con aquella pregunta que hacia sentir cada vez más triste al omega, bajando la mirada para ver quien le abrazaba, encontrando a esos dos niños, abrazándole con fuerza, sus ojos siendo mojados por sus lágrimas junto con sus mejillas, levantando el niño la mirada para verle.

Observando ese color cobre que este tenia.

-... Por favor.... Ya no llo-res.- Le pidió, su voz desgarrándose al pronunciar aquellas palabras por los quejidos que salían de su garganta, siendo le difícil pronunciarlo con claridad. Haciendo a su hermana levantar la mirada para también ver al pelirrojo. Observando esa profunda tristeza en sus ojos mercurio que solía verlos brillar en las pocas veces que los vieron. Abrazándole mas fuerte al no poder hablarle e intentar tranquilizarlo. Llorando los dos junto a este.

Haciéndole recordar cuando Haru solía hacer eso. Tomando a los niños entre brazos, llevándolos a la cama para poder abrazar a alguien con el cual pueda desahogarse. Intentando no lastimarlos durante el abrazo. Acercándolos a el para recargar su cabeza en sus hombros. Respirando por un segundo el tan pequeño aroma del beta con el que dormían estos niños.

Gakushuu lo encontrará, él nunca se rinde.

Pensó, deseando que así fuera, que lo haya encontrado, no le importaba si lo regañaba y lo hacia llorar por decirle sus verdades. Solo quería que lo trajera salvo y salvo. Todos esos pensamientos negativos se iban a medida se desahogaba. Mojando las prendas de los niños mientras estos mojaban sus hombros.

Habían dejado de temor por él de lado solo para consolarlo. Le calmaba aquello, y en verdad necesitaba de un abrazo, ahora estaba recibiendo dos, desahogándose tanto como su corazón y pulmones le permitiesen. Sintiendo a su omega recibir a estos con tanta facilidad, cubriéndolos con sus brazos.

Miro de nueva cuenta el reloj, 12:34a.m.

Se escuchaban pasos de afuera, miro la puerta, deseaba tanto que viniera alguien o el propio Gakushuu y le mostrara a Haru, y tal vez recibiera un segundo regaño, tan solo quería ver a su hijo vivo y salvo.

(O&B) Omegaverse Asakar (AU) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora