XVII

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Sintió como lo sostenían, seguido de los golpes que le propinaba aquel sujeto.

-¿Que? ¿Aun no gritas?.

-J- jodete.

-Tal vez tengo que golpear más fuerte.- Pronuncio, golpeando su estomago, sacándole el aire, haciendo que sus compañeros le soltaran y este cayera al suelo.- ¡Anda, grita como la niña que eres, eres una deshonra para ser hombre!.- Grito, pateando su estómago, antes de sentir que caía al suelo con rudeza.- ¿Pero que-...- Se detuvo al ver aquella mirada, mirando a los ojos amatista mirarle con odio.

-Mejor callate, escoria. Alguien que no se atreve a pelear solo es débil, dependiendo de los demás solo para sentirse superior. La próxima vez, asegurate de no gritar, tan idiota no puedes ser.

-.... ¡Co- Corran!.- Gritaron, saliendo corriendo de ahí, girándose Asano al ver al chico.

-¿Puedes levantarte o te ayudo?.

-... Tch, no necesito... Tu ayuda.- Respondió, incorporándose lentamente.

-Creía que Satō era el tipo de personas que enseñarían a cualquiera a pelear si era para defenderse.

-Mi madre... Aprendió solo, yo también lo haré.- Dijo, levantándose antes de flaquear, siendo sostenido por los brazos de Asano..

-Si, no se te da bien.- Respondió.- Te llevare a la enfermería.

-Estoy bien.... Sólo son unos golpes.

-Si, aun cuando eres golpeado por muchos.- Respondió, cargándolo en su espalda.

-Mamá se enojara conmigo.

-Es tu culpa por dejar que te sigan atacando de esa forma.

-Callate, ¿tu que sabrías de lo que yo paso?.

-Nada, en realidad no me importa, pero se supone que estoy aquí para ayudar a los niños.

-No soy un niño.

-Si, si, lo que tu digas, Haru.

-Kyuuta esta bien.- Declaró, haciendo sonreír al pelinaranja, mirando a otro lado.- Aun... Quiero tomar esas clases...

-... Esta bien, pero tendrás que esperar tu turno.

-Lo haré.

-Y espero que hagas lo mismo con la libreta.

-Perdón.

-Eres tan des preocupante como Satō, e impulsivo, al menos no te dejas pisotear como él.

-¿Tengo parecido a mi madre?

-No lo conocí cuando era un niño, solo de adolescentes, pero si te pareces un poco, además de los ojos, y tu actitud es un tanto impulsiva, pero te pones torpe por cualquier cosa.

-No soy torpe.

-¿Si? Entonces demuestralo, Satō siempre se ponía torpe después de perder una apuesta. Era como un niño que no aceptaba perder.

-Asano, si gano una apuesta, responderás mis preguntas, ¿vale?.

-Si, te va a costar mucho ganarme.- Dijo, aceptando aquel acuerdo, regresando con los niños, sus hijos acercándose enseguida para abrazarlo, viendo sus ojos llorosos.

-Papá.

-Ya, dejen de llorar.

-Asano-kun, ¿que le paso a Haru?.

-Unos chicos le estaban golpeando, voy a llevarlo a la enfermería, ustedes sigan con el recorrido.- Sintió como sus pequeños se le juntaban, bajando la mirada para ver como niegan con la cabeza.- Esta bien, ustedes pueden ir conmigo.- Estos sonrieron, siguiendo a su padre después de que este se despidiera de los demás y comenzara a caminar hacia la enfermería.

-¿Y para que vamos? Solo necesito descansar.

-Creeme, estoy seguro de que prefieres no decirme donde esta tu cuarto.

-...- No respondió y tan solo dejo que lo siguiera llevando a la enfermería, dejándole ahí, colocándole un desinflamador, sintiendo el chico el frío de este seguido de un alivio en el lugar del golpe.

-Bien, te dejo, debo ir con los niños.

-Si.- Respondió.

-Bye, bye, Kyuuta.

-Hay, callense.- Se quejo, cubriendo su rostro con las mantas, los niños siguiendo a su padre. Volvió a quitar la manta de su rostro, mirando al adulto salir, soltando un suspiro, antes de incorporarse, sintiendo algo de dolor en su estomago. Definitivamente no correría esos días. Salio con cuidado, logrando divisar al pelinaranja antes de que este saliera de su campo de visión.

Se dirigió hacia su cuarto, llegando a este para poder acostarse en la cama de su madre, mirando su camisa ahora sucia, tendría que volver a mandarla a lavar ese día, se la quito, dejándola a un lado para ponerse una de las suyas. Tapándose nuevamente antes de dormir.

Mientras en otro lado, la mayoría de los visitantes se quedaban viendo a los niños. Observando a estos caminar y cantar una pequeña canción, junto a dos adultos que los cuidaban. Estos saludando a una que otra persona, llevando a los niños de vuelta a la guardería.

-Bien, ahora les toca su baño pequeños.

-Si.

-Asano-kun, si quieres yo puedo encargarme de bañar a tus hijos.

-Gracias, aunque Saya es muy tímida.

-Ya veo, no te preocupes pequeña, habrán muchas burbujas.

-¿B- Bubujas?

-Si, ven. Asano-kun, ¿puedes ir por los shampoo y jabón en el almacén?

-Claro, enseguida vuelvo.- Le dijo, esta asintiendo para llevar a los niños cerca de las bañeras, comenzando a llenarlas y verificar que el agua no este tan caliente ni tan fría.

Mientras en otra parte, el pelirrojo recorría el almacenamiento reacomodando algunas cosas, le molestaba tanto cuando los niños iban a jugar y dejaban un montón de cosas desparramadas. Aunque no es como si su hijo fuera un santo, siempre corría y casi atropellaba a las personas, además, dentro de poco tendría que dar los nuevos shampoo y jabones para los pequeños. Al menos estaba seguro que los niños no sentirían picor como la otra vez.

Tendría que considerar la opción de golpear a los mocosos que se les ocurre echar muy poco polvo pica pica en los shampoo.

-Permiso.- Escuchó que alguien dijo, reconociendo la voz, ocultándome detrás de las cajas.

Tierra tragame. Pidió en silencio, golpeando un poco su vientre. Si su omega estaba muy agradecido y él también, y su omega quería regresar le el favor con cariños, le iba a hacer muy difícil conseguir aquello. Respiro hondo, bien, tenia que controlarse, y actuar normal. Así que levantó una mano en señal de que hay estaba.

-Mira nada más, la naranja a vuelto.- Dijo y por poco se mordía la lengua y caía al suelo, había olvidado lo del desorden y con eso solo tuco un estremecimiento al sentir la mano de Gakushuu en su espalda para evitar que se lastime.

(O&B) Omegaverse Asakar (AU) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora