El hombre de bigote seguía mirando en silencio, con la soberbia sonrisa que lo caracterizaba, a todos sus súbditos a su alrededor en esa sección de los calabozos, buscando a alguien en particular.
- Eh... Hermano... Yo diría que levantaras un poco la cabeza... - Nino le tocó el hombro a Adrien que se había agachado, tomándose de las sienes con ambas manos como si de esa forma hubiera podido aislarse de esa situación. El rubio suspiró en resignación y se reincorporó, totalmente entregado a lo que podría llegar a ocurrir. Si bien el Rey no había mencionado su nombre, había algo en su interior que sabía que sería el seleccionado.
Armand mantenía su postura rígida junto al Rey, buscando también entre la multitud a la vez que los movimientos de sus ojos transmitían una sensación de enojo que no podría ser neutralizada de ninguna forma.
- Con que ahí estás! Acércate junto a tu soberano! - Tom hizo el gesto moviendo su mano en dirección a Adrien. Todos a su alrededor giraron para observarlo, algunos con desdén, otros con sonrisas malévolas, o quizás sinceras ya que deseaban estar en su lugar. Murmullos, chistadas y sonidos de decepción acompañaban al muchacho que, después de un pequeño empujón de parte de su amigo Nino, había perdido la batalla contra la inmovilidad de sus piernas negadas a avanzar hasta donde lo esperaba ese gordo hombre con corona.
- Por qué? Por qué!? Todo me tiene que resultar tan difícil! - La tortura mental nuevamente atacaba a Adrien. En solo un par de segundos, tuvo que componer su actitud derrotada para simular sentir orgullo por esa situación que lo condenaba aún más a la desgracia, para llegar con el pecho en alto hasta adelante y sentir una mano palmeándole el hombro.
La soberbia sonrisa seguía marcada en el rostro de Tom. - Ya todos conocen a Félix y estoy más que seguro que son conscientes del excelente trabajo que viene llevando a cabo en uno de los roles más importantes para mí. Si bien no tengo por qué darles explicaciones ya que, por supuesto, soy su Rey... - Falsas risas aduladoras se oyeron luego de que éste intentara hacerse el gracioso - ... es para que entiendan que no cabe lugar para dudas sobre si alguien más que él - Señaló al rubio junto a su lado, que mantenía la mirada perdida - es merecedor de la responsabilidad que conlleva pertenecer a la Guardia Real. - Verdad, muchacho? -
Adrien sufría por dentro. Levantó la mirada y asintió.
- Solo asientes? No tienes nada para decir? Vamos! - Le palmeó con fuerza y de forma "alentadora" la espalda.
- Que... Que me siento muy orgulloso, Su Majestad. -
- Pues avísale a tu cara niñaaaaa - Se escuchó un grito desde el fondo de la multitud.
- Silencio! Maleducados! Acaso se atreven a cuestionar la decision del Señor? - Armand exclamó con voz fuerte y firme, amenazando con desenfundar su espada.
- Ya, ya, Armand, es normal que se sientan celosos... Todos desean gozar de los beneficios de ser un Guardia Real. Pero acaso qué esfuerzos están haciendo para lograrlo? Más que quejarse y gritar desde las sombras? - El Rey aplaudió de forma tal que el sonido rebotó en las paredes de piedra, provocando un eco muy fuerte. - Vuelvan todos ya a sus tareas, si es que la próxima vez quieren estar de este lado y no detrás de los barrotes de hierro de este "hermoso" lugar como los son los calabozos... -
- Retírense! - El alto guardia comenzó a disipar la multitud, salvo por Nino que se acercó hasta su amigo y su alteza.
- Felicitaciones Félix - Le extendió su mano para unirla en un apretón con Adrien, levantándole las cejas para que cambiara su expresión de morir.
- Gra... Gracias, Nino. - Todavía estaba en shock.
Luego de que los amigos soltaron el apretón, Tom dio una palmada en el aire. - Muy bien, Félix, necesito que nos reunamos en mi sala para conversar sobre algunas cosas de tu nueva posición. Acompáñame. - Giró media vuelta y lanzó su caminar lento, haciendo que cada una de sus pisadas resonaran en el piso de ese lugar lleno de humedad y oscuridad.
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Entre Amor y Espadas - Miraculous Ladybug AU
FanfictionElla, con un destino fijado desde el día en que nació. Él, decidido por completo a dejar toda su vida atrás. Un encuentro fortuito que convierte la curiosidad de la Princesa en obsesión y la lealtad del Fugitivo en deseo. Será el amor explosivo el q...