Capítulo Décimo Noveno - Défense

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Marinette caminaba sonriendo ya que no podía dejar de pensar en la intriga que le provocaba conocer la posible reacción de Adrien al recibir su "presente". Cuando una dama entregaba su pañuelo a un hombre, significaba que estaba interesada en él. Éste era el código que se manejaba para la comunicación entre las parejas, ya que en la antigua sociedad represiva se cuestionaba cada acto que pudiera dejar mal vista la reputación de una mujer.

- Quedaré como una osada por haberle regalado mi pañuelo? - Se preguntaba mordiéndose el labio inferior, a la vez que sonreía y sus mejillas se coloreaban de rosado. - Pues no me importa si así es! - No tenía ni idea de como sobrellevaría la situación en el caso de que el muchacho correspondiera sus intenciones, pero estaba dispuesta a intentarlo con tal de tener algo que le diera aunque sea unas mínimas ganas de vivir.

Caminó durante varios minutos sumergida en sus propios pensamientos, recorriendo ese sendero por el que Nino la había llevado el día anterior en dirección al Castillo. Tal era su concentración, que no se dio cuenta de que a tan solo unos metros de distancia un grupo de jóvenes mucho mayores que ella reposaban sobre el tronco de unos árboles al costado del sendero de tierra desgastada, en una parte bastante cubierta de la luz. Los tres se quedaron obnubilados al verla pasar por delante de ellos con su capa violeta, sonriendo, totalmente inconsciente de lo que la rodeaba por estar soñando despierta. El mayor de los tres se levantó al instante y salió corriendo detrás de ella ante la vista de sus hermanos. - Hey, psst! - Le chistó antes de llegar a su lado.

Marinette se volteó enseguida, sorprendida, ya que no había visto que hubiera alguien más que ella por ahí. Sintió un ligero escalofrío al darse cuenta de que se encontraba sola junto a un muchacho desconocido y no respondió.

- Hola! - Exclamó él, agachando un poco la cabeza para mirarla de frente, ya que la azabache bajó la mirada al instante intentando no ser reconocida.

- Ho... Hola. - Respondió con mucha duda. No tenía ni idea de lo que podía llegar a suceder ni cuáles eran las intenciones de ese joven, por lo que prosiguió con su camino pero él se le atravesó por delante.

- Disculpa mi atrevimiento pero, qué hace una chica tan linda sola por aquí? Estás perdida? Quieres que te ayude a regresar a tu casa? - La observaba de arriba hacia abajo. Estaba a la vista que no era una simple pueblerina.

- No, gracias. No estoy perdida. - Se movió hacia un lado para seguir caminando pero, con mucha insistencia, el joven volvió a colocarse frente a ella.

- Entonces, sólo decidiste venir a dar un paseo por aquí? Qué curioso... - Siguió prestando atención a los detalles de su vestimenta y rasgos caminando a la par suya, intimidándola con la mirada. Movió su cabeza hacia el lado para hacerles la señal a sus hermanos de que se acercaran.

Marinette sintió una corriente eléctrica corriéndole por la espalda al notar como otros dos chicos salían de entre las sombras provocadas por las frondosas copas de los árboles al costado del camino que hasta hacía segundos estaba recorriendo con total tranquilidad. Tragó saliva un poco nerviosa, pero de inmediato levantó la cabeza para intentar demostrar valentía por más que estuviera comenzando a asustarse por dentro. - S... Sí. Solo salí a pasear, pero tengo un poco de prisa, así que adiós! -

El muchacho la tomó de la muñeca justo en el instante en que la azabache se había lanzado a caminar para huir sutilmente de ahí. - No, pero... Por qué tanta prisa? Ven, quiero que conozcas a mis hermanos... - Tironeó para llevarla hacia atrás, cerca de los árboles al costado del sendero. Ella no podía arriesgarse a resistirse porque era más que obvio que no podría contra tres hombres. Quizás sí con uno solo... Pero, tres? Solo podía apostar a la suerte y a la buena, aunque dudosa, voluntad de los jóvenes. - Te presento... Él es Thierry, mi hermano menor, y él es Herald, el del medio. Yo soy Remi, no me había presentado. - Le sonrió, sin dejar de sostenerla con fuerza de la muñeca.

Entre Amor y Espadas - Miraculous Ladybug AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora