Una inspiración profunda y desesperada se oyó en la precaria habitación, cuando Adrien despertó y se sentó repentinamente en la cama tratando de descifrar lo qué le había sucedido y dónde se encontraba.
- Tranquilo, Félix! Tranquilo! - Fu se acercó hasta el muchacho al verlo reaccionar tan bruscamente, colocando una mano en su pecho para calmarlo, procurando que lo viera a los ojos y lo reconociera. Su respiración estaba muy agitada y su mirada parecía estar clavada en la nada, como si algo le perturbara la mente.
- No! No! No quiero!! - Comenzó a gemir angustiado entre sollozos, llevándose las manos a los cabellos rubios que le caían sobre la frente sudada a la vez que movía su cabeza de un lado al otro.
- Ya, muchacho, tranquilo! Qué cosa no quieres? - Preguntó el anciano ahora tomándolo y zamarreándolo de los hombros para que recuperara la consciencia. - Adrien! -
Al escuchar su verdadero nombre el rubio reaccionó, volviendo a la realidad. Se dio cuenta de que se encontraba en el que ahora era su hogar, junto a Fu, que se veía muy preocupado por su bienestar. - Viejo! Qué... Qué pasó? - Preguntó confundido limpiándose unas pequeñas lágrimas que habían aparecido en las comisuras de sus ojos.
- Creo que tienes un don para aparecer de la nada tirado en el Bosque... No sé que te sucedió, pero te encontré a unos metros de aquí, inconsciente junto con todas tus cosas... De nuevo. Recuerdas algo? -
Adrien frunció sus labios y suspiró derrotado. - Creo que... Sí. Me metí en problemas, Fu. Problemas muy feos. - Levantó su vista como si fuera un perro mojado.
- Qué clase de problemas? - El anciano cruzó sus brazos preocupado y se sentó en una silla junto al muchacho.
- Bueno... Estaba buscando el Aloe Vera que me pediste por la parte Norte del Bosque y escuché algo... Estaban persiguiendo a un hombre indefenso... -
- Quiénes lo perseguían? - Frunció el ceño.
- Tres hombres a caballo... -
Fu bufó y golpeó sus muslos entendiendo todo. - Te metiste con la guardia Real? Eso quieres decirme? -
- Algo... Así. - El rubio se rascó la nuca y se quejó del dolor al darse cuenta de que tenía una hinchazón provocada seguramente por el golpe que lo desmayó en el calabozo.
- Ya te he dicho que te mantuvieras alejado de cualquier tipo de conflicto, Félix. Conozco este Reino como la palma de mi mano y sé muy bien cuáles son las consecuencias de entrometerse en los planes del Rey, por lo que de verdad me sorprende que estés aquí... Con vida. Me intriga saber qué pasó como para que solamente te hayan dejado aquí tirado. Prosigue... - Fu negaba con su cabeza y hablaba en una voz calma pero se sentía muy preocupado.
Adrien asintió cabizbajo. - Quise defenderlo... Pero no pude. Lo decapitaron y me atraparon. -
Fu no quería interrumpirlo, así que solamente lo observaba y escuchaba.
- Desperté en un calabozo, con mis muñecas atrapadas entre grilletes... -
- Te llevaron a los calabozos del Castillo? Y estás aquí ahora? - No pudo evitar interrumpirlo, pero realmente le sorprendía que lo hubieran liberado.
- Sí, pero... Hice algo horrible, viejo... - El pecho del rubio comenzó a agitarse, indicando que estaba a punto de largarse a llorar. Apretó sus puños por encima de sus muslos y con la cabeza inclinada hacia adelante vio como las lágrimas caían de a poco sobre sus manos. - Tuve que... Que... Me obligaron a... - Los sollozos no lo dejaban continuar.
- Tranquilo, Félix. - Fu se acercó a él y le palmeó la espalda para confortarlo.
- Me encerraron en una celda con otro chico igual que yo... Y ese hombre asqueroso nos obligó a luchar por nuestra vida. Entiendes eso? Tuve que... Tuve que matarlo, viejo! - Soltó esas duras palabras al mismo tiempo que le clavó sus gélidos y húmedos ojos verdes que rebalsaban de tristeza y miedo.
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Entre Amor y Espadas - Miraculous Ladybug AU
FanfictionElla, con un destino fijado desde el día en que nació. Él, decidido por completo a dejar toda su vida atrás. Un encuentro fortuito que convierte la curiosidad de la Princesa en obsesión y la lealtad del Fugitivo en deseo. Será el amor explosivo el q...