Capítulo 12

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La serie de Once Upon a Time y sus personajes aquí mencionados no me pertenecen

Muchas gracias por leer, por las estrellitas y especialmente por los comentarios.

Espero les guste.

Regina temblaba tenuemente aferrada al varonil y fuerte cuerpo del alfa sobre ella, mientras sentía que él se seguía derramando en su interior de forma intermitente, mandando oleadas de delicioso y delirante placer a su cuerpo

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Regina temblaba tenuemente aferrada al varonil y fuerte cuerpo del alfa sobre ella, mientras sentía que él se seguía derramando en su interior de forma intermitente, mandando oleadas de delicioso y delirante placer a su cuerpo. David respiraba agitado muy cerca del oído de la omega y mantenía una de sus manos en su cabeza acariciando su cabello de vez en cuando.

La reina nunca antes había sentido esa sensación de estar tan... llena y ensanchada gracias al miembro, la semilla y el nudo del alfa, de SU alfa. Era algo indescriptible que la acaparaba por completo y se sentía tan bien, tan correcto estar así, que sus ojos se llenaban de lágrimas ante el solo pensamiento.

Sin embargo, no pudo evitar lloriquear muy bajito de incomodidad porque su entrada se sentía como si hubiese sido forzada, quizá porque en realidad aún no estaba del todo preparada para ser anudada y solo esperaba que el príncipe se mantuviera así, quieto por un poco más para darle tiempo de acostumbrarse a su tamaño antes de continuar.

Porque sí, la reina estaba ansiando con cada fibra de su ser tener más sexo con su alfa en celo quien continuaba expidiendo ese delicioso olor que inundaba todos sus sentidos amenazando por momentos con hacer que Regina perdiera la cordura.

No pudo evitar aspirar su aroma profundamente de nuevo dejándose embriagar por él, provocando que su sexo se apretara involuntariamente con fuerza sobre la enorme erección que tenía muy dentro, lo escuchó gemir gravemente desde el fondo de su garganta y empujo su cadera contra ella mientras derramaba de nuevo su ardiente semilla llenándola un poco más.

El alfa apretó los dientes con satisfacción al sentirla estrecharse de nuevo sobre él, se sentía como nada en el mundo estar envuelto en ese cálido, apretado y suave interior que se ajustaba tan a la perfección alrededor de su palpitante y sensible erección, que David podía jurar había sido hecho para él y solo para él.

Se separó de la reina con rapidez irguiéndose por completo al tiempo que llevaba sus grandes manos a los muslos de su omega para empujarlos hacia el frente exponiendo todo de ella para él. La escuchó quejarse incómoda de nuevo, quizá por sus movimientos porque estaban anudados, pero David no se iba a detener por eso, no podía, no quería hacerlo.

Y es que en verdad estaba completamente poseído por su alfa, no podía pensar en nada ya con claridad, en nada que no fuera seguir follando a su omega, anudarla todas las veces que le fuera posible, descargar toda su semilla muy profundo dentro de ella y llenarla sin descanso hasta su límite.

Se quedó quieto apenas un par de segundos contemplando el punto donde estaban unidos, donde esos húmedos, rosados e hinchados pliegues se abrían alrededor de la base de su miembro y sintió la saliva inundar su boca ante el pensamiento de probarla, de saborear su esencia, penetrarla con su lengua y chupar su pequeño botón de placer hasta llevarla al orgasmo.

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