Capítulo 13

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La serie de Once Upon a Time y sus personajes aquí mencionados no me pertenecen.

Gracias a todos por leer, por las estrellitas y por sus amables comentarios, que me encantan como no tienen una idea.

Espero que el capítulo les guste.

Regina ni siquiera quería pensar cuánto tiempo había logrado dormir en realidad

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Regina ni siquiera quería pensar cuánto tiempo había logrado dormir en realidad. Estaba segura que habían sido solo algunos minutos antes de que David despertara de nuevo muy necesitado. Desde luego que le buscó con un poco de desespero provocando que la reina despertara y ella, simplemente no se pudo resistir.

Y bueno, ahí estaba de nuevo, bajo el fuerte y varonil cuerpo de su alfa que la estaba tomando de forma arrebatada, apasionada y oh tan, tan deliciosa que por momentos la hacía delirar del más puro y exquisito placer, uno que nunca nadie le había dado.

La reina tenía sus estilizadas piernas alrededor de la gruesa cintura del príncipe y con sus brazos le rodeaba por la espalda. Podía sentir en las palmas de sus manos la temperatura corporal del alfa, seguía siendo elevada, pero no tanto como al principio y sus movimientos eran ligeramente más calmados.

Inhaló profundamente y cuando el maravilloso olor de David la inundó se mordió el labio inferior porque eso la encendía de ardiente pasión y deseo por él, de unas ganas incontenibles de tener sexo con su alfa y su intimidad palpitaba de necesidad humedeciéndose en exceso como respuesta.

El príncipe se detuvo de pronto, Regina abrió un poco sus ojos y lo siguiente que supo fue que David besó cariñosamente su nariz tomándola por sorpresa. Fue solo un pequeño momento porque inmediatamente emprendió el ritmo de nuevo provocando que la omega se arqueara un poco y echara su cabeza hacia atrás porque había cambiado el ángulo de penetración y ahora golpeaba con precisión ese punto especial dentro de ella

- Eso es - siseó con gusto al verla y luego depositó un beso en su definida mandíbula

- Diooos - lloriqueó Regina con la voz estrangulada, los ojos fuertemente cerrados y húmedos a causa del placer. Se dejó caer en la cama y encajó sus uñas en la espalda del príncipe empezando a gemir audible y abiertamente.

David seguía poseído por su alfa, pero su necesidad ya no era tanta como hacía poco más de doce horas. Ahora era un poco consciente de todo lo que ocurría.

Aunque, el único pensamiento y sentimiento coherente que le acaparaba por el momento, era que se sentía inmensamente afortunado de ser un alfa en celo con su propia omega. No podía parar de agradecer que el destino hubiese conspirado a su favor a esas alturas de su vida y le concediera la fortuna de conseguirse una omega, y no era cualquier omega, sino esa hermosísima y sensual omega que soltaba por su entreabierta boca, los jadeos y gemidos más eróticos que solo había tenía la dicha de escuchar durante esos tres días en Neverland

- Mi preciosa omega - gimió sobre su bello rostro. Tenía sus ojos cerrados, una expresión de ardoroso placer, sus mejillas estaban divinamente encendidas y podía sentir que estaba totalmente entregada a él.

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