El Zenko Kitsune y la Miko

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A V I S O: AU Yokai

En su pequeño pueblo era bien sabido sobre la existencia de los Yokai. Seres sobrenaturales, capaces de trastornar a una persona o bendecirla.

Era común que algunas personas también de su pueblo se enamorasen de uno de estos seres, ya sea que se casaran o huyesen con estos para poder culminar su amor; no contando también que había personas que morían a manos de estos o eran poseídos por estos.

Y era su deber como Miko, exorcizar y bendecir las cosechas del pueblo. No le molestaba, siempre que podía ayudar a alguien lo hacía.

Y de alguna manera u otra, apoyaba la idea de su amiga Miko, Emma. Sobre que Yokais y humanos lograsen convivir en paz; algo que se veía difícil, pero no imposible.

Una suave risa y sonrisa se dibujó en su rostro mientras barría la entrada del templo. Le llenaba de ternura que aquella idea se viera reforzada desde que Emma se hubiese casado con ese Zenko pelinegro.

Suspiró.

Las Miko no debían casarse. Debían permanecer vírgenes.

Anna a veces fantaseaba con la idea de un romance, sabiendo que aquello se miraba imposible. Era una Miko, y debía comportarse como tal y dar el ejemplo.

Pero a veces deseaba ser un poco como Emma. Ser valiente, ser proactiva.

- No Anna, concéntrate. – se dijo, siguiendo con su tarea de barrer el templo.

...

Una vez hubo terminado su labor de limpiar, salió al bosque a recolectar hierbas medicinales. Y mientras lo hacía, no pudo evitar sentirse observada, pero por más que mirase a sus alrededores no parecía haber alguien.

Comenzó a ponerse en estado de alerta. Tal vez y un Yokai la estaba vigilando para atacarla en cualquier momento; aquello no hizo más que alterarla.

Levantó el canasto donde llevaba la hierba, comenzando a caminar devuelta al pueblo. Sentía más intensamente la mirada de alguien en su espalda, se mordió el labio inferior, ¿Tan lejos estaba el pueblo?

Escuchó gruñidos, asustándola y desesperándola. Quiso gritar, pero era presa del pánico; su hakama se atoró con la raíz de un árbol, haciendo que se cayera y de paso la canasta que llevaba consigo.

Trató con todas sus fuerzas de desatorarla, escuchando los gruñidos y aullidos de sus persecutores. Cerró los ojos llenos de lágrimas.

Genial, moriría y no por Yokais exactamente.

Los gemidos lastimeros de los lobos se escucharon, al igual que sus rápidos pasos de huida. Tuvo miedo de abrir los ojos, pero al sentir unas gentiles manos acariciar su rostro, la reconfortó y la instó a abrir sus ojos.

Se sorprendió al ver que se trataba de un Zenko. Uno de cabellos blancos y hermosos ojos azules.

Este le sonrió suavemente, ruborizándola.

- ¿Te encuentras bien?

Anna se esforzó por no llorar, y trató de hablar.

- S-Sí... Pensé que... Moriría. – dijo, bajando la mirada a su regazo. Entretanto, Norman la inspeccionó, en busca de una herida.

Desenredó con cuidado su hakama, para luego cargarla cual princesa. Anna se ruborizó por tan repentina acción.

- Tranquila, te llevaré al pueblo. Lo más importante ahora es tu salud. – le sonrió con suavidad, acelerando los latidos del corazón de Anna. Norman la miró, ladeando un poco sus orejas. – Creo haberte visto antes... ¿Eres amiga de Emma?

- S-Sí. Soy otra de las Miko que hay en el templo.

Norman sonrió.

- Ya veo. Aunque eres un poco joven para ser una, al igual que Emma.

- Fui adoptada desde joven por otra Miko del templo... Desde entonces he estado ahí como Miko.

- Mmmm... Tengo entendido que las Miko no pueden casarse, ¿Es eso cierto?

Anna sonrió con tristeza, asintiendo. Norman se disculpó.

- ¿Sabes? Yo pienso que el ser Miko no es impedimento para sentir amor, ¿No lo crees?

Cuando se lo preguntó, Norman la miraba directamente a los ojos, al igual que ella. ¿Acaso ella se estaría enamorando de él? ¡Pero ni siquiera lo conocía del todo!

- ... Supongo que sí.

Norman cambió su forma a la de una persona normal cuando comenzaron a acercarse al pueblo. Anna se avergonzó al notar las miradas de los pueblerinos en ellos, Norman simplemente los ignoró.

- Tranquila, sólo te curaré y luego me marcharé.

Por alguna razón, aquello no le gustó a Anna.

...

Sólo se había hecho uno que otro raspón, afortunadamente no se había torcido nada y no tendría ningún moretón. Aquello fue un alivio para la de orbes azul.

Mas cuando notó que Norman se iría, lo jaló suavemente de la manga. Él la miró curioso, mientras ella tenía la mirada baja.

- ... Por favor, no te vayas todavía. – cerró con fuerza los ojos, sintiendo el calor en sus mejillas. – Quédate un momento más... Por favor.

Un suave rubor abordó las mejillas del Zenko, a la vez que una sonrisa aparecía. Se soltó de su agarre, sentándose frente a ella, sorprendiéndola. Haciendo que lo mirase.

Él sonrió todavía más.

- No me voy a ir a ningún lado si eso es lo que quieres.

Anna sonrió.

- Me llamo Anna, ¿Y tú?

- Norman, gusto en conocerte, Anna.

En ese momento, Anna se permitió experimentar lo que todos denominaban "amor". Y Norman no fue indiferente a ese sentimiento.

-Traumada Taisho

Esto amerita una historia, pero más tarde xd ahorita no.

Zenko es un zorro benevolente, divino por así decirlo. Contrario a los Yako, que son traviesos y por así decir "malignos"; un Zenko puede tener tanto pelaje negro como blanco.

Miko, pues es una sacerdotisa :v

Perfectly Imperfect [Norann/Noranna]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora