Luz

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Había sangre a su alrededor, cadáveres de demonios, viseras e incluso cadáveres de algunos niños. Su capa, antes blanca, ahora se encontraba teñida de sangre al igual que parte de su rostro y cabello.

No había nadie más. Incluso su equipo había perecido, o eso creía.

El paisaje olía a sangre, y se el ambiente se sentía pesado, lúgubre, desolador. Sin embargo, algo de vida y luz prevalecía en aquel asqueroso ambiente.

Anna caminó lentamente hasta él. Se podría decir, que había logrado sobrevivir a toda aquella masacre; por un momento la comparó con una flor, entre la suciedad.

Se detuvo frente a él, mirándolo con una expresión tranquila. Sin duda, eso desconcertó a Norman.

- ¿Acaso no me temes?

- ¿Por qué debería?

- Yo provoqué esto... Estoy cubierto de sangre, y hay cadáveres a nuestro alrededor.

- Es verdad que tú provocaste esto, pero, aun así, no veo motivos para temerte.

- ¡Soy un monstruo Anna! ¿Acaso no lo ves?

Ella parpadeó, para luego sonreír. Acunó su mejilla, importándole poco el ensuciarse con sangre; Norman la miraba incrédulo.

- Yo no veo a un monstruo. Sólo puedo ver a un niño que tuvo que madurar demasiado pronto, y que sólo quería proteger a su familia... Brindarnos paz y libertad, sin importar los riesgos. – sonrió con ternura, acunando su otra mejilla. La mirada incrédula de Norman, comenzaba a tornarse acuosa. – Yo sólo veo a Norman... Al mismo Norman de siempre.

Y él lloró.

- No, no es cierto... Yo no... - ella negó, sin borrar su sonrisa.

- Sigues siendo Norman... Siempre has sido Norman. Y siempre lo serás. – a duras penas, logró juntar su frente con la de ella debido a su estatura, pero eso no importaba. – Para mí, siempre serás Norman, y no un monstruo.

El chico la abrazó, sorprendiéndola, aunque, aun así, correspondió el abrazo. No le importaba que su camisa se ensuciase o mojase, lo importante era que él se sintiera bien. Norman la abrazaba, cerrando con fuerza sus ojos.

Y no pudo evitar pensar, que ella era demasiado buena para este mundo. Que ella era luz.

Un rayo de luz, que necesitaba en toda su oscuridad que lo consumía.

- Gracias, Anna. – susurró, más tranquilo. Ella acariciaba su espalda, con una sonrisa suave.

- No hay nada que agradecer. – murmuró, separándose de él, para tomar su mano. Pues él con la otra, limpiaba sus lágrimas. – Vamos.

Y él la siguió en silencio.

La luz había despejado la oscuridad, aunque háyase sido poco. Pero eso, le bastaba por el momento.

-Traumada Taisho

Quería que fuese más trágico, pero no me salió >:'v

Perfectly Imperfect [Norann/Noranna]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora